A nivel mundial, se estima que 1 de cada 5.000 niños que padecen covid-19 desarrollan PIMS, según un reporte de la Real Escuela de Pediatría y Salud Infantil de Reino Unido, publicado en febrero.
En las últimas semanas en Chile se reportó la muerte de una niña de 11 años y un joven de 16, ambos a causa de una afección relacionada con la covid-19.
Según los especialistas, fueron casos de síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (PIMS, por sus siglas en inglés, y también conocido como SIMP o MISC-C).
Esta condición no es frecuente y se comenzó a detectar hace casi un año en varos países, durante los primeros meses de la pandemia.
A nivel mundial, se estima que 1 de cada 5.000 niños que padecen covid-19 desarrollan PIMS, según un reporte de la Real Escuela de Pediatría y Salud Infantil de Reino Unido, publicado en febrero.
La Clínica Mayo en Estados Unidos califica al PIMS como una “afección grave”.
Los expertos advierten que aunque tienen indicios, todavía hay muchas preguntas por resolver respecto al PIMS, incluyendo qué lo causa y cuáles son los factores de riesgo.
También dicen que aunque es tratable, importante detectarlo pronto para evitar complicaciones y desenlaces fatales.
Estas son las claves para comprender qué es el PIMS e identificar las señales de alerta.
La mayoría de los niños que padecen covid-19 son asintomáticos o desarrollan síntomas leves de la enfermedad.
Sin embargo, varios estudios han mostrado que luego de superar la covid-19 un pequeño porcentaje de niños y jóvenes pueden desarrollar SIMP.
Este síndrome causa complicaciones graves, incluyendo la inflamación de tejidos y órganos como el corazón, los pulmones, los riñones, el cerebro, la piel o los ojos, según explica el portal de la Clínica Mayo dedicado al PIMS.
Muchos de los niños que desarrollan PIMS mejoran con una pronta atención médica, pero “algunos niños empeoran rápidamente, al punto en que peligra su vida”, advierte la clínica.
Todavía no se sabe con certeza, pero sí está claro que el PIMS consiste en una respuesta inmunitaria excesiva relacionada con la covid-19.
El SIMP puede ocurrir en niños y jóvenes sanos y sin antecendentes de otras enfermedades que superan la covid-19 sin mayores complicaciones, pero entre tres y seis semanas después desarrollan una reacción inmune irregular.
“La gran mayoría de los niños que desarrollan PIMS jamás se enteró que habían tenido covid-19″, le dice a BBC Mundo el doctor Javier Bravo, director de la Sociedad Chilena de Emergencia Pediátrica.
Según Bravo, esto se debe a que los niños tienen un sistema inmunológico inmaduro que no genera una respuesta tan grande durante el periodo de infección del virus SARS-CoV-2.
Luego de la infección, sin embargo, existe la posibilidad de que quede un desorden, una desregularización de su propio sistema de defensas que provoca esa respuesta inflamatoria, según explica Bravo.
Esto es lo que los expertos llaman una “tormenta de citoquinas”.
Las citoquinas son mensajeros químicos inflamatorios que se detonan como respuesta a una infección.
El PIMS no es una enfermedad contagiosa, sino un desorden que desata una respuesta descontrolada cuando ya no hay infección.
Es como si, aunque ya no hay enemigo, las células reciben la orden de atacar y empiezan a llamar a otras células para emprender una defensa exagerada.
Esa reacción pone al cuerpo bajo mucha presión y lo somete a un gran esfuerzo, “como estuviera corriendo una maratón todo el día, el desgaste físico es tremendo“, dice Bravo.
Si la situación se agrava, puede afectar el trabajo del corazón, que debe bombear como si encima tuviera un “chaleco de plomo”, en palabras de Bravo.
Ese desgaste puede producir una falla cardiaca que y hasta la muerte.
La mayor cantidad de casos de PIMS se han reportado en niños, niñas y jóvenes entre los 7 y los 12 años, pero también se han identificado casos en bebés y en pacientes de hasta 23 años.
Los especialistas han encontrado muchas similitudes entre el PIMS y la enfermedad de Kawasaki, un mal que provoca la inflamación de algunas arterias, sobre todo coronarias, y afecta mayormente a niños menores de 5 años.
Tanto el PIMS como Kawasaki desatan una respuesta inmune irregular y ambas condiciones parecen detonarse a raiz de un virus respiratorio.
En el caso del PIMS, el detonante sería el SARS-CoV-2 que causa la covid-19.
El PIMS también podría estar asociado con una predisposición genética, pero aún hace fatla más investigación para identificar si existe esa conexión y en qué consiste.
“La gran pregunta es entender qué población es suceptible”, le dice a BBC Mundo el doctor Alberto Paniz-Mondolfi, director de Microbiología del Hospital Monte Sinai en Nueva York, donde ha realizado investigaciones con pacientes de PIMS.
Las investigacions de Paniz-Mondolfi en Nueva York han mostrado que el PIMS es más frecuente en niños de origen latino/hispano y afro, pero aún se necesitan más datos para entender si existe una relación genética.
Gracias a lo que se conoce de la enfermedad de Kawasaki se ha podido desarrollar un tratamiento para combatir el PIMS, según explica Paniz-Mondolfi.
El tratamiento puede incluir antiinflamatorios y medicamentos para facilitarle el trabajo al corazón, con apoyo de oxígeno en algunos casos.
También, según explica Bravo, puede incluir antibióticos, no para tratar el PIMS, sino para descartar que además haya alguna infección que esté pasando desapercibida por culpa del PIMS.
Hasta el 1 de marzo de 2021, en Estados Unidos se habían reportado 2.617 casos de PIMS, según los Centros para el Control de Enfermedades Infecciosas (CDC, por sus siglas en inglés).
De estos casos, 33 terminaron con la muerte del paciente, lo que equivale a un 1,26%.
Bravo, sin embargo, apunta que en países como México se ha reportado una tasa de mortalidad de hasta el 30%.
Las primeras señales del PIMS pueden incluir dolor de estómago intenso, dificultad para respirar, labios o cara de color azulado, desorientación, incapacidad para despertarse o permanecer despierto, según indica la Clínica Mayo.
Los síntomas pueden incluir fiebre, vómitos, diarrea, sarpullido, y dolores de cuello, según los CDC.
La clínica, al igual que los CDC, advierten que “no todos los niños tendrán los mismos síntomas”.
Para el doctor Bravo, una fiebre que complete tres días y un agotamiento y decaimiento continuo son “banderas rojas” para buscar pronta ayuda médica.
Los especialistas coinciden en que si se detecta a tiempo el PIMS es tratable.
“Entre más covid-19 tengamos, más PIMS vamos a tener”, dice el doctor Bravo.
“La única forma de prevenir el PIMS es que no tengamos tanto covid-19″.
Por eso, los especialistas coinciden en que la clave es mantener el lavado de manos, el uso de mascarilla, el distanciamiento social y vacunarse para el evitar el contagio del SARS-CoV-2.
En cuanto a las vacunas, Paniz-Mondolfi añade que conocer más sobre el PIMS será clave para que, cuando llegue el momento de vacunar a los niños, se sepa a quiénes de ellos se debe priorizar.