Separarse de una pareja siempre es difícil, especialmente si los niños se ven atrapados en el proceso.
Pero algunos padres están recurriendo a una solución innovadora para facilitar el proceso.
“Birdnesting”, o anidamiento, es una alternativa que permite a los niños permanecer en su hogar de siempre y pasar tiempo con cada padre.
Cada tutor legal está en casa durante su tiempo de custodia acordado, y se va a otro lugar cuando está “fuera de servicio”.
El concepto recibe su nombre por la forma en que los padres crían a sus polluelos en el mundo de las aves, manteniéndolos a salvo en un nido y entrando y saliendo del nido alternativamente para cuidarlos.
“Queríamos mantener la estabilidad para los niños, y no solo romper todo de una vez”, dice Niklas Björling, de 38 años, de Estocolmo, Suecia, cuya joven familia “anidó” durante ocho meses después de que él y su esposa se separaron.
“Los niños tenían oportunidad de mantener su casa, la escuela y los amigos como siempre”, explica, y además evitan el estrés de tener que desplazarse entre dos casas.
Aunque todavía es un concepto relativamente desconocido a nivel mundial, el birdnesting parece estar en aumento en países occidentales, principalmente entre las familias de clase media.
Los abogados de divorcio han informado de un aumento en el número de “nidos” en lugares como EE.UU., Australia y los Países Bajos.
En Suecia, donde la custodia de los hijos es compartida por igual, ha sido un acuerdo tomado por padres divorciados durante décadas: algunos lo han hecho incluso desde los años 70.
Björling se quedó en la habitación libre de su madre durante su “tiempo fuera” de hijos, mientras que su expareja alquilaba una habitación en una casa compartida.
Los que tienen más recursos pueden optar por comprar apartamentos individuales, invertir en una segunda propiedad compartida o convertir parte del hogar principal en un anexo, dice la doctora Ann Buscho, una terapeuta de California que ha escrito un libro sobre “anidamiento”.
Para muchos, es un “arreglo de transición o temporal”, pero algunos de sus clientes lo han hecho durante años, asegura.
Sin embargo, a medida que más familias comienzan a adoptar el concepto, los expertos están divididos sobre su impacto tanto en los niños como en los padres.
Buscho dice que es importante comprender el contexto detrás de la tendencia, incluida la influencia de los planes de crianza de celebridades no tradicionales en los divorciados de los millennials.
La actriz Anne Dudek y su esposo, Matthew Heller, hicieron público que “anidaban” después de su divorcio en 2016.
También se sabe que la actriz Gwyneth Paltrow se quedó con frecuencia en la casa que solía compartir con el músico Chris Martin, de Coldplay, mucho después de que se separaran.
“Creo que el ‘desacoplamiento consciente’ de Gwyneth Paltrow tuvo un gran efecto aquí. Hicieron una especie de anidación modificada. Y creo que tan solo la idea de un divorcio con respeto y amabilidad tuvo un gran impacto en la gente”, dice Buscho.
“Simplemente hay más conciencia sobre el hecho de que es una opción disponible para las personas”, señala Ben Evans, abogado experto en derecho familiar de Coop Legal Services, en Inglaterra.
Stephen Williams, otro abogado de la firma británica Ashtons Legal dice que se prioriza la salud mental de los menores.
“La gente se ha vuelto mucho más sabia sobre la necesidad de pensar en el desarrollo de sus hijos”, dice.
Cualesquiera que sean las razones por las que las parejas separadas están probando el anidamiento, juzgar su eficacia es complicado.
Dado que es una tendencia bastante nueva, no hay datos comparativos sobre el bienestar de los niños en este tipo de familias en comparación con otros acuerdos de crianza compartida.
Buscho ha entrevistado a docenas de familias que “anidan” para su investigación, además de que ella misma lo hizo en un período de 15 meses con su exmarido y tres hijos en la década de 1990.
Cree firmemente que es más saludable para los niños, ya que les permite seguir las rutinas y adaptarse más lentamente a los cambios en la familia.
“Si les preguntas a los niños, siempre te dirán que el divorcio no es divertido. No saben lo que es un divorcio sin anidamiento”, dice.
“Pero lo que dirán es que los padres soportaron la carga del divorcio y ellos no”.
Esa es una perspectiva que comparte Linnea Andersdotter, que ahora tiene 36 años.
Pasó por esa experiencia en Estocolmo durante varios años, después de que sus padres se separaran cuando ella tenía 11 años.
“Lol sentí como algo muy dramático cuando me lo hicieron saber por primera vez -que iban a separarse- pero cuando descubrí que no tenía que mudarme, eso realmente me ayudó a no asustarme”, dice.
“Me mantuvieron en una pequeña burbuja segura mientras ellos resolvían el asunto de la ruptura”.
Pero los críticos argumentan que puede crear una situación de “casa intermedia” que no ayuda a los niños a procesarla realidad de la separación de sus padres.
Eline Linde, que vivía así cerca de Oslo, Noruega, cuando era una adolescente dice que la experiencia fue “extraña y confusa”.
“No sabía si era la casa de mamá o papá, o si estaban probando porque iban a volver a estar juntos”, recuerda la joven de 28 años.
“Creo que deberíamos tener mucho cuidado al promocionar la idea”, coincide Malin Bergström, psicóloga infantil y científica del Instituto Karolinska de Estocolmo.
“Es una forma de proteger a los niños y resguardarlos de la realidad, básicamente. Creo que es una amenaza para la salud mental”, considera.
Por el contrario, dice que “enfrentar desafíos junto con los padres, como mudarse del hogar familiar, puede darles a los niños las herramientas para convertirse en un adulto resiliente que pueda manejar las cosas en el futuro”.
Bergström también tiene dudas sobre la suposición de que “anidar” es menos estresante para los niños que desplazarse entre los hogares de dos padres.
Participó en varios estudios amplios del Centro de Estudios de Equidad en Salud en Estocolmo, los cuales sugirieron que había muy poca diferencia en la salud mental de los niños en acuerdos típicos de custodia compartida, en comparación con aquellos que vivían en una familia nuclear tradicional con dos padres.
También hay desacuerdo sobre el impacto del anidamiento en los padres.
El abogado de derecho familiar Ben Evans cree que funciona para algunas parejas porque puede ayudar a “ganar un poco de tiempo y aliviar la presión sobre ellas”.
Ambas partes pueden reflexionar sobre los pasos futuros, argumenta, y evitar decisiones impulsivas o costosas.
Buscho dice que un período de anidación también proporciona un “respiro” para ayudar a las exparejas a descubrir cómo quieren que sea su plan de crianza compartida a largo plazo, o incluso podría facilitar una reconciliación.
Pero Bergström sostiene que anidar puede tener un impacto psicológico negativo en los padres divorciados, al estancar su capacidad para superar la ruptura.
“El impulso natural después de un divorcio como padre es crear su propia vida, hacer frente a las cosas, seguir adelante”, argumenta. “Y creo que los nidos van en contra de ese impulso”.
Åse Levin, una diseñadora gráfica de Estocolmo de 50 años, dice que eso le sucedió cuando intentó anidar durante seis meses después de que ella y su pareja se separaron.
La pareja entró y salió del mismo alquiler de un dormitorio cuando estaban lejos de sus dos hijos: “Sé que los dos teníamos mucha ansiedad al estar en ese apartamento… no tenías tus cosas, así que no era un lugar acogedor al cual ir”, recuerda.
“Estás atrapado en una especie de burbuja o algo así, no puedes hacer nada. No puedes seguir adelante”.
Al final, su pareja se quedó en su antiguo apartamento y su padre la ayudó a comprar un pequeño lugar a poca distancia.
Si bien “anidar” puede reducir los cambios en la vida de los niños, también crea nuevos desafíos logísticos para los adultos, desde descubrir nuevas rutinas para las tareas domésticas hasta navegar por lo que sucede si alguien comienza a salir con otra persona.
“Una clienta llegó a casa y encontró un condón usado en el dormitorio cuando llegó su turno. Eso no salió tan bien”, dice Buscho. “Es necesario que haya acuerdos muy detallados”.
“Necesitas tener una buena relación con tu ex”, concuerda Bodil Schwinn, de Sollentuna, Suecia, quien dice que lo pasó bien durante dos años y planea mantener el arreglo durante al menos otros 18 meses.
Ella y su expareja dividieron el costo de alguien que limpiara la casa y compraban cosas para el refrigerador según las necesidades: “Nunca discutimos cosas como ‘compraste carne’ o ‘te comiste mi carne o mi queso’, simplemente nos ocupamos de eso”, dice Schwinn.
Ella puso un límite al hecho de que la nueva novia de su ex dormía en su cama compartida cada dos semanas, por lo que acordaron convertir su oficina de casa en un nuevo dormitorio.
“Mucha gente piensa que esto es realmente extraño, pero a mí me parece bien. Estoy feliz de que él esté feliz y haya encontrado a alguien”, dice.
El abogado Stephen Williams cree que“anidar” no es una solución para todos, y dice que los padres recién separados no deben sentirse presionados por subirse al tren.
Para empezar, algunas parejas carecerán de los recursos económicos o de las redes de apoyo para encontrar un alojamiento alternativo durante el “tiempo fuera”.
También dice que no será la opción correcta si todavía hay un alto nivel de conflicto, si uno de los padres no puede comprometerse con el arreglo o si simplemente no se siente como el trato adecuado.
“En mi opinión, el anidamiento es solo una de las diversas intervenciones positivas que pueden ayudar a los padres a cuidar a sus hijos después de la separación”, dice.
Pero los partidarios de la tendencia esperan que se convierta en algo más común.
Buscho señala que la paternidad compartida entre padres divorciados parecía radical en la década de 1950, pero ahora es ampliamente aceptada como una opción positiva para muchas familias.
“Mi esperanza es que en el futuro, a medida que la conciencia de la anidación crezca, se convierta en una rutina, que las personas comiencen su proceso de separación con un período de anidación de algunos meses o incluso más”.
En Estocolmo, Niklas Björling disfruta de un pequeño apartamento de alquiler a poca distancia de su expareja, que comparte con sus hijos cada dos semanas, y con su nueva novia cuando no están.
Reflexionando sobre su experiencia, dice: “No me arrepiento de haberlo hecho… Pero quieres liberarte por completo después de un tiempo”.
Puedes leer la versión original de este artículo en inglés en BBC WorkLife.