Una mujer de 25 años se presentó en el hospital de Rodhe Island, en Estados Unidos, con síntomas de fatiga, dificultades respiratorias y decoloración de la piel, que se había tornado en algunas partes de su cuerpo de un color azul marino. Lo más visible eran las uñas.
El caso lo publicó esta misma semana The New England Journal of Medicine.
Según este diario médico, cuando la mujer fue atendida en el departamento dSe urgencias del hospital, tenía 22 respiraciones por minuto, lo que significaba que existía algún tipo de anomalía, ya que lo habitual para un adulto es entre 12 y 20, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
“Me siento débil y estoy azul”, le dijo la mujer a los médicos, según recoge el diario británico The Guardian.
Su saturación de oxígeno era más baja de lo normal, de un 88%, y la situación no mejoró con el suministro de oxígeno complementario.
Los médicos de guardia, entre ellos el doctor Otis U. Warren, que firma la nota en The New England Journal of Medicine, determinaron que estaba cianótica.
La cianosis es una afección del corazón que provoca la coloración azul de algunas partes de la piel, especialmente de labios y dedos de manos y pies, debido a la pobreza de oxígeno en sangre, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Cuando no hay suficiente oxígeno en sangre, ésta es azulada en lugar de roja.
La mujer tenía lo que el doctor Warren llama “metahemoglobinemia adquirida“, un raro trastorno sanguíneo que hace que el cuerpo produzca más metahemoglobina, un tipo de hemoglobina.
Es precisamente esta metahemoglobina la que impide que el oxígeno se libere de forma correcta en los tejidos, tornando la piel de un cierto color azulado.
La metahemoglobinemia puede ocurrir después de la administración abusiva de algunos medicamentos, entre ellos la benzocaína.
La paciente había tomado este remedio el día anterior para aliviar el dolor en un diente.
El tratamiento consistió en la administración de un antídoto, azul de metileno, y en pocos minutos los síntomas se habían mitigado.
Pese a todo, los doctores decidieron que permaneciera la noche en el hospital y le administraron una segunda dosis de metileno antes de darle el alta.