El robot explorador más sofisticado jamás enviado al espacio, Perseverance, tiene previsto llegar a marte este jueves, tras un viaje de cerca de 480 millones de km, que inició en julio de 2020.
El Perseverance descenderá sobre la superficie marciana sujetado por una “grúa celestial”.
Pero antes deberá sobrevivir a los llamados “siete minutos de terror“, el período de ingreso y descenso en la atmósfera marciana en que la temperatura y el riesgo son máximos.
Misiones previas constataron que antes de convertirse en un desierto helado, Marte fue lo suficientemente caliente como para albergar océanos de agua líquida.
El antecesor de Perseverance fue el robot Curiosity, que aterrizó en un sitio diferente del planeta en 2012 y aún sigue operando.
Curiosity confirmó que existieron en Marte condiciones para la vida. Perseverance dará ahora el paso siguiente y buscará responder una de las grandes preguntas de la astrobiología: ¿hay señales concretas de vida microbiana pasada en Marte?
Perseverance también recogerá muestras de rocas que serán traídas a la Tierra en un futuro y probará tecnologías pioneras para una eventual presencia humana en el planeta rojo.
Para ello Perseverance, que tiene el tamaño de un automóvil y pesa cerca de una tonelada, cuenta con novedosos instrumentos, cerca de 20 cámaras, un helicóptero y hasta micrófonos.
Te contamos en gráficos e imágenes algunos de los puntos más destacados de la misión Marte 2020.
La nave que lleva a Perseverance ingresará a la atmósfera marciana a una velocidad de 19.500 km por hora. En siete minutos esa velocidad debe llegar a cero.
Todo el descenso es automatizado y dado que hay un retardo de más de 11 minutos en las comunicaciones con la Tierra, Perseverance estará a solas y no podrá ser ayudado en forma remota si surgen problemas.
La nave donde está el robot tiene una parte trasera en forma de cono que está sellada en la parte inferior por un escudo térmico. La temperatura en la superficie externa de ese escudo puede alcanzar cerca de 1.300 grados centígrados.
A unos 11 km de la superficie la nave desplegará un paracaídas de 21,5 metros. Poco después el escudo térmico se separará y caerá, exponiendo a Perseverance por primera vez a la atmósfera marciana y dando inicio a una nueva tecnología de autopiloto llamada Navegación en Relación al Terreno.
Perseverance es la primera misión que usa ese tipo de navegación. Mientras el robot desciende en el paracaídas captará imágenes de la superficie de Marte, las comparará con la información en su computadora y corregirá la trayectoria si es necesario.
En el minuto 5:50, del descenso se desprenderá el escudo térmico y el robot quedará suspendido de una “grúa celestial”, una estructura con retrocohetes que lo depositará suavemente en el suelo.
Esa “grúa” hará descender suavemente al robot suspendido de tres cables de nylon.
Una vez que las ruedas de Perseverance se posen sobre el suelo marciano, los cables se desprenderán y la grúa celestial caerá en otro sitio para evitar cualquier daño al robot.
Curiosity aterrizó en la superficie marciana en el cráter Gale. Perseverance lo hará en el cráter Jezero, de unos 45 km de diámetro y ubicado justo al norte del ecuador de Marte.
Los científicos piensan que hace unos 3.500 millones de años, Jezero era un lago alimentado por un río que depositó sedimentos en una formación de delta. La NASA cree que este antiguo delta fluvial podría haber preservado moléculas orgánicas u otras señales de vida microbiana.
El delta en forma de abanico del Jezero es uno de los principales objetivos en la búsqueda de signos de vida pasada.
Jezero conserva además un registro de procesos geológicos importantes, como el impacto que formó el cráter, actividad volcánica, y la acción del agua.
Estudiar sus rocas arrojará luz sobre cómo evolucionó el planeta con el tiempo.
La misión “Marte 2020 Perseverance” lleva más cámaras que ninguna otra misión interplanetaria de la historia.
Hay 19 cámaras en el cuerpo del robot y otras cuatro en la nave para captar la entrada a la atmósfera, el descenso y el aterrizaje. Estas imágenes estarán disponibles en el sitio de la misión.
Perseverance lleva además dos micrófonos, que permitirán por primera vez captar sonidos en Marte. Un micrófono grabará sonidos durante el descenso y otro lo hará en la superficie.
Se espera que Perseverance explore el suelo y la atmósfera del planeta rojo durante al menos un año marciano, que equivale a cerca de 687 días terrestres.
Para ello cuenta con instrumentos sofisticados como PIXL y SHERLOC, que pueden escanear el terreno y determinar su composición orgánica.
También tendrá una estación meteorológica, MEDA, que fue desarrollada por científicos españoles del Centro de Astrobiología de Madrid. MEDA medirá con sus sensores el viento, el polvo, la radiación ultravioleta y otros indicadores del clima en Marte.
Los ingenieros de la NASA rediseñaron las ruedas del explorador para que sean más resistentes al desgaste. Las ruedas de Curiosity sufrieron daños al circular sobre rocas afiladas.
Una de las tecnologías más avanzadas de Perseverance es la que permitirá recoger y guardar muestras de rocas. El robot cuenta con un mecanismo que taladra y pulveriza la roca, y luego coloca esas muestras en 43 tubos que guardará en su interior. En cierto momento Perseverance depositará esos tubos en la superficie para que sean recogidos y traídos a la Tierra en una futura misión a partir probablemente de 2031.
La misión de Perseverance también pondrá a prueba dos tecnologías que podrían ser clave en el futuro.
El robot lleva el primer helicóptero que volará en otro planeta, llamado Ingenuity. Se trata de un aparato de menos de dos kilos de peso pero con un ambicioso objetivo: probar que es posible operar y elevar un helicóptero en las difíciles condiciones de Marte.
La atmósfera marciana tiene menos del 1% de la densidad de la atmósfera terrestre, por lo que Ingenuity es ligero y tiene palas más grandes y que giran más rápido de lo que sería necesario en la Tierra.
Otro desafío para Ingenuity es el frío en el cráter Jezero, donde las noches bajan a -90 ºC.
La segunda tecnología experimental que quiere probar la NASA es la del instrumento MOXIE, que producirá oxígeno a partir del CO2 o dióxido de carbono en la atmósfera de Marte. Generar oxígeno en la propia superficie del planeta rojo sería esencial para una futura presencia humana.
En el largo plazo, la meta es poder llevar algún día astronautas a Marte. Para el doctor Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones de la NASA, los humanos seguirán a los robots en algún momento.
“Tenemos muchos robots en la Tierra e imágenes aéreas con aeronaves autónomas. Pero para entender realmente el contexto geológico de una muestra en el Himalaya o los Alpes o donde sea debes ir allí con humanos”, dijo Zurbuchen a la BBC.
“Queremos hacer lo mismo en Marte”.