Entre las principales enfermedades infecciosas están el sida, la lepra o la hepatitis C.
La lista de enfermedades infecciosas es enorme.
Y aunque existe vacuna para muchas de estas enfermedades -las causadas por microorganismos como un virus, bacteria, protozoo u hongo- también hay otras para las que no, como el sida, la lepra, la hepatitis C, la malaria o la sífilis.
La buena noticia es que tienen tratamiento y con buenos pronósticos. Y también hay cosas que se pueden hacer para prevenir el contagio.
A continuación, te explicamos estas patologías, sus síntomas, tratamientos y formas de evitarlas.
Qué es: se trata de una infección de transmisión sexual (ETS) provocada por el VIH, un retrovirus que ataca el sistema inmunológico.
Se transmite por el sexo vaginal, anal y oral, y también por el uso de jeringa e instrumentos punzocortantes infectados, además de por la transfusión de sangre contaminada. También una madre infectada se lo puede pasar a su hijo durante el embarazo, en el parto o en la lactancia.
Es importante destacar que portar VIH no es lo mismo que tener sida: hay muchas personas seropositivas (que el virus está presente en su cuerpo) que pasan años sin presentar ningún síntoma y sin desarrollar la enfermedad. El acrónimo “sida” deriva de síndrome de inmunodeficiencia adquirida, y se refiere a la enfermedad creada por el virus.
Síntomas: en la fase inicial, llamada de infección aguda, la enfermedad puede ser fácilmente confundida con una simple gripe, pues provoca fiebre y malestar.
Otros signos comunes son manchas por el cuerpo, ganglios inflamados en el cuello y dolor de garganta. La fase siguiente, que es asintomática y puede durar varios años, “está marcada por la fuerte interacción entre las células de defensa y las constantes y rápidas mutaciones del virus”.
Después viene la fase en que los síntomas aparecen: diarrea, fiebre, astenia (pérdida o disminución de la fuerza física), sudoración nocturna y pérdida de peso superior al 10%. Con el paso del tiempo, el sistema inmunológico es cada vez más débil, favoreciendo el surgimiento de enfermedades como hepatitis virales, tuberculosis, neumonía, toxoplasmosis y hasta algunos tipos de cáncer.
Diagnóstico y tratamiento: el sida se diagnostica con una prueba de sangre y el tratamiento consiste en una combinación de medicamentos antirretrovirales (ARV), cuyas funciones son impedir la multiplicación del VIH en el organismo y evitar el debilitamiento del sistema inmunológico para así mejorar la calidad de vida y prolongar la supervivencia. El paciente necesitará tomar los medicamentos el resto de su vida.
Prevención: uso de preservativos (ya sean femeninos o masculinos) en todas las relaciones sexuales y utilización de jeringas y agujas desechables y guantes para manipular heridas y líquidos corporales.
Qué es: es una enfermedad infectocontagiosa, curable y que afecta principalmente a la piel y los nervios periféricos. Es causada por el bacilo Mycobacterium leprae y su transmisión ocurre por el contacto con la tos y el estornudo, y por el contacto cercano y prolongado con personas infectadas.
Síntomas: varían según el tipo de enfermedad, pero los más comunes son manchas blanquecinas, rojizas o marrones en cualquier parte del cuerpo, acompañadas de la pérdida o alteración de sensibilidad térmica (calor y frío), al tacto y al dolor, principalmente en las extremidades de las manos y de los pies, en la cara, en las orejas, en el tronco, en las nalgas y en las piernas.
También puede causar caída de cabello, ausencia de sudor, hinchazón y disminución de la fuerza de los músculos de las manos y de los pies, fiebre, edemas, dolor en las articulaciones, atrofia muscular y sangrado de la nariz. El agravamiento de la enfermedad todavía puede causar graves deformaciones físicas y orales y problemas oculares.
Diagnóstico y tratamiento: para diagnosticar la lepra es necesario hacer exámenes clínicos, dermatoneurológicos y de sensibilidad.
El tratamiento es ambulatorio (sin la necesidad de ser hospitalizado) y se hace con el uso del antibiótico poliquimioterapéutico. La duración es determinada por el médico: puede ser de entre seis meses y dos años. Con el tratamiento correcto, ininterrumpido y hecho en las etapas iniciales de la enfermedad, la lepra tiene cura. Además, durante el tratamiento los pacientes dejan de ser contagiosos y por lo tanto no necesitan quedarse en aislamiento.
Prevención: para no contraer la lepra es fundamental evitar el contacto con personas infectadas. Fuera de eso, cuando la enfermedad ya está presente, la mejor forma de prevenirla las incapacitaciones físicas que provoca es el diagnóstico precoz.
Qué es: causada por un virus (HCV), la hepatitis C es una infección que afecta al hígado.
Su transmisión se da por el contacto con sangre infectada, lo que puede ocurrir compartiendo jeringas, agujas, cuchillas de afeitar, alicates de uña y otros objetos contaminados. También se puede transmitir en procedimientos quirúrgicos, odontológicos, de hemodiálisis, transfusión y endoscopia cuando las normas de bioseguridad no se aplican y, menos comúnmente, en el parto y durante el sexo desprotegido.
Síntomas: no siempre la enfermedad presenta síntomas, y muchas veces son inespecíficos, lo que hace que sea más difícil diagnosticarla. De todos modos, algunos de ellos son debilidad, piel y ojos amarillentos, orina oscura, heces claras, malestar, mareos, vómitos y fiebre leve.
Cuando el virus persiste por más de seis meses, lo que es común en hasta el 80% de los casos, puede evolucionar hacia la forma crónica. Cuando esto pasa, uno de cada cinco pacientes corre el riesgo de desarrollar cirrosis y, del 1% al 5%, cáncer de hígado.
Diagnóstico y tratamiento: la hepatitis C, diagnosticada a través del examen de sangre, tiene tratamiento con grandes probabilidades de éxito (del 90% al 95%) cuando se sigue correctamente. Normalmente, dura cerca de tres meses con el uso de antivirales de acción directa.
Prevención: evitar la enfermedad es hasta fácil, basta no compartir elementos personales, como cepillo de dientes, máquina de afeitar, alicate, jeringa y aguja; asegurarse de que los objetos que se utilizan en los salones de belleza y de tatuaje, por ejemplo, hayan sido debidamente esterilizados y usar condón. Fuera de eso, toda mujer embarazada necesita hacerse los exámenes prenatales para detectar la patología.
Qué es: se trata de una enfermedad infecciosa febril aguda, no contagiosa, causada por protozoos Plasmodium -hay más de 100 tipos-, transmitidos por la hembra infectada del mosquito Anopheles.
Síntomas: el principal es la fiebre alta, de 38 ºC o 39 °C, con escalofrío, temblor y sudoración. Puede ocurrir de forma cíclica, yendo y volviendo cada tres días, más o menos. Antes de eso, es común que el paciente sienta náuseas, cansancio y falta de apetito. En la forma grave puede haber postración, alteración de la conciencia, falta de aire o hiperventilación, convulsión, hipotensión arterial o choque y hemorragia.
Diagnóstico y tratamiento: El tratamiento se realiza con medicamentos que se eligen según algunos factores, como la especie del protozoo infectante, la gravedad, la edad del paciente y las condiciones asociadas (embarazo y otros problemas de salud, por ejemplo).
Prevención: no existe vacuna contra la malaria, pero un grupo de investigadores del Centro de Terapia Celular y Molecular de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) y de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de São Paulo (FCF-USP) está desarrollando una para combatir la forma de malaria con mayor distribución geográfica y prevalencia en el continente americano, la vivax.
Hasta entonces, lo importante es evitar a toda costa ser picado por el mosquito transmisor.
Se recomienda no salir de tarde sin protección, usar ropa de colores claros y que cubran la mayor extensión posible del cuerpo, no echarse perfume, aplicar repelente de mosquitos de acción prolongada e instalar un mosquitero en la cama y pantallas en las ventanas y puertas.
También es fundamental evitar que haya lugares con agua estancada, ya que es allí donde se crían los mosquitos.
Qué es: es un a ETS exclusiva del ser humano, causada por la bacteria Treponema pallidum. Tiene diferentes etapas (primaria, secundaria, latente y terciaria) y dos tipos: adquirida, cuando es transmitida por el sexo sin condón con una persona infectada, y congénita, cuando se pasa al bebé durante la gestación o el parto.
Síntomas: así como con la hepatitis C, esta enfermedad prácticamente no presenta síntomas en la fase primaria. Lo que puede ocurrir es que surja una herida en el pene, la vulva, o la vagina, el cuello uterino o el ano. En la mayoría de los casos, si no se rasca, duele o arde y se cura sola, así que muchos no van al médico.
En la fase secundaria, es común padecer manchas en el cuerpo, fiebre, malestar, dolor de cabeza y los bubones (inflamación de nódulos linfáticos) son comunes. La latente, dividida entre reciente (hasta 1 año después del contagio) y tardía (más de 1 año después), es asintomática.
En la terciaria, los signos surgen en un período de entre 2 y 40 años después del contagio e incluyen lesiones en diversos órganos y tejidos, pudiendo generar demencia, aneurisma de la aorta y artritis, entre otros males. En el caso de la sífilis congénita, los riesgos son aborto, malformación del feto, sordera, ceguera, deficiencia mental e incluso muerte del bebé al nacer.
Diagnóstico y tratamiento: la prueba para el diagnóstico de la sífilis es simple y rápida. Se hace a través de un análisis de sangre o de analíticas de laboratorio de lesiones en la piel. Una vez confirmada la enfermedad, el tratamiento se realiza sólo con penicilina, cuya dosis dependerá de la etapa.
Prevención: se previene con el uso regular de condones.