Ciudad Guatemala

Cuando te pones existencialista


No se si fui el único, pero empezar un nuevo año me hizo plantearme las preguntas cotidianas sobre “las cosas que quisiera este año”, para luego derivar en algunas un tanto más profundas como: “¿que sentido tienen esas cosas?”

  24 enero, 2019 - 08:40 AM

Así empezó

Pues bien, estaba adentrándome en un camino existencialista, si, ese que es guiado por las famosas preguntas existenciales y que luego terminan en un cierto nivel de ansiedad o crisis existencialista.

 

Crisis existenciales.

Si, es precisamente un momento muy particular de la vida en el que nuestra identidad es cuestionada, con esto las razones y motivaciones que rigen nuestros actos, al igual que las decisiones y creencias que constituyen nuestra existencia. El no obtener respuestas satisfactorias a grandes preguntas como ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Qué hago con ella? ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Podría hacer más con mi vida? ¿Por qué me siento de esta manera? Hacen darse cuenta que las respuestas que tenemos han perdido su validez o se han ido desgastando con el tiempo, es comprensible que esto genere un desasosiego.

Cuando te pones existencialista

 

Así se siente.

La incomodidad de sentirte vacío, sin motor y principalmente sin rumbo. La energía hace falta tanto como la motivación y el deseo. Todo parece significar lo mismo y lo que no aparece es un propósito, entramos en un estado que como sucede con ansiedad surge a partir de un circulo vicioso. Aveces le ponemos máscaras como: estoy angustiado porque no consigo un trabajo, por que me dejó mi pareja, porque extraño a un ser querido; pero al final el nudo o la esencia que genera la angustia no deja de ser otra que una angustia existencial.

 

El temor y la conciencia.

No se si hablar por todos, pero creo que en lo personal que es miedo de uno mismo, de nuestras decisiones, de las consecuencias de nuestras decisiones. La emoción o sentimiento que sobreviene con la conciencia de nuestra libertad. Aparece la angustia cuando aparece el miedo en el encuentro con uno mismo, al sabernos responsables de nuestra propia existencia, al reconocernos libres para poder elegir.

4.1.1

Aquí empieza a verse la luz.

Tremenda mochila la que llevamos puesta al buscar nuestra autonomía, pero al final si el precio es alto podemos esperanzarnos con lo que obtendremos, y es que será muy valioso. Nos estamos acercando a una percepción actualizada de nuestros propios pensamientos y anhelos, no me atrevería a decir que atravesar una etapa como esta es algo fácil, pero sin duda creo que salir bien librado, es salir con una misión, proyecto o simplemente una decisión bien tomada. La diferencia puede que solo tú la percibas, pero al aceptar lo que esta fuera de nuestras manos y a partir de ahí trabajar con lo que tenemos nos permitirá estar complacidos con nosotros mismos, para entonces realizarnos, emocionarnos por lo que viene, aceptar nuestra propia definición y sentido de felicidad para entonces vivirla.

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Con información de: Julio de León
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