Al principio, Twitch lo usaban fundamentalmente los gamers, aficionados a los videojuegos que retransmitían sus partidas con toda una red de seguidores. Millones, en muchos casos.
Si no sabes qué es Twitch, ve y pregúntale al pariente en casa que no supere la treintena.
Es una plataforma de videos en vivo en línea que en los últimos años consumen tus hijos, hermanos, sobrinos y primos más jóvenes. Para ellos, es su televisión.
Para situarte, por lo general se trata de una persona que pone una cámara frente a su computadora, empieza la transmisión en vivo y desde su silla charla directamente con su audiencia sobre cualquier tema que se te pueda ocurrir mientras juega un videojuego, analiza una noticia o comenta publicaciones en la red.
Al principio, Twitch lo usaban fundamentalmente los gamers, aficionados a los videojuegos que retransmitían sus partidas con toda una red de seguidores. Millones, en muchos casos.
Pero en los últimos meses la plataforma ha mutado rápido y se ha llenado de creadores de contenido con canales de toda índole: influencers, cocineros, viajeros, periodistas o artistas. Ser streamer –como se le conoce a los que retransmiten- parece estar de moda.
Cada día Twitch recibe un promedio de 26,5 millones de visitantes y cada mes más de 6 millones de personas transmiten contenidos propios, según datos de la plataforma.
Y varios de los creadores de contenido más populares ganan millones en publicidad, patrocinio y donaciones.
Pero, ¿qué hay realmente detrás del éxito de Twitch y sus millonarias audiencias? ¿Será este tipo de plataformas el futuro de la televisión tal y como la conocemos?
Expertos coinciden en que el gran boom de Twitch se produce cuando Amazon lo compra por US$1.000 millones en 2014.
“Ya antes era una plataforma consolidada, pero a partir de ahí y del auge de videojuegos como Fortnite, Twitch despega de manera definitiva”, cuenta a BBC Mundo Elena Neira, profesora de estudios de comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya, en España.
A muchos puede parecerle raro, o al menos curioso, que tanta gente pueda entretenerse mirando cómo otros juegan videojuegos.
Pero dice la socióloga estadounidense T.L Taylor, especialista en cultura gamer online, que este placer viene de lejos.
“Ver a otros jugar es una modalidad poderosa que se intenta llevar a cabo desde los años 80, lo que pasa es que ahora se ha progresado mucho por la mejora de las infraestructuras de internet y dispositivos como cámaras, audífonos y micrófonos”, explica Taylor a BBC Mundo.
“Twitch ha llegado en el momento oportuno y lo ha explotado. La expansión de la cultura gamer y las mejoras tecnológicas le han venido de maravilla”, añade.
No solo la compra de Amazon impulsó a la plataforma. Como a muchos otros servicios en internet, la pandemia de coronavirus también ha consolidado un cambio paradigmático para Twitch.
“Durante el confinamiento quizás se ha hecho más evidente que Twitch ha abandonado un poco el reducto de videojuegos y se ha convertido rápido en una plataforma con transmisiones más típicas, una alternativa seria a Youtube“, explica Neira.
A partir del segundo cuarto de 2020, ya consolidados muchos de los confinamientos nacionales por todo el mundo debido a la pandemia, Twitch experimentó un crecimiento del 56% en el total de horas consumidas, superando entre abril y junio la marca de cinco mil millones de horas, según datos de la consultora especializada Streamelements.
“Creo que gran parte de la clave del éxito de Twitch se debe a que combina perfectamente el disfrute de la visualización de los contenidos con un potente sentido de comunidad. Esto es un fenómeno global”, dice Taylor.
El crecimiento es tal que muchos debaten si la consolidación de servicios variados como Youtube, Netflix, y ahora Twitch están propiciando la decadencia de la televisión tradicional.
La profesora Taylor entiende que es un debate válido y pone un ejemplo: “Antes, los organizadores de eSports soñaban con que sus competiciones fueran transmitidas en la televisión tradicional, pero poco a poco se han ido convenciendo de que en realidad no la necesitan”.
Sin embargo, Elena Neira opina que es un error plantear el fenómeno Twitch como un “ladrón” de audiencias de televisión.
“Lo que pasa es que ahora consumimos muchos medios diversos. Pero sí que es verdad que la televisión en parrilla está envejeciendo y para casos muy puntuales no consigue renovarse”, explica.
“Igualmente, ahora mismo hay tanta oferta que es muy difícil tener un consumo pautado de cuánta gente consume qué tipo de medio o entretenimiento. El consumo audiovisual está más fragmentado que nunca”.
Cómo se monetiza en Twitch puede ser algo más complicado de entender, advierte Taylor, ya que prácticamente la mayoría de creadores de contenido están experimentando y no parece haber una vía clara.
“Por el momento estamos viendo publicidad, pero también patrocinios, donaciones y suscripciones. Se hace dinero, pero realmente todos los modelos se están experimentando“, explica la experta.
Un creador de contenidos exitoso, experto y consolidado puede ganar millones en Twitch, aunque para llegar a estos niveles hay que reunir a un grupo bastante amplio de seguidores y dedicarle muchas horas a la retransmisión de contenidos. Twitch debe convertirse, literalmente, en tu trabajo.
Es el caso, por ejemplo, del español Ibai Llanos, quizás el streamer más popular de la comunidad de habla española. Se dio a conocer como narrador de eventos de eSports, pero ahora reside en una mansión en Barcelona junto a otros creadores de contenidos y desde ahí transmiten horas y horas de transmisión variada en Twitch.
Al igual que otras plataformas en internet, Twitch tampoco está exenta de preocupaciones por cuestiones de privacidad e inclusividad.
A fines de diciembre, el servicio anunció nuevas políticas sobre conductas de odio y acoso con el objetivo de proteger a sus usuarios.
“Sabemos que muchas personas en Twitch, especialmente mujeres, miembros del colectivo LGBTQIA, negros, indígenas y personas de color desafortunadamente continúan experimentando una desproporcionada cantidad de acoso y abuso en línea, incluyendo en nuestro servicio”, dijo Twitch en un comunicado.
En los últimos meses, la plataforma ha expulsado a algunos streamers por comportamientos indebidos.
Por otra parte, advierte Neira, existe otra parte “perversa” en Twitch sobre la forma en que recopila nuestros datos, hábitos de consumo, palabras clave que utilizamos, ubicación geográfica y contenido que consumimos. Esta información le permite optimizar los anuncios publicitarios en función de los gustos de los usuarios.
“Twitch no es una plataforma neutra y tiene intereses mercantiles, pero no creo que los posibles ‘peligros’ sean mayores o menores a otros servicios de su ecosistema. De hecho, su público más joven percibe esta monitorización de su consumo no como un inconveniente sino como una mejor experiencia de usuario”, aclara la especialista.
Apelar a una demografía más joven, de hecho, es una de las claves por las que expertos como Neira consideran que a Twitch todavía le queda mucho recorrido.
“Todavía está en pleno proceso de maduración. Teniendo en cuenta su crecimiento exponencial desde los videojuegos hasta el contenido generalista, creo que hay mucho espacio para el desarrollo de muchas estrellas en Twitch”.