Cómo puede una empresa familiar sobrevivir más de 200 años (y qué lecciones podrían sacar los emprendedores de hoy)
Los rumores que corrían en la ciudad estadounidense de Baltimore en 1895 no eran muy exactos. En las calles se comentaba que el negocio de la familia Loane.
Serena Solomon
Baltimore
Los rumores que corrían en la ciudad estadounidense de Baltimore en 1895 no eran muy exactos. En las calles se comentaba que el negocio de la familia Loane había cerrado.
Entonces, Javez Loane, que en esa época era el jefe de esta empresa dedicada a vender velas para barcos, toldos para ventanas, banderas y cobertores de carretas y caballos, salió a distribuir unos volantes para aclarar las cosas.
Los papeles decían: “No, el viejo JW Loane… no está fuera del negocio, aunque mucha gente crea lo contrario”.
La empresa familiar que en esa época era bastante próspera, hoy sigue operando en buen estado, bajo el nombre de Loane Bros.
No es un mal logro para una compañía que partió haciendo velas para barcos en 1815 y que 202 años se adaptó al mercado para vender toldos que se utilizan en eventos y en ventanas, además de equipos.
Con un nuevo Loan a la cabeza, el negocio ha sobrevivido durante seis generaciones de una misma familia.
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Y la palabra “sobrevivir” está bien empleada en este caso, dado que apenas el 3% de las empresas familiares logra llegar a la cuarta generación, de acuerdo a la revista especializada Family Business Review.
“Creo que hemos tenido mucha suerte en tantos años”, dice a sus 55 años Bryan Loane, el actual presidente de la compañía.
“Cuando una industria se venía abajo, fuimos capaces de seguir adelante”.
Joseph Lane, el aventurero fabricante de velas
Bryan le debe su vocación a Joseph Lane, un fabricante de velas de barco que emigró desde Inglaterra a Baltimore en 1815.
Y no pudo llegar a un mejor lugar, porque en esa época en Baltimore había una alta demanda por velas para navegar.
Cuando el negocio lo heredó su hijo y el vapor le ganó a las velas, la empresa se adaptó cambiando a la venta de toldos para combatir el apremiante calor del verano en esa zona.
Más tarde, en la década de los 50, llegó el aire acondicionado y entonces la fabricación y el arriendo de toldos (que no eran solo para cobijarse del sol), se transformó en el principal producto de la empresa.
Hoy, la compañía tiene cerca de 85 empleados y genera ingresos cercanos a los US$5 millones al año.
Además de arrendar carpas para bodas, recepciones y conferencias, también arrienda todo lo que se requiere en los eventos: desde sillas y vasos, hasta la pista de baile.
“Todavía estamos aprendiendo a mejorar lo que hacemos y cómo lo hacemos”, cuenta Bryan.
¿Qué pasará en el futuro?
Es incierto si el negocio pasará nuevamente a la próxima generación. Los dos hijos de Bryan tienen otros intereses y él es muy cuidadoso en no presionarlos para que trabajen en la empresa.
“Estaría sorprendido si mi hijo o mi hija se dedicaran al negocio”, dice.
“Cruzaremos ese puente más adelante, pero no estoy planificándolo”.
Loane Bros ha recibido varias ofertas de compra de distintos inversionistas.
Pero Bryan dice que ha visto la experiencia de otros negocios familiares que venden la firma y el resultado no ha sido bueno.
“La compañía desaparece después de un tiempo”, comenta.
“Ellos dicen que van a mantener a todos los trabajadores, pero no lo hacen”.
Muchos empleados de Loane Bros han estado ahí por décadas y a ellos podría venderles el negocio para que se transforme en una empresa donde los dueños son los propios trabajadores.
“Ellos han dedicado toda su vida a esto”, dice. Y está convencido de que esa es la mejor manera de preservar el legado del negocio que Joseph Loane creó hace más de 200 años.
“Estoy seguro de que Joseph nunca se imaginó que nosotros aún estaríamos dedicándonos al que fue su negocio”.