Aunque vive en Bélgica desde que dejó el poder en 2017 y está inhabilitado para postularse nuevamente a la presidencia hasta 2028, el expresidente Rafael Correa es el protagonista de las elecciones de este domingo en Ecuador.
No en vano, a la elección llegó como favorito en las encuestas su delfín, el economista de 35 años Andrés Arauz, quien fue ministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano durante su gobierno.
Y su principal rival es, según los sondeos, el banquero y empresario Guillermo Lasso, de 65 años y es considerado el principal representante del “anticorreísmo”.
Así es que los comicios de este domingo deciden si Ecuador retoma la senda “bolivariana” de la Revolución Ciudadana impulsada por Correa o si mantiene el camino emprendido por el presidente Lenín Moreno con su acercamiento a organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que acordó prestarle al país US$6.500 millones.
Y es que Moreno, exvicepresidente de Correa durante sus dos primeros períodos, adoptó un inesperado giro conservador tras ganar los comicios de 2017 como candidato de la coalición izquierdista Alianza PAIS.
Pero algunos de los ajustes económicos que buscó imponer, en particular la eliminación de los subsidios a los combustibles, provocaron estallidos sociales que golpearon su popularidad y ahondaron la polarización política en el país.
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En cualquier caso, sea el regreso al izquierdismo correísta o seguir en la vía promercado, es posible que el resultado no se conozca hasta el 11 abril, cuando se lleve a cabo la segunda vuelta electoral.
Según la Constitución ecuatoriana, un candidato debe obtener más del 50% de los votos o superar los 40 puntos porcentuales más una diferencia del 10% sobre su inmediato seguidor, para acceder directamente al Palacio de Carondelet.
A pesar de que las encuestas de opinión no le otorgan a Arauz, del partido UNES, el margen suficiente para imponerse en primera vuelta, en su bando creen que este domingo se consolidará su victoria sin necesidad de un balotaje.
Así lo explicó a BBC Mundo el analista político y asesor correísta Amauri Chamorro.
“Tenemos, en muy buena parte gracias al expresidente Correa, más del 40% de la preferencia”, asegura.
Chamorro añade que, por ello, su frente se encuentra confiado en que se logrará la victoria en primera vuelta este fin de semana.
“Se ganó en 2006, luego en la Asamblea Constituyente de 2008, y se ganó en 2013 y 2017. Y todo indica que se va a ganar de nuevo. Esa es la Revolución Ciudadana, ese es el correísmo”.
Consultado sobre las posibilidades de que se repita la historia y que el candidato de Correa se desmarque de su líder político, como hizo su sucesor, Lenín Moreno, Chamorro descarta la posibilidad.
Arauz está “totalmente identificado” con el correísmo, asegura.
“Andrés es de menos confrontar en comparación con el expresidente Correa, pero es un correísta duro. Se dice que es el hijo pródigo de la Revolución Ciudadana. Es imposible una ruptura”, sentencia.
Arauz es el único de los 16 candidatos que aspiran a la presidencia -un récord de postulantes- que está alineado con Correa.
Los demás contendientes representan un abanico muy diverso de opciones, que van desde representantes de la élite empresarial hasta el indigenismo.
Sin embargo, Alberto Acosta, exaliado y ahora crítico de Correa, le dijo a BBC Mundo que los 15 tienen algo en común.
“Hay un candidato que representa al correísmo y el resto, de una u otra manera, son antagónicos. Esa polarización no se puede ocultar”, observó el economista, quien presidió la Asamblea que redactó la nueva Constitución entre 2007 y 2008.
Según Acosta, “la polarización se va a reflejar en las urnas”, dificultando las chances de Arauz de ganar en primera vuelta.
El político de izquierda sostiene que esta tensión tapa otros conflictos “más profundos” en la sociedad ecuatoriana, como la brecha de desigualdad entre ricos y pobres.
“No se puede decir que los correístas representan a los pobres, la situación es mucho más compleja. El correísmo en funciones eligió que los grupos más poderosos acumulen más riqueza que en toda la historia de la república. Mientras hubo dinero se pudo reducir la pobreza, pero los ricos acumularon más”, señala.
El aumento de la pobreza que trajo aparejada la crisis económica, arrastrada desde el gobierno de Correa pero ahondada por la pandemia de covid-19, es uno de los problemas que más preocupa a los ecuatorianos.
Si bien no hay cifras oficiales, el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef) estimó que casi el 38% de los ecuatorianos hoy son pobres y uno de cada cinco vive en la pobreza extrema.
Unicef considera que el aumento de la pobreza no solo se debe a una reducción en los ingresos, sino también a una creciente desigualdad en la distribución de las rentas, que escaló un 6% en el último año.
Sañear la economía y crear más empleo son dos de las principales promesas de Lasso, del partido CREO y principal contrincante de Arauz
Lasso, quien este domingo protagoniza su tercer intento de llegar a la presidencia de Ecuador, basa su popularidad en Guayaquil, la segunda ciudad más poblada del país, que hace de contrapeso de la capital, Quito.
A diferencia de Arauz, quien ya anticipó que de ser electo no cumplirá con las condiciones impuestas por el FMI, Lasso ha dicho que solo cambiará una: la exigencia de aumentar el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Pero en cuanto a reducir el déficit -otra de las metas acordadas por el gobierno de Moreno- ha dicho que será aún “más audaz” que el FMI, buscando “llegar a déficit cero”.
Los observadores señalan que, de llegar a una segunda vuelta, quien podría tener un papel crucial es el candidato que aparece tercero en los sondeos de intención de voto: el abogado, dirigente indígena y ambientalista Yaku Pérez, de 51 años, del partido Pachakutik.
Pérez, quien lideró las protestas contra el gobierno de Moreno, apuesta a captar el voto de los ecuatorianos cansados de la polarización en el país.
A pesar de considerarse un dirigente de izquierda, el presidente de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI) ha sido crítico de Correa.
Durante el gobierno del exmandatario fue arrestado varias veces por realizar protestas en defensa de fuentes hídricas y en contra de concesiones mineras.
En las elecciones generales de 2017, se manifestó a favor de Lasso, quien fue el principal rival de Moreno.
Pero más allá de lo que ocurra este domingo, cuando también se renovará la Asamblea Nacional, algunos creen que poco cambiará en Ecuador y las tensiones seguirán creciendo.
“Vamos a vivir momentos muy complicados (…). Hay muchos motivos para protestar que se suspendieron por el miedo al coronavirus. Estas elecciones cumplen un papel placebo, pero en la realidad no resolverán todos los problemas”, le dice a BBC Mundo Acosta.
Varias encuestas publicadas recientemente muestran que un gran número de ecuatorianos son pesimistas sobre el futuro de su país, gane quien gane los comicios.
Los sondeos de Ipsos, Market y Atlas Intel revelaron que entre el 32% y el 50% de los encuestados cree que la situación del país empeorará en los próximos meses, una crisis de confianza que deberá enfrentar el próximo presidente de Ecuador.