Una política de "tolerancia cero" que es señalada como una "grave violación" a los derechos humanos. El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, defiende la separación de niños migrantes de sus padres en la frontera con México, una medida que ha sido criticada por muchos.
La política de “tolerancia cero” que anunció Sessions el mes pasado contempla que los adultos que intentan cruzar la frontera, muchos de ellos con intención de pedir asilo, sean puestos bajo custodia y procesados por lo que dice es el delito de ingreso ilegal al país.
Como resultado, casi 2.000 menores fueron separados de sus familiares entre el pasado 19 de abril y el 31 de mayo, según los últimos datos difundidos por las autoridades estadounidenses.
La medida no solo ha sido denunciada por grupos de activistas, sino por Naciones Unidas, que el martes la calificó como una “grave violación de los derechos del niño”.
“El gobierno de Estados Unidos debería detener esta práctica de separar familias y dejar de penalizar lo que debería ser como máximo una infracción administrativa, la de entrada o estadía irregular en EE.UU.”, dijo Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Washington rechazó la declaración de la funcionaria de Naciones Unidas posteriormente y acusó a la organización de “hipócrita” al señalar a EE.UU., según declaraciones de Nikki R. Haley, embajadora de ese país ante la ONU.
Sessions dijo que aquellos que entran a Estados Unidos de manera irregular serían procesados penalmente, en un cambio a una política de larga data de procesar a la mayoría de los que cruzan por primera vez la frontera de una infracción menor.
Mientras a los adultos se les procesa por el delito de “ingreso ilegal”, los niños que los acompañan son separados por las autoridades y se consideran como menores de edad no acompañados.
Son puestos bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Sociales de Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés) y luego son enviados a la casa de un familiar, a hogares de acogida o a refugios.
Funcionarios de estos sitios han dicho que se les está agotando el espacio para recibir a más niños, según reportes de medios locales estadounidenses.
En las primeras dos semanas desde que se adoptó la medida de “tolerancia cero”, 658 menores de edad, incluidos bebés y niños pequeños, fueron separados de los adultos que venían con ellos, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés).
La práctica, sin embargo, estaba en marcha mucho antes, con reportes que señalan que más de 700 familias han sido afectadas entre octubre y abril.
No solo las familias que cruzan ilegalmente la frontera son sujetas a la medida, sino los que se presentan en puntos de entrada fronterizos del gobierno de EE.UU.
“Esto es muy extremo, no se parece a nada que hayamos visto antes”, dijo Michelle Brané, directora de derechos y justicia de los migrantes en la Comisión de Mujeres Refugiadas, una organización sin ánimo de lucro con sede en Nueva York que ayuda a algunos migrantes.
En muchos casos, las familias ya se reunificaron, luego de que uno de los padres o ambos fueran liberados. Sin embargo, hay reportes de familias que siguen separadas por semanas e incluso meses.
En gobiernos anteriores ha habido denuncias de separación de familias, pero algunos activistas señalan que eran pocos los casos.
El número de familias intentando entrar a Estados Unidos sin documentación está en aumento.
Por cuarto mes consecutivo en mayo, se registró un incremento en la cantidad de personas retenidas cruzando la frontera de manera irregular. En comparación con el mismo mes en 2017, subió el 160%.
“Las tendencias son claras: esto debe acabarse”, dijo el fiscal Sessions el mes pasado.
No está claro, sin embargo, si las estrictas medidas detendrán a los migrantes.
Muchos huyen de la violencia y la pobreza en países como El Salvador, Guatemala y Honduras. Permanecer allí podría significar una sentencia de muerte para algunos.
Grupos defensores de derechos humanos, activistas y representantes del Partido Demócrata han criticado duramente las separaciones, al advertir del trauma que puede infligir en los niños.
Pero Sessions defiende la política al argumentar que las separaciones “no eran su objetivo” pero que no era posible mantener a padres e hijos juntos.
Ningún otro país aplica la medida de separar a las familias que buscan asilo, según señalan activistas.
En la Unión Europea, que atravesó su mayor episodio de llegada de migrantes en décadas hace tres años, la mayoría de los solicitantes de asilo son retenidos en centros de recepción en los que se procesan sus pedidos.
Bajo la Convención de Dublín, los migrantes deben registrarse en el primer país de arribo.
Las medidas pueden variar de acuerdo a los diferentes Estados miembro pero, en la mayoría de los casos, las familias permanecen juntas.
ncluso en Australia, que tiene una de las políticas migratorias más restrictivas del mundo, incluida la detención de solicitantes de asilo que llegan en barco a controvertidos centros fuera del país, no existe una medida para separar a los padres de sus hijos.
Canadá, por otro lado, tiene un acuerdo con EE.UU. que permite que este país deniegue solicitudes de asilo a aquellos que viajan hacia el norte.
El gobierno canadiense ha intentado detener el número de migrantes que cruza en los puestos fronterizos después de una oleada de haitianos y nigerianos procedentes de EE.UU.
Sin embargo, no hubo informes de familias separadas por la fuerza.
“Lo que está haciendo Estados Unidos ahora, no hay equivalente”, dijo Michael Flynn, director ejecutivo del Proyecto de Detención Global, una organización sin fines de lucro con sede en Ginebra que aboga por los derechos de los inmigrantes detenidos.
“No hay nada como esto en ningún lado”, advirtió.