En inglés hay un dicho que reza: "Beer before wine and you'll feel fine, wine before beer and you'll feel queer".
La traducción vendría a ser que, de cara a la más que previsible resaca que tendremos tras haber mezclado varias bebidas alcohólicas, es mejor beber primero cerveza y después vino.
De lo contrario, parece que al día siguiente nos sentiremos todavía peor.
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La cultura popular anglosajona no es la única que refleja la creencia de que, cuando se trata de tomar más de una bebida alcohólica, el orden de los factores sí altera el producto.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en el ‘American Journal of Clinical Nutrition’ refuta la idea de que el orden en que tomamos bebidas alcohólicas afecte a la gravedad de la resaca.
Sorprendentemente, no se sabe qué es exactamente lo que causa la resaca, y la ciencia no le encontró un remedio realmente efectivo.
Para saber si el orden en que tomamos las bebidas alcohólicas afecta a cómo nos sentimos al día siguiente, los científicos eligieron a 90 estudiantes de entre 19 y 40 años y los dividieron en tres grupos:
Una semana más tarde, los participantes del primer y el segundo grupo se intercambiaron, mientras que los del grupo de control cambiaron a la otra bebida alcohólica.
Se les pidió que juzgaran cuán borrachos estaban al final de cada día de estudio y estuvieron bajo supervisión médica durante la noche.
Las conclusiones del estudio fueron que cambiar el orden de las bebidas no se tradujo en una diferencia significativa a la hora de valorar la resaca, cosa que hicieron mediante un cuestionario.
Según el estudio, la sensación de ebriedad que tenían los participantes y el hecho de si vomitaban o no eran los mejores indicadores de cómo se sentirían al día siguiente.
Los investigadores tampoco lograron predecir la intensidad de la resaca en función de factores como la edad, el peso, los hábitos de consumo y la frecuencia con la que tenían resaca.
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Sin embargo, sí hubo una diferencia entre mujeres hombres: parece que ellas tendían a sufrir una resaca ligeramente peor que los hombres.
Jöran Köchling, uno de los autores del artículo de la Universidad Witten/Herdecke, explicó: “La única forma segura de predecir lo mal que te sentirás al día siguiente es cuán borracho te sientes y si estás enfermo. Debemos tener en cuenta estos toques de atención cuando bebemos”.
Aunque la ciencia no acaba de descifrar el porqué de la resaca, se cree que las causas tienen que ver con la deshidratación, con el sistema inmunológico y con trastornos del metabolismo y las hormonas.
Los colorantes y los aromas también pueden empeorar la resaca, lo que podría explicar por qué bebidas con la misma concentración de alcohol pueden causar una resaca más severa.
Uno de los hallazgos del estudio fue que los participantes que vomitaban tenían más probabilidades de tener una resaca peor.
¿Significa eso que provocarse el vómito para deshacerse de parte del alcohol consumido y disminuir así la resaca también es un mito?
Kai Hensel, uno de los autores del estudio de la Universidad de Cambridge, afirmó que deshacerse de parte del alcohol significaba que el cuerpo absorbería menos, lo que podría hacer que uno se sienta mejor al día siguiente.
Pero, aun así, aseguró que era una práctica que él no recomendaría.
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“Si llegas a un punto en el que necesitas estar enfermo, probablemente has pasado el punto de no retorno”, añadió.
Y es que, por desagradables que sean, las resacas tienen un propósito: los expertos afirman que son el sistema de advertencia de la naturaleza para alentarnos a beber menos.
No hay una cura mágica para la resaca. De todas maneras, es posible aliviar el malestar rehidratándose, con analgésicos como el paracetamol y el ibuprofeno y tomando alimentos azucarados.
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Sin embargo, sí hay algunos trucos que pueden reducir la posibilidad de acabar con resaca, más allá del más obvio: beber menos.
(Fuente: sistema público de salud del Reino Unido)