Hay pacientes con cáncer que presentan diagnósticos que pueden parecer muy similares y sin embargo uno puede morir y el otro vivir durante décadas.
A pesar de que dos tumores cancerígenos puedan parecer idénticos, hay algunos que son mucho más letales que otros.
Ahora un revolucionario estudio descubrió a qué se deben estas diferencias.
Los investigadores del Instituto Francis Crick, en Inglaterra, desarrollaron una forma de analizar el historial de un cáncer para predecir cómo será su futuro y la agresividad con que atacará al paciente.
El estudio llevado a cabo en pacientes con cáncer de riñón mostró que algunos tumores “nacen para ser malos” mientras que otros nunca se vuelven agresivos y pueden no necesitar tratamiento.
“Realmente no tenemos herramientas para diferencias entre los pacientes que necesitan tratamiento y los que pueden ser observados”, le dijo a la BBC la oncóloga Samra Turajilic, una de las investigadoras.
Un tumor puede matar rápidamente a un paciente mientras que otro paciente con un tumor que parece idéntico puede vivir décadas después del tratamiento.
Esto conduce a incertidumbre tanto para el paciente como para los médicos.
El cáncer de riñón es más común en personas de entre 60 y 70 años. Los síntomas incluyen:
El estudio, publicado en la revista Cell, analizó tumores de riñón de 100 pacientes con cáncer.
El equipo del Instituto Crick llevó a cabo un sofisticado trabajo de genética para identificar la historia del cáncer.
Fue algo similar a trazar la paternidad o el árbol genealógico de la enfermedad.
Descubrieron que a medida que el cáncer avanza o evoluciona le ocurren más mutaciones y, al final, distintas partes del tumor comienzan a mutar de formas diferentes.
Los investigadores tomaron decenas de muestras de diferentes partes del mismo tumor y después analizaron qué tan estrechamente vinculadas estaban.
Esto les permitió trazar la historia evolutiva de todo el tumor.
“Esto también nos muestra hacia dónde puede dirigirse el tumor”, explica la doctora Turajilic.
Los investigadores pudieron clasificar el cáncer de riñón en tres amplias categorías:
Los tumores que “nacen para ser malos” tienen mutaciones rápidas y extensas, y pueden crecer tan rápido que es probable que se propaguen alrededor del organismo antes de que incluso sean detectados.
La cirugía para extraer el tumor original podría retrasar el uso del medicamento para frenar la enfermedad.
Los tumores benignos están en el lado opuesto y tienen probabilidades de crecer tan lentamente que pueden no llegar a ser nunca un problema para los pacientes y quizás pueden ser solo monitoreados.
Los tumores intermedios tienen probabilidades de propagarse inicialmente a una sola ubicación en el organismo y pueden tratarse solo con cirugía.
Todavía queda el desafío de identificar cuál es la mejor forma de confeccionar tratamientos para cada tipo de tumor e incluso cómo llevar a cabo las pruebas de identificación de tumores en un hospital.
Las herramientas usadas en este estudio ahora están siendo investigadas en otros tipos de cáncer, incluido el de pulmón.
“No tenemos dudas de que se podrán aplicar a otros tipos de cáncer”, afirma la doctora Turajilic.
Los estudios también revelaron que las primeras mutaciones que condujeron al cáncer de riñón comenzaron a ocurrir medio siglo antes de que el cáncer fuera detectado.
Harpal Kumar, presidente ejecutivo de Cancer Research UK, afirma que el estudio es “revolucionario”.
“Durante años hemos luchado con el hecho de que hay pacientes con diagnósticos al parecer muy similares y que sin embargo presentan resultados muy diferentes”, explicó.
“Estamos aprendiendo de la historia de estos tumores para poder predecir mejor el futuro”.
“Esto es profundamente importante porque esperamos poder predecir la trayectoria que seguirá un cáncer en cada paciente individualmente para poder ofrecer tratamientos más personalizados”, concluyó.