El ahorro de energía no solo implica una importante disminución en las facturas del hogar, sino que también supone un gran compromiso con el medio ambiente y el aprovechamiento de los recursos.
Para hacer un uso responsable de la luz y el agua debería ser una prioridad en cualquier hogar.
– Apagar todo lo que no se esté usando. Aunque parezca una obviedad, es bastante común dejar la televisión puesta mientras no se está en la sala, por ejemplo.
– No usar el aire acondicionado a una temperatura demasiado baja.
– No dejar los aparatos en stand by.
– Emplear bombillas de bajo consumo o de tecnología LED.
– En invierno, poner la calefacción a unos 20º-21º.
– Cerrar las ventanas.
– Realizar un correcto mantenimiento de los electrodomésticos.
– En la medida de lo posible, sustituir los electrodomésticos por modelos de clasificación energética A.
– Usar aparatos como el lavavajillas o la lavadora sólo cuando estén llenos.
– No meter comida congelada en el horno.
– Descongelar la nevera cada cierto tiempo.
– Emplear el lavavajillas en vez de fregar a mano, pero solo cuando esté lleno.
– Revisar la instalación periódicamente.
– Controlar el estado de los grifos y sustituir los cabezales por grifos con caudales de bajo consumo.
– Usar ducha con termostato.
– Usar la ducha en vez de la bañera.