Quizás los has estado viendo en tu comunidad, posiblemente seas tú una de las personas que los lleva a cabo.
Se trata de actos de solidaridad que, en medio de la pandemia de covid-19, muchas personas están realizando para ayudar a sus vecinos y a los más vulnerables ante este nuevo coronavirus.
Pese al drama que representa la propagación del SARS-CoV-2, en BBC Mundo te queremos contar siete historias de solidaridad que se han dado en diferentes países y que podrían sacarte una sonrisa.
En la provincia del Chaco, en el noreste de Argentina, unos 50 voluntarios se dedican a hacer barbijos o mascarillas para médicos y personal sanitario y de seguridad de la región.
“Desde que se decretó la emergencia, se comenzaron a armar grupos de voluntarios en toda la provincia y hoy se están confeccionando barbijos en las casas”, le dice a BBC Mundo Carlos Leonelli, responsable del área de voluntariado del gobierno de la provincia del Chaco.
De acuerdo con Leonelli, el gobierno local así como la Red de ONG’s de la provincia del Chaco, le facilitan los insumos a los voluntarios y se los llevan a sus viviendas para que cumplan con “el aislamiento social obligatorio” y así evitar la propagación del virus.
“Los barbijos se están haciendo siguiendo las normas sanitarias y dentro de los protocolos de sanidad. Las telas que se usan son antibacteriales”.
Algunos voluntarios, indica Leonelli, los hacen con “hilo y aguja”, mientras que “también tenemos más de 30 costureras que los hacen con sus máquinas de coser”.
“En un solo fin de semana, el sábado y el domingo pasados, se hicieron 5.000 barbijos. Todos por voluntarios”.
La campaña, que se llama “Haciendo voluntariado desde la casa”, también incluye la donación de alimentos no perecederos, sábanas, libros, juegos de mesa, revistas, televisores, ropa; y busca apoyar a grupos de riesgo como adultos mayores y personas sin hogar.
Las personas que quieran donar se deben comunicar con la Red de ONG’s para coordinar cuándo se puede recolectar su donación.
La solidaridad entre vecinos ha sido clave en muchas regiones de Venezuela para hacerle frente a la crisis económica que ha afectado el acceso a medicinas y alimentos.
Ahora, con la pandemia de covid-19, un grupo de madres, que se organizó en Caracas hace varios años para frenar la violencia en sus comunidades, forma parte de los esfuerzos para evitar que los más vulnerables queden expuestos al virus.
Desde el barrio popular de Catuche, en el centro de Caracas, una de esas “Madres promotoras de la Paz”, Doris Barreto, le cuenta a BBC Mundo los desafíos de ayudar a los vecinos cuando se está en cuarentena.
“No nos podemos reunir. Estamos encerrados en la casa, pero como las casitas quedan pegadas. No hay problema”. Además, explica, la coordinación se hace vía telefónica. La conexión a internet no siempre es estable.
“Se le está brindando un apoyo fuerte a las personas de la tercera edad. Se les está ayudando para que no salgan de su casa. Si alguien necesita un medicamento, alguno de los vecinos va y se lo compra o si lo tiene en su casa, se lo lleva”.
“No permitimos que salgan al mercado, es decir, que no salgan ni a la puerta de su casa. Si hay que comprarles el mercado, las madres van”.
“Si le falta el agua, porque aquí falta mucho el agua, alguien le carga el tobito(envase de plástico)de agua a la señora para que no salga de su casa”.
“Si no tiene nada que comer, se busca entre los vecinos a ver quién tiene y se comparte. O se cocina en la casa y se le lleva la comidita hecha”.
De acuerdo con Barreto, la solidaridad no sólo va dirigida a los adultos mayores, sino que se manifiesta en todos los grupos.
“Si a mi me falta un paquete de harina y una de las madres la tiene, la compartimos entre las dos. Esa es la forma en que nos apoyamos porque no hay nada más que podamos hacer”.
LC Paper en Gerona, España, fabrica y exporta papel higiénico y productos como manteles y servilletas de papel.
Pero cuando los bares y restaurantes se cerraron para evitar la propagación del virus, la fábrica decidió dedicarse a producir solo papel sanitario y papel para uso hospitalario.
“Cuando la crisis realmente comenzó a afectar a los hospitales de la región, hubo una clara escasez de materiales médicos. Lamentablemente, el proceso de reabastecimiento de suministros hospitalarios es realmente lento y pone a las personas en riesgo en las circunstancias actuales”, dice el supervisor Pau Vila.
Hace dos semanas, la fábrica canceló la producción normal y ahora solo produce toallitas para manos, rollos de papel para las camillas y papel higiénico para uso hospitalario.
Hasta hace pocos días, la palabra “caremongering” no existía. Pero algo que comenzó como una iniciativa para ayudar a personas vulnerables en Toronto, Canadá, se convirtió en un movimiento que se está propagando por otros países.
“Caremongering” busca ser el opuesto de “scaremongering” (alarmismo en inglés) y apela a actos de solidaridad en una comunidad.
Mahita Nagaraj, quien vive en Bangalore, India, comenzó Caremonger India.
Se trata de un grupo en Facebook que busca brindarle apoyo a los miembros vulnerables de su comunidad por el brote de coronavirus.
En poco más de una semana, el grupo ha crecido de un puñado a más de 5.800 voluntarios.
El grupo le da prioridad a las personas más vulnerables de la comunidad, que se organizan en cuatro categorías: ancianos, personas con discapacidades físicas, cualquier persona con un niño menor de 12 meses y personas con problemas médicos preexistentes.
“El grupo de Facebook nació del hecho de que mis propios amigos estaban preocupados por lo que sucedería con los miembros vulnerables de su familia en cuarentena”, dice la fundadora del grupo.
“Me ha sorprendido la disposición de las personas a ayudar a otros en sus comunidades, considerando todo lo que está sucediendo. Pero creo que desde la perspectiva de los voluntarios, se trata de que cada persona contribuya a algo mucho más grande que ellos. Por lo tanto, no estoy sorprendida de que la gente haya aceptado el desafío“, señala.
El grupo ya cuenta con suficientes voluntarios para cubrir pueblos y ciudades en todo el país.
El chef español y estadounidense José Ramón Andrés Puerta, más conocido como José Andrés, ha convertido temporalmente sus restaurantes en cocinas comunitarias para ofrecer almuerzos para apoyar a las familias de bajos ingresos, las personas sin hogar y los adultos mayores.
El reconocido chef y fundador de World Central Kitchen, una organización sin fines de lucro dedicada a proporcionar comidas en zonas de desastre, ha pedido al gobierno que haga más para ayudar a los más vulnerables.
Cuando el brote surgió por primera vez en China, varios chefs de ese país se propusieron ayudar a alimentar a los más necesitados.
Un ejemplo es Li Bo, quien en diciembre había comprado un restaurante, tras vender su automóvil y pedir un préstamo.
Pero antes de que el chef de 36 años pudiera iniciar su negocio, la covid-19 emergió.
“Entré en pánico. Me quedé en casa preocupándome por cómo iba a pagar el préstamo”, le dijo al diario Changjiang Daily.
“Pero luego vi (noticias) sobre cómo el personal médico de los hospitales estaba luchando y sentí que era hora de que actuara. Quería hacer mi parte, sin importar cuán insignificante fuese”.
Bo pasó la festividad del Año Nuevo Lunar empacando comida para trabajadores médicos en Wuhan.
Dibujos de arcoíris han comenzado a aparecer en las ventanas de muchas casas después de que el gobierno británico ordenara el cierre de las escuelas.
Cientos de escuelas están alentando a sus alumnos a dibujar y colocar arcoíris en sus ventanas para “difundir esperanza”, después de que una tendencia comenzara por internet.
Aunque muchas de las instalaciones educativas se encuentran cerradas, el director de una escuela dijo que el espíritu escolar todavía estaba muy vivo con las lecciones que los docentes brindan por internet.
Las escuelas de todo el Reino Unido cerraron la semana pasada para los hijos de trabajadores que no pertenecen a sectores clave para hacerle frente a la pandemia.
Los organizadores del Festival de Cine de Cannes han abierto las puertas del Palais des Festivals a las personas sin hogar de la ciudad que no tienen a dónde ir.
El evento anual en la Riviera francesa, que alberga a las estrellas de cine más grandes, estaba previsto para que se realizara del 12 al 23 de mayo, pero se ha pospuesto.
Cada noche, el prestigioso Palais des Festivals se convierte en el hogar de entre 50 y 70 personas.
La temperatura de cada persona se toma al ingresar al edificio, que tiene un espacio habitable, un área para comer y filas de camas individuales.
Se estima que hay aproximadamente 12.000 personas sin hogar en Francia. Muchas de ellas tienen acceso limitado a servicios de saneamiento y sufren problemas de salud.
Muchas personas sin hogar también dependen de las limosnas que los transeúntes les dan, pero las autoridades le han pedido a la población quedarse en sus viviendas para protegerse del virus y reducir su propagación.