"Estamos siguiendo lo que nos dice la ciencia".
Desde el principio de la pandemia, gobernantes y autoridades han utilizado esa frase para explicar las acciones que toman para frenar el contagio de coronavirus.
Algunos expertos, sin embargo, consideran que esa expresión, que suena sensata, puede encerrar implicaciones más profundas.
“La forma en que la ciencia se convierte en políticas públicas depende de cálculos políticos y económicos, así como de los compromisos morales e ideológicos de los políticos, los partidos políticos y los asesores”, escribió la socióloga Jana Bacevic en una columna de The Guardian en abril de 2020.
“Rara vez, si es que alguna vez sucede, se trata únicamente de la “ciencia”.
Bacevic es investigadora en la Universidad de Durham, Reino Unido, donde se especializa en políticas públicas y filosofía de la ciencia.
Durante la pandemia, Bacevic ha estudiado de qué manera líderes políticos han utilizado la asesoría científica que reciben.
“Los políticos tienden a favorecer el tipo de ciencia que se alinea con las preferencias que ya tienen”, escribió Bacevic.
Para la experta, “centrar la atención solamente en la ciencia, evade deliberadamente los cuestionamientos sobre la responsabilidad política”.
En BBC Mundo conversamos con ella sobre cómo es la relación entre ciencia y política en tiempos de pandemia, y qué lecciones deja para futuras crisis sanitarias a nivel global.
Durante la pandemia, muchos líderes políticos han repetido la frase “estamos siguiendo la ciencia”, para explicar las medidas que han tomado para combatir la transmisión del virus. Eso parece que es la forma correcta de actuar, pero según su punto de vista, el asunto es más complejo…
Sí, una de las cosas que yo he dicho, desde el inicio de la pandemia, es que la forma en que los políticos usan la ciencia es una justificación para directrices políticas específicas o acciones que han decidido realizar.
En ese sentido, es incorrecto decir que están siguiendo la ciencia, porque eso significaría que la ciencia es la que lidera, cuando en realidad son los políticos quienes lideran.
Ellos deciden tomar algunos tipos de evidencia científica, deciden tomar o escuchar ciertos tipos de consejos científicos.
Y obviamente descartan otros consejos científicos, a menudo de esos mismos científicos o consejeros, así que en realidad son los políticos quienes están a cargo.
Una de las razones por las que me pareció importante llamar la atención sobre esto es precisamente porque sentí, especialmente al principio de la pandemia, que aunque de alguna manera ha cambiado, algunos políticos estaban usando la ciencia casi como una excusa con el fin de desconocer, o al menos minimizar, su responsabilidad por ciertas acciones, o, más a menudo, por no tomar ciertas acciones.
¿Cuáles serían unos ejemplos de políticos usando la ciencia en favor de sus decisiones o sus preferencias?
Un claro ejemplo al principio de la pandemia fue lo que se conoció como el “giro en u” en Reino Unido respecto a los confinamientos.
Al principio de la pandemia, el gobierno de Reino Unido mantuvo la decisión de no tomar en cuenta las sugerencias de sus propios consejeros científicos, y eso lo supimos porque esos consejos estan disponibles al público, así que sabemos lo que decían.
Luego, cuando el gobierno decidió implementar el confinamiento de manera limitada, citaron nueva evidencia que estaba surgiendo de un modelo del Imperial College London.
Lo que han mostrado mis investigaciones y los medios es que ese modelo fue presentado al gobierno de Reino Unido meses antes, en enero, y no a mediados de marzo que fue cuando se comenzó a tomar en cuenta.
Así que en realidad no era un modelo nuevo, era un modelo que les decía algo que ya sabían, solamente que ahora se lo decían con mayor nivel de certeza.
En ese sentido, la ciencia era la misma, nada había cambiado respecto a la ciencia de ese modelo.
Es posible que sí hubiera cambiado algo en la forma de comunicar esa ciencia, pero eso no desestima el hecho de que el gobierno era reacio a hacer alguna intervención, o a tomar medidas que pudieran verse como radicales.
Entonces ese fue un claro ejemplo en el que un supuesto cambio en el asesoramiento científico fue usado, no diré como “excusa” porque eso rayaría en lo difamatorio, pero sí fue claramente usado como una justificación para cambiar el curso de acción, pero la ciencia en sí misma no ha cambiado en nada.
Otro ejemplo lo podemos ver en distintos gobiernos, en términos de cómo han abierto o cerrado partes de la sociedad, por ejemplo, las escuelas.
En ese sentido, la ciencia ha sido más o menos firme en decir que no hay razón para asumir que las escuelas estarán exentas de las formas de transmisión del virus.
En algunos casos, los gobiernos han decidido abrir las escuelas, sin que sea obligatorio usar mascarillas y sin una justificación relacionada con las tasas de transmisión.
Básicamente han elegido aceptar que la tasa de contagio aumentaría.
Otra frase muy común de los gobernantes es que toman sus decisiones con base “en la mejor ciencia disponible”, una frase sobre la que usted también tiene sus reservas…
El problema con eso, sobre todo al inicio de la pandemia, cuando no se sabía mucho sobre las rutas de transmisión o las tasas de mortalidad, es que en muchos aspectos no había tal cosa como “la mejor ciencia disponible”.
Para ser más precisos, lo que se consideraba la mejor ciencia disponible era la ciencia que los políticos pensaban que era la mejor, aunque no siempre por razones que no fueran científicas.
Los científicos con frecuencia no están de acuerdo entre ellos en muchos asuntos, pero, lo que es más importante, los científicos raramente tienen un concepto o ideología política que guíe lo que ellos sugieren.
En ese sentido, los políticos estaban siendo guiados por las señales que les llegaban en ese momento, pero escogían el tipo de evidencia que tomaban más en serio.
En vez de decir que están siguiendo la mejor ciencia disponible, ¿cuál sería una manera más transparente de decirlo?
No creo que podamos esperar que los políticos lo digan de una manera más transparente, pero si pudiéramos elegir de qué manera podrían decirlo, creo que una manera razonable sería decir que se están guiando por la ciencia que les parece útil para los fines políticos que quieren lograr.
Usted dice que los consejos científicos están limitados por lo que los gobernantes preguntan, pero también por lo que no preguntan, ¿a qué se refiere?
Es muy importante entender eso en términos de cómo funciona el asesoramiento de los científicos a los políticos.
Al principio de la pandemia, cuando se hablaba de paneles de asesoría científica, la gente se imaginaba cuartos de control con varias pantallas, como una mezcla de Stars Wars y Minority Report.
En realidad, usualmente es más bien una sala de juntas. Las reuniones entre políticos y asesores científicos usualmente tienen un tiempo y un alcance muy limitado.
Los políticos normalmente llegan a estas reuniones diciendo “ok, x y y cosa está fuera de la discusión. Con base en el poco margen de maniobra que tenemos, ¿qué es lo que debemos saber?”.
En esas reuniones no preguntan “realmente queremos proteger a la población, ¿qué debemos hacer?”.
Básicamente el tipo de preguntas que hacen es: “supongamos que no le diremos a la gente trabaje desde casa, ¿qué pasaría en ese caso?”.
Entonces, en realidad no piden consejos científicos, lo que hacen es que a veces piden consejos políticos o consejos que sugieran un curso de acción para políticas públicas, lo cual es distinto.
Cuando hablan con los asesores científicos solo preguntan lo mínimo que les permita entender cuáles serán las consecuencias de sus acciones en asuntos que no pueden comprender, por ejemplo, las tasas de transmisión o de mortalidad.
En casos como el de Trump en Estados Unidoss o Bolsonaro en Brasil, parece que fuera más fácil llamar la atención sobre su forma de actuar, porque abiertamente niegan la ciencia. Pero, ¿qué ocurre con líderes que dicen estar siguiendo lo que dice la ciencia?
Creo que esa es una de las razones por las que, de alguna manera, ha sido más fácil hacer oposición en lugares como EE.UU.
Presumo que eso fue lo que vimos en las elecciones del año pasado, una oposición a la negación explícita de la ciencia por parte de Trump, que en algunos casos en realidad llegaba al borde de apoyar la seudociencia.
Pero sí, es cierto que es más difícil con políticos y dirigentes que sostienen que están siguiendo la ciencia.
En este caso creo que hay dos cosas en las que fijarse.
La primera es si de verdad están siguiendo los consejos científicos, porque los paneles de asesoría científica, en algunos casos, publican sus hallazgos.
En Reino Unido, el panel de asesoría científica ha publicado sus recomendaciones y los modelos predictivos que han hecho desde el comienzo de la pandemia.
Estos son documentos de acceso público.
Aquellos que no lo son, en algunos casos se pueden obtener con peticiones de acceso a la información, aunque algunas de estas solicitudes han sido negadas repetidamente.
Por otra parte, los paneles de asesoría científica a menudo filtran información a los medios, así que es posible seguir la discordancia entre la opinión de los expertos y los políticos.
Algunos de estos casos han sido obvios, así que con frecuencia los políticos dicen “ok, esta es la recomendación científica, pero este es el camino que hemos decidido tomar”.
Creo que eso nos dice algo muy preocupante, y es que los políticos ya no temen ser vistos como alguien que decide interpretar la ciencia a su manera, sin contradecirla explícitamente.
El otro punto es, y Reino Unido es un buen ejemplo de esto, es que hay paneles independientes de asesoría científica.
Ahí está el Grupo Asesor Científico para Emergencias (SAGE), que no está conectado de ninguna manera con el gobierno, pero provee opiniones expertas que en algunos casos se desvía del curso de acción que ha decidido tomar el gobierno.
Ahora, también es importante decir que hay muchos científicos que han seguido teorías controversiales o menos creíbles, y eso es algo con lo que debemos ser particularmente cuidadosos.
¿Decir que están siguiendo la ciencia les quita una carga de encima a los gobernantes?
Para ser honestos, en virtud de sus cargos los políticos asumen responsabilidad.
Creo que es importante tener en cuenta que cuando comenzó la pandemia, a pesar del hecho de que hubiera medidas de bioseguridad y modelos de escenarios preparando a los políticos y al aparato gobernante de cualquier país para un evento como este, muchos políticos fueron tomados por sorpresa.
El problema con las pandemias es que da solo algunas oportunidades para el heroismo, y aún menos oportunidades para el nacionalismo.
Eso se debe en parte a que el virus cruza fronteras y en parte a que no hay muchos eventos heróicos que puedan ser hechos por los políticos.
Los verdaderos héroes de la pandemia, por definición, son el personal médico y los trabajadores de emergencia.
Esas personas no son precisamente gente que tienda a estar en el foco de atención, especialmente en países donde ha habido una consistente falta de inversión o privatización del sistema de salud.
En ese sentido, creo que sería justo decir que muchos políticos fueron tomados por sopresa y que realmente no podían ver cómo esta crisis podía volverse una oportunidad política.
Eso los pone en aprietos, especialmente a los políticos populistas.
Creo que es importante anotar que muchos políticos populistas están mirando muy de cerca lo que ocurrió en las elecciones de EE.UU.
En ese sentido, creo que va en aumento su preocupación por justificar sus propias decisiones, o tratar de dar la impresión de que están haciendo lo mejor posible, con el fin de que más adelante no se les pida rendir cuentas o se les considere culpables por las altas tasas de mortalidad u otros impactos de la pandemia.
¿La ciencia es política?
La ciencia es política. Siempre he dicho esto de manera abierta, para mí la política es el arte o el proceso de vivir juntos, y como la ciencia es parte de la sociedad siempre está involucrada en las preguntas políticas. Las decisiones científicas tienen consecuencias políticas.
Y también las decisiones científicas, incluida la investigación científica, tienen prerrequisitos políticos, incluyendo la financiación.
La ciencia es algo bueno, pero si no hay financiación no hay ciencia, eso es importante en relación a qué tipo de ciencia recibe fondos y cuál no.
Ha habido llamados, no solo en el caso de la pandemia, sino en otros asuntos como el cambio climático, a que los científicos sean más abiertamente políticos.
Por ejemplo, para que los expertos en el clima digan abiertamente no solo que el calentamiento global es una realidad generada por los humanos, sino que esto significa que los políticos deberían hacer esto o lo otro.
Pero creo que esto es un distractor, en el sentido de que los científicos no tienen ni el tiempo, ni la autoridad, ni el poder para tomar decisiones políticas.
Aunque puedan tener sus opiniones, o tener claras las consecuencias de no actuar de acuerdo a sus consejos, en la política son los gobernantes quienes deben rendir cuentas.
¿Cree que esta pandemia hace que de alguna manera cambie la forma en que la ciencia se utilice para tomar decisiones políticas?
Yo diría que el asesoramiento científico y el proceso de entregar asesoría científica debería ser más abierto y transparente al público, porque creo que eso le permitiría al público exigirle cuentas a los políticos.
Lo que a menudo hacemos en el presente es que asumimos que los consejos de los científicos son muy complejos o muy técnicos para que el público los entienda.
Obviamente en muchos casos eso es cierto, pero no tendría por qué ser de esa manera.
Por alguna razón, no existe la expectativa de que la gente del común entienda asuntos básicos de economía o de la transmisión de un virus.
Creo que nos deberíamos estar preguntando cómo podemos empoderar a la gente para que entienda lo que está ocurriendo de una manera que les permita exigirle responsabilidad a los políticos.
Es eso, en vez de preguntarnos cómo podríamos arreglar la relación entre asesores científicos y tomadores de decisiones, porque eso deja al público en incertidumbre.
Necesitamos una rendición de cuentas más democrática, y eso debe involucrar al público, no solo a los políticos y los científicos.