Entre el cultivo del crisantemo y el misticismo de su cofradía, ambos escenarios cargados de multicolor uno por sus hectáreas, el otro por su tejido.
Seguimos la ruta que nos lleva hacia San Juan Sacatepéquez. El recorrido será de aproximadamente 40 minutos. Al salir temprano de la ciudad capital se aprovecha el viaje para llegar a San Pedro Sacatepéquez y luego hacer paradas para visitar diferentes tiendas que ofrecen muebles de madera. El aroma de los pinos en la carretera llega durante el recorrido y el aire se siente más puro.
Al llegar a San Juan, nuestro destino final, experimentamos una mañana lluviosa. El reloj nos ofrece el sonido de su campana que marca las 7:30. El pueblo se pierde en un jardín multicolor, un mercado donde se pueden encontrar diferentes tipos de flores. El aroma es inconfundible dando la bienvenida al visitante.
Llegamos en un momento en el que un festival artesanal recibía artesanos de diferentes regiones de Guatemala y fue la excusa perfecta para degustar diferentes tipos de comida en el interior del mercado.
Al salir del poblado buscamos las áreas montañosas, donde encontramos un ambiente más frío, clima que permite el desarrollo del cultivo del crisantemo el cual se puede observar en grandes extensiones. Por el momento no es una propuesta turística oficial para visitar, sin embargo queda la inquietud de que nuestra visita sea un punto de motivación para promoverlo y sea otro atractivo para el lugar.
Otro atractivo que ofrece San Juan Sacatepéquez es el acercamiento con la cofradía del santo patrono, donde podemos observar la costumbre ancestral que se enmarca fechas específicas en el calendario de su santoral. Predomina la gala del traje ceremonial.
La fiesta patronal es el 24 de junio, día del nacimiento de San Juan Bautista, ya que según datos bíblicos fue santificado en el vientre de su madre pero, históricamente, la celebración se realiza en el Día de Todos los Santos, 1 de noviembre, o sea, en la fecha de su muerte, por lo que ese día una procesión recorre el pueblo con un anda que lleva la representación de la cabeza del santo, que murió decapitado.