Tras semanas combatiéndolos, los incendios en Bolivia siguen fuera de control.
Los esfuerzos de los aviones cisterna provistos por la comunidad internacional, la acción del gobierno y los miles de efectivos y voluntarios desplazados a la zona crítica no han sido suficientes para aplacar los fuegos.
Comenzaron en mayo y se intensificaron el agosto, al igual que en la región amazónica de la vecina Brasil, y en Bolivia ya han arrasado dos millones de hectáreas.
Así informó este martes Cinthia Asín la secretaria de Medio Ambiente de la Gobernación de Santa Cruz, el departamento más afectado.
“Ya vamos más de 2 millones de hectáreas quemadas en el departamento de Santa Cruz, ya vamos casi un mes (con el problema) y aún no se declara desastre nacional al país”.
De ellas, más de 758.000 corresponden a bosques quemados, de acuerdo al ministro de Defensa boliviano Javier Zavaleta, y el resto son pastizales.
“Hemos tenido un incremento en los focos de calor en los últimos dos días. Estábamos entre 700 y 800, pero los que ahora estamos enfrentando han llegado a 3.300“, explicó Zavaleta este martes en el programa Que NO Me Pierda de la televisión local Red Uno.
El ministro achacó el aumento a “vientos bastante fuertes (que tuvieron lugar) entre el sábado, domingo y parte del lunes”.
Y aclaró que, aunque se está lejos de los 8.000 focos que hubo el 17 de agosto en la Chiquitanía, una zona boscosa de transición entre la Amazonía y el Chaco, tras lograr “controlar relativamente” los incendios, hay ahora un repunte.
Varias organizaciones civiles de la región de Santa Cruz, ubicada en el oriente del país y la más afectada, pidieron al gobierno declarar el estado de emergencia nacional, insistiendo en que ayudaría a canalizar la ayuda internacional.
Por su parte, el ministro de defensa responsabilizó, además de aquellos agricultores que queman sus propiedades como método para cultivar y se les escapa de control, a “saboteadores” que juegan a “un juego perverso” y “encienden el fuego de forma deliberada”.
“Si antes teníamos la impresión, la sospecha, ahora está absolutamente claro que hay saboteadores”, dijo.
El presidente del país, Evo Morales, ya había adelantado el deterioro de la situación actual en Twitter el pasado 9 de septiembre.
“Lamentablemente, entre ayer y hoy se ha registrado un aumento de focos de calor en Concepción, San Ignacio, San Matías y Charagua. En este momento, tendríamos más de 1.000 focos”, escribió Morales.
La mayoría de los focos se encuentran en la región de transición entre la Amazonía y El Gran Chaco, en el sureste del país.
Casi la mitad de las pérdidas se encuentran en “áreas protegidas”, conocidas por albergar una amplia diversidad biológica.
Científicos del Colegio de Biólogos de La Paz estiman que la regeneración del ecosistema local tardará alrededor de 300 años.
El pasado lunes, Amnistía Internacional pidió a Evo Morales suspender el decreto en que autoriza el “fuego controlado” en las zonas afectadas para que los agricultores amplíen las zonas de cultivo.
En un comienzo, el mandatario boliviano descartó pedir ayuda de fuera, pero las presiones domésticas e internacionales cambiaron la hoja de ruta y Morales terminó aceptándola.