La diabetes tipo 1 no tiene nada que ver con mala alimentación o muy poco ejercicio. Es una enfermedad autoinmune. Los científicos han encontrado pruebas de que una vacuna contra algunos virus podría ayudar.
Solo en Alemania, más de siete millones de personas viven con diabetes. Más del 90 por ciento de los afectados sufren de diabetes de tipo 2, la mayoría de los cuales tienen sobrepeso, incluida la obesidad. Aunque esta no es la única causa, es un desencadenante decisivo. Las personas afectadas ciertamente pueden influir en estos factores de riesgo. Pueden minimizar los factores y así, incluso, prevenir la diabetes de tipo 2 en algunos casos. Pero la predisposición genética también juega un papel importante.
La diabetes de tipo 1 es mucho más rara en Alemania, con alrededor de 300.000 personas afectadas, incluyendo unos 30.000 niños. El desencadenante de este tipo de diabetes es casi siempre una reacción autoinmune. En este caso, las células de defensa del sistema inmunológico atacan a las células beta productoras de insulina, es decir, se dirigen contra el cuerpo.
En la mayoría de los casos, esta enfermedad autoinmune se produce en la infancia o en la adolescencia. Entre el 30 y 40 por ciento de los casos solo después de los 18 años de edad. La tasa de nuevos casos es dramática. En Alemania, actualmente está aumentando entre un tres y un cinco por ciento cada año. Los niños pequeños se ven especialmente afectados. No queda claro por qué el número de nuevos casos está aumentando rápidamente.
Investigadores de todo el mundo están trabajando para poner más luz sobre esta situación. Asumen que, además de las predisposiciones genéticas, los factores ambientales, la nutrición -especialmente en la infancia- y otras influencias sobre el sistema inmunológico podrían ser tomadas como posibles causas. La investigación está en pleno desarrollo, pero todavía hay demasiadas incógnitas para identificar causas claras.
Los expertos aún no determinan por qué el sistema inmunológico ataca a las propias células beta del cuerpo. La única opción de tratamiento es la administración de insulina. Los afectados deben inyectarse esta en intervalos regulares hasta el fin de sus vidas para combatir la enfermedad. Especialmente para los niños y adolescentes, esto puede ser tortuoso.
En la investigación de la diabetes, los rotavirus se han convertido en el principal foco de atención. Son los patógenos más comunes que causan diarrea viral que afecta a los niños menores de cinco años. Las infecciones suelen ser graves y a menudo requieren tratamiento hospitalario. Los rotavirus también son muy contagiosos. Solo diez partículas de virus, los llamados viriones, son suficientes para infectar, y propagarse rápidamente. Si los adultos se infectan con el rotavirus, la infección puede permanecer sin ningún síntoma. Sin embargo, puede ser peligroso para los niños.
Un estudio realizado en Australia demostró que niños pequeños vacunados contra el rotavirus tenían menos probabilidades de desarrollar diabetes de tipo 1. En 2007, los especialistas introdujeron la vacuna contra este tipo de virus.
Otro estudio realizado en Estados Unidos llegó a la conclusión de que los niños vacunados tenían un riesgo 33 por ciento menor de desarrollar diabetes tipo 1. En consecuencia, los investigadores suponen que una vacuna contra ciertos virus podría también ayudar a evitar el desarrollo de esta forma de diabetes.
Teresa Rodríguez-Calvo, jefa de grupo de investigación junior en el Instituto de Investigación de la Diabetes en Helmholtz Zentrum de München, también está estudiando si existe una posible conexión entre ciertos virus y el desarrollo de la diabetes de tipo 1. “Uno de mis principales intereses es comprender el papel de los virus en la diabetes de tipo 1 y, en particular, si podrían desencadenar la enfermedad. Muchos estudios han demostrado una relación entre las llamadas infecciones enterovirales y la diabetes de tipo 1”, asegura. Los enterovirus pueden causar enfermedades peligrosas. Estos incluyen la polio, la hepatitis o la neumonía y la miocarditis, también conocida como inflamación del músculo cardíaco.
En colaboración con un biobanco, Rodríguez-Calvo obtiene muestras del páncreas de personas con y sin diabetes de tipo 1 y examina si hay rastros de enterovirus en el páncreas antes y después del diagnóstico: “Estoy examinando su respuesta inmunológica antiviral. Cada muestra que recibimos proviene de alguien que desafortunadamente falleció. Es una situación muy trágica, pero gracias a estos donantes y a sus familias, podemos estudiar muchos aspectos de la enfermedad”.
Teresa Rodríguez-Calvo fundó su propio laboratorio para continuar sus investigaciones sobre la inmunopatología de la diabetes de tipo 1. “Ahora sabemos que la diabetes tipo 1 tiene un componente genético y que puede ocurrir tanto en niños como en adultos.”
Las personas con diabetes de tipo 1 deben tomar insulina del exterior de su cuerpo para sobrevivir. Uno de los problemas de este tratamiento es que requiere un control constante y un estilo de vida ordenado, según Rodríguez-Calvo.
“Es una enfermedad que vive con los pacientes 24 horas al día, siete días a la semana, y el paciente debe ser monitoreado constantemente. Por eso es tan importante investigar las causas y encontrar mejores opciones de tratamiento y, con suerte, en algún momento, una cura”, dice la especialista.
A lo largo de los años, Rodríguez-Calvo ha podido reunir muchas pruebas que demuestran que los virus pueden estar asociados con la diabetes de tipo 1. Aquí es también donde reside el potencial de las terapias. “La administración de una vacuna en una etapa temprana de la vida podría demostrar, al menos en algunas personas, si la diabetes de tipo 1 es causada por infecciones virales como el rotavirus”, dice.
Los investigadores de la diabetes en todo el mundo están tratando de encontrar las causas de esta enfermedad con el fin de desarrollar terapias y medicamentos adecuados. Por el momento, sin embargo, las inyecciones de insulina son indispensables para las personas con diabetes de tipo 1.