El 21 de abril, el cirujano David Nott estaba en Londres, muy lejos de Ucrania. Pero eso no le impidió ayudar a salvar la pierna de un hombre que había sido alcanzado por una explosión en el país devastado por la guerra.
Oleksandr, el médico que realmente hizo la operación, nunca antes había realizado este complicado procedimiento. Pero hace poco más de una semana, había visto al profesor Nott demostrar cómo se hacía en un hospital ucraniano.
Por ello, Oleksandr tomó una foto de la herida con su celular y se la envió a Nott, quien recientemente había regresado a Reino Unido.
El experimentado cirujano de guerra británico confirmó que la operación era necesaria. Antes también le había enviado a Oleksandr un video en el que le explicaba cómo se hacía.
“Estaba bastante nervioso y fue una cirugía lenta, paso a paso, pero salió bien gracias a David Nott”, dice Oleksandr.
Nott, que nació en Carmarthen, en el oeste de Gales, trabajó anteriormente en zonas de conflicto, como Afganistán, Irak y Siria.
Afortunadamente para Oleksandr y su paciente, el cirujano del Hospital St Mary’s de Londres había hecho de Ucrania el destino más reciente en su misión de capacitar a los médicos sobre cómo tratar las heridas de guerra.
La táctica de Rusia de bombardear ciudades significa que los hospitales de Ucrania actualmente están viendo muchas lesiones por explosión.
“Es la peor forma posible de atacar a la oposición, simplemente bombardeando”, dice Nott, en su primera entrevista desde que regresó de Ucrania.
“Causa un daño enorme. Causa lesiones terribles, terribles”. Estas incluyen heridas de metralla en tejidos blandos, huesos y extremidades.
Incluso la onda expansiva de una explosión de este tipo puede causar un daño enorme, dice.
A su paso, el “viento explosivo” es capaz de amputar extremidades. El ser arrojado contra edificios también puede causar lesiones traumáticas.
El barotrauma -la lesión física causada por cambios en la presión durante una explosión- es particularmente preocupante debido al uso de armas termobáricas por parte de Rusia, también conocidas como bombas de vacío.
Estas pueden causar hemorragias en el cerebro y en los pulmones, lo que hace que las víctimas tosan con sangre. También son capaces de reventar los tímpanos y perforar los intestinos.
Si bien dice que ha estado en toda Ucrania: “norte, este, sureste, oeste”, Nott no quiere hablar sobre los hospitales o las áreas específicas que ha visitado por temor a que las fuerzas rusas los ataquen. Por la misma razón, la BBC no revela el nombre completo ni la ubicación de Oleksandr.
Durante la guerra en Siria, Nott utilizó una conexión de Skype desde su oficina en Londres para ayudar en una cirugía en Alepo, solo para que el hospital fuera bombardeado unos días después. Él dice que nunca sabrá si los dos hechos están conectados.
Ahora, dice, Rusia ya ha bombardeado 115 hospitales en Ucrania.
“Bombardear hospitales y matar médicos también es un arma de guerra real. Es simplemente despreciable”, afirma.
Mientras estuvo en Ucrania, Nott llevó a la mayor cantidad posible de médicos a los quirófanos para que lo vieran realizar cirujías en heridas de guerra, que incluían rellenar agujeros en las extremidades, injertar piel y cubrir huesos expuestos.
Pero la misión, un emprendimiento conjunto entre su propia Fundación David Nott y el grupo humanitario UOSSM International, no terminó cuando abandonó el país, ya que pronto terminaría asesorando a Oleksandr a distancia antes de la complicada operación de la pierna.
Esto implicó sacar un colgajo de piel de detrás de la rodilla del paciente para cerrar una herida y evitar que la infección entre en el hueso expuesto.
“Son operaciones muy difíciles, no son fáciles y salen mal y causan problemas”, explica Nott.
Pero a pesar de estos desafíos, el resultado fue “milagroso”, cuenta. “Funcionó muy bien”.
Por su parte, Oleksandr dice que era importante contar con el consejo de alguien con experiencia práctica en la cirugía: “Es un alivio para nosotros cuando nos dice que (el paciente) estará bien”.
Oleksandr no tiene más que elogios para Nott, de quien dice que “nos mostró a los médicos comunes cómo luchar en la primera línea médica”.
Saber cómo realizar estos procedimientos, explica Oleksadr, es “muy necesario en nuestra situación”, por la cantidad de heridas por explosiones y fracturas abiertas que necesitan ser tratadas.
Nott, a través de su organización benéfica, la Fundación David Nott, ha traducido al ucraniano una serie de diapositivas y videos sobre cómo tratar las heridas de guerra, que fueron enviados “a tantos teléfonos de médicos como fue posible”.
Él también espera que aquellos como Oleksandr a los que ha enseñado transmitan lo que han aprendido.
“Él entrenará a otras personas sobre cómo hacerlo, ellos entrenarán a otras personas para que lo hagan y luego, con suerte, todos sabrán cómo hacerlo en un futuro no muy lejano”, dice el cirujano británico.
Desafortunadamente, la demanda de estas habilidades en Ucrania, al parecer no desaparecerá pronto.
A principios de este mes, el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania dijo que las batallas en la región oriental de Donbas se parecerían a la Segunda Guerra Mundial, con el uso de “miles de tanques, vehículos blindados, aviones, artillería”.
Para Nott, las escenas que ven de ciudades como Mariúpol le recuerdan lo que presenció anteriormente en Alepo.
“Es exactamente lo mismo que Siria, exactamente las mismas tácticas”, dice.
“Alepo, cuando estuve allí en 2016, fue completamente arrasada, todo el lugar quedó total y completamente destruido”.
Oleksandr dice que ahora está tratando “heridas terribles” que esperaba no volver a ver nunca.
“Nos gustaría tratar problemas normales, como el de abuelas y abuelos que necesitan reemplazos articulares, fracturas comunes”, dice.
Y añade: “Estamos haciendo nuestro trabajo día tras día y, pase lo que pase, nos quedaremos en casa y haremos lo que debemos hacer”.
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