Imagínate qué pasaría si tuvieras que aprender español desde el principio. “Este regalo es por ti”. “Soy en el supermercado”. “Cuando me llamaste no estoy en casa”.
Es muy difícil aclarar por qué a veces se utiliza “por” y otras “para”, por qué en algunas ocasiones se utiliza el verbo ser y en otras el verbo estar o la diferencia entre los pretéritos indefinido e imperfecto, pero son pequeñas cosas que se van mejorando cuando aprendemos un nuevo idioma.
No se trata solo de aprender inglés los lunes y los miércoles y el resto de la semana aislarlo de tu vida. Ve un paso más allá, aprende inglés de otra manera, sumérgete en el idioma de lleno.
¿Esto qué significa? Hay muchas formas o trucos de añadir el inglés a tu rutina diaria: para empezar, ve a las preferencias de tu móvil y cambia el idioma a inglés, intenta ver las series en versión original y pon los subtítulos en inglés también, bájate algún entretenido podcast, sigue a youtubers que hablen inglés, etc. Si las cosas que haces sí o sí, las haces en inglés, créeme que aprenderás el doble de rápido y te costará la mitad.
Seguro que no será muy difícil encontrar personas cuya lengua materna sea el inglés. Intenta que hablen contigo en inglés por lo menos la mitad del tiempo.
Si viajas a Reino Unido o EE. UU. aprovecha cada oportunidad que se te presente para practicar, aunque sea para pedir el billete del metro o una cerveza. Seguro que si investigas un poco encontrarás un grupo en Facebook o Meetup que practique un hobby o un bar donde se reúnan personas para hablar en inglés o a hacer tandem, de esta forma aprender es pan comido, además de entretenido.
El español, el francés, el portugués, el italiano o el rumano no se pueden considerar del todo idiomas extranjeros entre ellos, ya que todos derivan del latín y cuentan con un vocabulario, una sintaxis y una gramática muy similares.
Por el contrario, aprender inglés teniendo el español como lengua materna parece complicado, ya que el inglés deriva del anglosajón, una lengua germánica. También hay muchos lugares comunes, solo tenemos que encontrarlos.
Ahora sí, sé un loro. Una vez llegados a este punto, el último paso sería conseguir el acento más auténtico o, todo lo contrario, conseguir no tener acento ninguno.
¿Que cómo se consigue? Para que tu acento sea creíble tienes que escuchar atentamente lo que dicen los nativos y cómo lo dicen y repetirlo. Piensa que eres un actor y que te tienes que meter en tu papel. Imita aquellos acentos que te resulten más fáciles lo mejor que puedas.
A mí me resulta más fácil el acento americano porque es más relajado, se escucha en muchas series, películas y canciones, encuentra tú lo que mejor se adapte a tu entonación.
Al final, de lo que se trata es de familiarizarse con sonidos y acentos a los que no estamos acostumbrados.
Aunque al principio nos sintamos ridículos y pensemos que el acento es muy forzado, habrá que practicar el mítico “Are you talking to me?” delante del espejo las veces que haga falta.
El punto 5 es para los más pros, ya que consiste en conectar tu tercer o cuarto idioma con los demás. Una vez domines tu segundo idioma lo suficientemente bien como para leerlo, escribirlo y lo más importante, hablarlo, podrás usarlo para empezar a aprender el tercero.
Esto funcionará como una especie de entrenamiento doble: empezar con la parte básica del idioma número tres mientras perfeccionas el idioma número dos.
Pongamos que después del inglés quieres aprender portugués. Entonces tu objetivo no será “aprender portugués”, sino “to learn Portuguese”.
De esta manera, no será un aburrido juego de dos entre el nuevo idioma y tu lengua materna, sino una cadena que se extiende a lo largo de todos los idiomas y que reforzará tu conocimiento de todos ellos.