Ciudad Guatemala
Terminado el mes de noviembre, vemos hacia atrás y nos damos cuenta que en efecto este fue el mes del hombre. Una de las razones principales es que justamente el 19 de noviembre se conmemora el día internacional del hombre.
Al escucharlo por primera vez me resulto por demás irónico, y es que a pesar de ser un hombre he crecido aprendiendo a observar y a incidir en una sociedad en la que se podría decir que prácticamente todos los días son el día internacional del hombre, la razón: un machismo heredado por generaciones al cual lo único que ha parecido lograr transformarlo son los cambios económicos que obligan a incluir a las mujeres en un campo laboral dando de esa manera espacio al empoderamiento y apreciación de las múltiples habilidades y ventajas de este género en cualquier empresa o campo de negocios.
Sin embargo una de las cosas que más me sorprendió al analizar este ciclo mensual, fue una de las metas que en años anteriores se había propuesto resolver, y fue la taza de suicidios masculinos en el mundo, he aquí el dato alarmante: estadísticas de la OMS muestran que los varones mueren, en promedio, 5 años antes que las mujeres. Parte de esa menor esperanza de vida se explica porque, globalmente, tres varones se quitan la vida por cada mujer. De hecho en Rusia, la proporción llega a ser de seis varones por cada mujer. El suicidio masculino se ha transformado en una “epidemia silenciosa” por la falta de concienciación y esfuerzos para prevenirla.
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Las investigaciones sobre la “epidemia silenciosa” del suicidio masculino, resaltan algunas razones por las cuales esta tendencia se ido generando y probablemente continué a menos que surjan cambios interpersonales e intrapersonales. Una de las que llamó poderosamente mi atención es que los hombres que están en situación de riesgo ante temas relacionados con el suicidio son mucho menos abiertos a pedir ayuda para poder resolver su situación. Pedir ayuda, es una de las soluciones más simples pero que a la vez resulta enormemente difícil para un hombre esté o no en peligro de suicidarse.
Y pensar que haber aprendido a resolver todo por nuestra cuenta, ser autosuficientes e incluso todo poderosos nos podría arrastrar a un silencio mortal. Lo enfatizo, pedir ayuda, puede salvar nuestra vida. Hombres, observemos un poco más el mundo femenino y valoremos sus “alocadas” conductas ya que sin lugar a dudas está podría ser la solución a muchos de nuestros invisibles problemas.
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Con información de: Julio De León
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