Te pasas casi todo el día trabajando y compartiendo momentos con tu jefe. Se podría decir que esa relación es una de las más importantes de tu vida por la repercusión que tiene en tu bienestar profesional y emocional.
Pero… ¿te has parado a pensar qué haces para mantener un buena relación con tu jefe?
Atento, no sólo a sus palabras, sino a sus movimientos.
¿Qué reacción tiene cuando entras a su oficina? ¿De qué manera te habla enfrente de tus compañeros de trabajo? Toda esta información te puede hacer recapacitar sobre cómo te ve tu jefe.
Deja de quejarte. ¿Te pagan poco, trabajas mucho, y nadie reconoce tus logros? Emplea esa energía en buscar soluciones a los problemas que hay en torno a tu trabajo y el incremento de sueldo y el reconocimiento llegaran luego. En vez de llorar por los clientes que la empresa ha perdido, prepara un plan de marketing alternativo y preséntaselo a tu jefe.
Siempre puedes dar un poco más cuando hayas terminado todo lo que tu jefe te ha asignado. Intenta colaborar más alla de tus responsabilidades. Trata la lista de cosas que tienes que hacer en el trabajo como un plato de tu comida favorita; devórala y degústala. Y cuando lo hayas terminado, pide postre (alguna tarea extra) al jefe y dile que todavía continúas teniendo hambre de éxito.
¿Cuáles son tus aspiraciones? Conoce realmente lo que te motiva en tu trabajo. ¿Es el dinero?, ¿la satisfacción profesional?, ¿la opción de escalar a posiciones de más responsabilidad? Piénsalo bien y haz partícipe a tu jefe de tus aspiraciones.
Comunícale que te gustaría tener por escrito sus expectativas de todos tus cometidos a corto y medio plazo (a largo plazo sería ideal también). Mantendrás una relación más saludable con tu jefe siempre y cuando sepas que espera de ti. Proponle una reunión mensual de 30 minutos para discutir no sólo acerca de sus expectativas, sino también tus aspiraciones.
¿Qué estilo tiene? Cada jefe posee su propio estilo: los hay autoritarios, democráticos, asesores, o incluso complacientes. Si conoces el estilo del tuyo, eso te ayudará a entender mejor sus acciones y te dará una idea de como compenetrarte mejor con él.
Conoce tu talento. ¿Tu jefe te ha asignado un trabajo cuya labor es la de estar sentado enfrente del ordenador en un cuarto oscuro, cuando a ti lo que realmente te gustaría es estar visitando clientes? Quizás tengas una solución a tu problema si le comunicas lo que realmente te gustaría hacer; los dos saldrán ganando.
Gánate su confianza a base de trabajo, resultados, y compañerismo. Nunca vayas hablando mal de tus compañeros al jefe porque crearás un ambiente negativo y poco productivo. Hazle saber que tú estás ahí para conseguir juntos objetivos comunes.
Tu jefe te necesita más de lo que piensas. El resultado de tu trabajo se reflejará en sus éxitos.
No digas sí a todo. Aunque la tendencia natural sea la de ceder ante todas las proposiciones que realiza tu jefe, no dudes en ofrecer alternativas si ves que algo no es viable. Se dará cuenta de que tienes la capacidad y la valentía de presentar tus opiniones siempre y cuando éstas las realices de una manera respetuosa.
Recuerda que su trabajo no es nada fácil. Tiene la presión de otro jefe por encima, de administrar a varios subordinados (con los mismos o más problemas que tú), y de intentar que el negocio salga adelante. Felícitalo cuando se lo merezca.