Miles de migrantes hondureños que huyen de la pobreza y la violencia marchan en caravana por Guatemala en su intento por llegar a Estados Unidos, desafiando las amenazas del presidente Donald Trump.
Agotados por el largo trayecto, caminando durante horas bajo el sol y la lluvia o también en aventón en vehículos, un primer grupo de casi un millar de hondureños se refugió en la Casa del Migrante, auspiciada por la Iglesia Católica en el centro de la capital guatemalteca.
Su objetivo es recobrar fuerzas y seguir hacia la frontera con México en su camino al norte.
Otro grupo similar ya se encuentra en el este de Guatemala tras alcanzar la tarde del lunes la ciudad fronteriza de Esquipulas.
Y este miércoles más de 400 hondureños ingresaron a El Salvador, para cruzar el país y sumarse también a la “Caminata Migrante”, según las autoridades locales.
“Esto (la caravana) es el principio de una avalancha que se viene, porque ya no soportamos tanta violencia”, dijo a la AFP Denis Contreras, uno de los migrantes que huyó de Honduras con su hermana y dos sobrinas.
El hombre, de baja estatura y ojos claros, que viste una camiseta de fútbol de la selección de Honduras, afirmó que su meta es llegar a Estados Unidos y no regresar a su país, al que considera sumido en “el caos” por la violencia y la pobreza.
Además, regresar a Honduras sería su sentencia de muerte porque huir “está mal visto” por las pandillas.
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La primera caravana, de más de 2.000 migrantes, salió el sábado pasado de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, tras una convocatoria hecha por redes sociales.
El lunes, un numeroso contingente de la policía guatemalteca intentó frenar su avance pero tras horas de tensión la multitud de migrantes logró llegar al poblado guatemalteco de Esquipulas y desde entonces han marchado en grupos hacia Ciudad de Guatemala.
El Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos en Honduras expresó su “grave preocupación” por la detención del periodista y defensor de derechos de los migrantes, Bartolo Fuentes, por parte de la policía guatemalteca mientras acompañaba la caravana.
En tanto, el presidente guatemalteco, Jimmy Morales, dijo a periodistas que este país ha colaborado junto a organizaciones humanitarias con asistencia a los migrantes, concediendo alimentos y alojamiento.
Asimismo, comentó que se ha comunicado con su homólogo hondureño Juan Orlando Hernández, y con el vicepresidente estadounidense Mike Pence para hablar abordar el asunto.
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“Hemos dialogado para evitar una migración que ponga en riesgo a las personas como a los países, como es un ingreso masivo sin que sean registradas y detallado cuál es la nacionalidad, no podemos asegurar que todos son de nacionalidad u origen hondureño, ni que estas personas en realidad vayan hacia el destino que dicen tener”, agregó.
También llamó la atención sobre la posibilidad de que se cometan ilícitos, como el tráfico de personas.
Cancilleres y vicecancilleres de Honduras, Guatemala y El Salvador se reunieron el miércoles en Tegucigalpa para analizar la crisis migratoria, con la participación de un enviado especial del presidente electo de México, Manuel López Obrador.
En el gimnasio deportivo del refugio para migrantes, acondicionado como dormitorio, María Ramos, de 43 años, desayuna cereal con su hija de 15 años antes de partir a una terminal de buses y emprender viaje hasta la frontera con México.
La misión es adentrarse por el estado mexicano de Chiapas, donde el gobernador Manuel Velasco anunció que atenderá a los migrantes pese a la advertencia del gobierno federal de frenar el ingreso a quienes no cumplan con las leyes migratorias.
Precisamente en el sur de México, un total de 244 policías federales antimotines arribaron este miércoles a la ciudad fronteriza de Tapachula (en Chiapas), para desplegarse en dos puentes internacionales del área y reforzar la vigilancia, además de controlar el pasaje de la caravana.
El sueño de los migrantes es obtener asilo en Estados Unidos, trabajar y ayudar a sus familiares en Honduras, aseguró Sairi Bueso, de 24 años, quien empuja un carrito con su pequeña hija de 2 años que sufre microcefalia.
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Con una tasa de homicidios de 43 por cada 100.000 habitantes, Honduras es considerado uno de los países más violentos del mundo, principalmente por la acción de las pandillas y del narcotráfico, una situación que impera también en Guatemala y El Salvador.
Además, el 68% de los nueve millones de habitantes en Honduras vive en condiciones de pobreza.
El nuevo éxodo de migrantes no sentó bien en Washington y Trump amenazó a los presidentes de Honduras, Guatemala y El Salvador de poner fin a la ayuda financiara que Washington les concede si no detienen la caravana.
“Si permiten que sus ciudadanos, o terceros, crucen sus fronteras y lleguen a Estados Unidos, con la intención de entrar ilegalmente al país, ¡todos los pagos hacia ellos se TERMINAN (FIN)!”, sentenció Trump en Twitter el martes.
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Este miércoles, Trump elevó sus amenazas al pedir reformas a “las horrendas, débiles y desactualizadas leyes de inmigración”.
El sacerdote católico y activista Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante en Guatemala, indicó a la AFP que el gobierno estadounidense “es demagogo” con esas advertencias, acusándolo de “nunca apoyar a los pobres” y provocar la migración forzada.
Con información de: Henry MORALES ARANA © Agence France-Presse