Para garantizar el transporte adecuado de la vacuna, con refrigeración incluida, tradicionales empresas de distribución de paquetes ofrecen un nuevo servicio.
Largos pasillos paralelos flanqueados por columnas de congeladores de casi dos metros de altura, cada uno ajustado a los 80 grados centígrados bajo cero. Este es el lugar en donde algunas de las vacunas contra el COVID-19 harán una parada antes de llegar a su puerta.
La enorme instalación, del tamaño de un campo de fútbol, es uno de los dos depósitos de congelación que la empresa estadounidense de logística UPS está construyendo para almacenar millones de dosis de vacunas contra el coronavirus y enviarlas rápidamente a todo el mundo.
Estos depósitos son parte de un esfuerzo global para ampliar las capacidades de la cadena de suministro, una vez que se de luz verde a la probable vacuna. “Actualmente estamos aprovechando [nuestra experiencia y conocimientos] y preparándonos para poder apoyar a la industria farmacéutica, apoyar la batalla contra el coronavirus”, dijo a DW Anouk Hesen, jefe de UPS Healthcare en los Países Bajos.
Las instalaciones, que se están construyendo cerca de los centros de carga aérea de UPS en Alemania y Estados Unidos, albergarán en total 600 congeladores, cada uno de ellos capaz de almacenar 48.000 paquetes de ampollas. Los congeladores se están instalando para almacenar las vacunas más frágiles, incluyendo aquellas que se basan en ARN mensajero (ARNm) que activan la producción de proteínas virales en el organismo.
Hesen no reveló si la compañía ya había conseguido algún cliente para los depósitos de congelación, sólo dijo que estaba en conversaciones con “compañías farmacéuticas líderes”, sin revelar ningún nombre. La empresa estadounidense Moderna, Pfizer y BioNTech, una firma biotecnológica alemana, y Curevac, otra firma alemana, son algunos de las principales firmas que trabajan en vacunas basadas en ARNm.
Una vez listas, las vacunas saldrán del laboratorio en cajas especialmente aisladas, llenas de hielo seco o dióxido de carbono congelado. Las cajas se llevarán a uno de los depósitos. “No se podría operar en las granjas congeladoras sin equipo de protección personal [PPE]. Por lo tanto, nuestra gente se abastece con el equipo adecuado, como guantes y gafas protectoras específicas para poder manipular los productos en el interior”, dijo Hesen a DW.
Según las instrucciones o pedidos de los clientes, las vacunas se pondrían de nuevo en cajas aisladas llenas de hielo seco, capaces de mantener una temperatura ideal hasta 96 horas. Dependiendo de lo rigurosas que sean las especificaciones, el reenvasado tendrá lugar en un espacio con una temperatura de 20 grados centígrados bajo cero, para asegurar que las inyecciones no se echen a perder.
UPS dice que sería capaz de hacer una entrega al día siguiente a casi cualquier parte del mundo, gracias a la proximidad de sus depósitos de congelación en Louisville (Kentucky), y en la región de Venlo-Roermond, en los Países Bajos, a sus centros en terminales aéreos. La empresa también está estableciendo unidades de congelación en grandes urbes como Fráncfort, y en el Reino Unido.
Con las vacunas contra el COVID-19 que se están desarrollando a un ritmo sin precedentes, apenas hay datos disponibles sobre su fragilidad o estabilidad. Algunos expertos afirman que los primeros envíos de las vacunas tendrían que ser transportados en condiciones “inusuales” de -20 grados centígrados, si no a 80 grados bajo cero, lo que es un gran desafío para las empresas de transporte.
Hoy hay cerca de 170 vacunas en desarrollo, de las cuales 30 están en ensayos clínicos, según la Organización Mundial de la Salud. No todas las vacunas en desarrollo tendrían que ser almacenadas a -80 grados centígrados; las menos frágiles serían capaces de mantener su potencia a temperaturas más altas.