La tradición monárquica británica es tan longeva que cualquier asunto que afecte a la familia real corre como la pólvora en los medios y se traspasa a las calles británicas como si fueran vasos comunicantes.
Durante décadas, especialistas en geología y geofísica han investigado cuál es la mejor manera de detectar anticipadamente los movimientos telúricos que ocasionan estas grandes tragedias.
Aparentemente fue en murciélagos que el SARS-CoV-2 evolucionó su facilidad de saltar de un huésped a otro, logrando la infección en humanos.
Parecía la escena de un crimen: el cadáver de un niño degollado y de una mujer, a la que le sacaron el corazón, estaban tirados a lado y lado del sarcófago, tallado en una sola pieza de piedra, de 2,40 m de largo por 1,18 m de ancho.
Empecemos siendo exactos: todo empezó el 7 de marzo de 321, es decir, hace un milenio, siete siglos y una semana.
Experimentar algún efecto secundario leve tras vacunarse contra el coronavirus es normal y hasta puede ser un signo de que la vacuna está funcionando.