Hay cinco pasos que debemos seguir a lo largo de toda nuestra vida para poder desarrollar un proyecto de vida estratégico.
Estos pasos son los pasos para crear un proyecto de vida.
Nuestro primer objetivo debe ser identificar nuestros valores fundamentales. Estos valores son aquellas cosas que cuando las tenemos o cuando trabajamos para conseguirlas nos hacen sentir felices y satisfechos. Estos valores pueden ser cosas como la familia, el amor, el desarrollo personal, la amistad, la creación artística, el impacto social, la independencia, etc.
Todas las personas tenemos un conjunto de valores diferentes. Usualmente tenemos entre tres y siete valores que son realmente importante para nosotros y a través de los basamos todas nuestras decisiones consciente o inconscientemente. Cuando nos sentimos mal o deprimidos, la razón más probable es que estamos reprimiendo algunos de esos valores.
Estos valores están con nosotros desde que nacemos, están escritos en nuestros genes. Para identificar nuestros valores fundamentales lo mejor que podemos hacer es análisis nuestras historia. Pensar en las cosas que hemos hecho de las que estamos orgullosos y en las cosas de las que estamos arrepentidos. Debemos analizar algunas de las decisiones difíciles que hayamos tenido que tomar en el pasado y tratar de recordar como nos sentimos con las elecciones que hicimos. Estos ejercicios nos ayudarán a identificar las cosas que nos han motivado a lo largo de nuestra vida y ésto nos permitirá desarrollar el siguiente paso efectivamente.
Este paso consiste en definir lo que queremos alcanzar en cada una de las áreas de nuestra vidas. Nuestras vidas están divididas en varias áreas que son: Ambiente y Herramientas, Crecimiento Personal, Familia, Finanzas, Recreación, Romance, Salud, Vida Social y Trabajo. Nuestros valores fundamentales influyen en las metas que seleccionamos en cada una de esas áreas.
Si alineamos nuestras metas con nuestros valores fundamentales vamos a poder sacar mayor satisfacción de cada una de nuestras metas y vamos a estar más motivados a alcanzarlas y a afrontar cualquier dificultad que se nos pueda presentar en el camino.
Nuestros valores también influyen en que le demos más prioridad a alguna de las áreas de nuestra vida. Puede que nuestras mayores fuentes de satisfacción provengan de nuestra familia, o de nuestra vida romántica o de nuestro trabajo y por lo tanto tiene sentido que le dediquemos más tiempo y esfuerzo a alcanzar las metas que tengamos en esa área en particular.
En cualquier caso es importante que le pongamos atención a cada una de las áreas de nuestra vida y tratemos de no dejar ninguna de ellas sin desarrollar. Todas las áreas influyen en las otras, y si tenemos áreas sin desarrollar, ésta se puede convertir en un obstáculo para alcanzar metas que tengamos en otras áreas de nuestra vida. Al final nos vamos a sentir más satisfechos al llevar una vida balanceada que una vida donde sobresalgamos en unas áreas pero seamos un total fracaso en otras.
Para alcanzar nuestras metas tenemos que conocer nuestro punto de partida.
Todas las personas tenemos un conjunto de fortalezas y debilidades. Van a haber ciertas cosas que podemos hacer de manera excepcional y sin demasiado esfuerzo que a otras personas les puede costar mucho trabajo. Éstas son nuestras fortalezas y debemos tratar de utilizarlas al máximo para alcanzar nuestras metas.
Por el otro lado también tenemos debilidades. Actividades en las que tenemos que hacer demasiado esfuerzo y sin embargo lo único que conseguimos son resultados mediocres. Tenemos que conocer nuestras debilidades para que las podamos manejarlas adecuadamente y no dejar que se conviertan en un obstáculo para alcanzar nuestras metas.
Aparte de conocernos a nosotros mismos también debemos conocer las situaciones en las que nos encontramos. Qué oportunidades u obstáculos podemos identificar en nuestros ambientes, ya sea en nuestras familias, en nuestros sitios de trabajo, en nuestra región o en nuestro país. Con que recursos contamos actualmente y cuán fácil puede ser adquirir esos recursos en caso de que los necesitemos. Recursos tales como las conexiones sociales, el dinero, las herramientas, el conocimiento y el tiempo son esenciales para alcanzar nuestras metas y tenemos que tenerlos en cuenta a la hora de desarrollar nuestros planes de acción el cual es el paso número cuatro.
Al conocer las metas que queremos alcanzar y al tener una idea de nuestro punto de partida, podemos empezar a definir los caminos que debemos tomar para alcanzar nuestros objetivos.
Primero tenemos que dividir nuestras metas de vida en metas de corto plazo. En el corto plazo podemos enfocarnos en adquirir los recursos que necesitamos para alcanzar alguna de nuestras metas, también podemos enfocarnos en desarrollar hábitos nuevos o aprender como podemos alcanzar una meta más efectivamente. Lo importante es escoger metas que nos ayuden a progresar y a acercarnos más a nuestras metas de mayor envergadura.
Lo segundo es seleccionar nuestras metas a un año y decidir todas las acciones exactas que tenemos que tomar para completar esa meta. Tener claridad sobre las cosas exactas que tenemos que hacer nos a va ayudar a mantenernos progresando y nos va a permitir manejar nuestro tiempo más efectivamente.
Al desarrollar estos planes nos vamos a dar cuenta de que hay algunas metas en las que no podemos empezar a trabajar hasta que no hayamos completado alguna otra meta o que requieren que tengamos que esperar a que suceda algo que no está bajo nuestro control. En este caso, debemos dejar esa meta en espera y enfocarnos en aquellas en las que sí podemos hacer algo en este momento.
El quinto paso es tomar acción y aprender de la experiencia para que podamos mejorar y refinar todos los pasos anteriores.
Hay muchas cosas que sólo podemos aprender de la experiencia y no importa que hayamos hecho los pasos anteriores de la forma más cuidadosa posible, lo más seguro es que hayamos cometido algunos errores. La única manera de darnos cuenta de esos errores y corregirlos es tomando acción y mirando como salen las cosas en el mundo real.
Es posible que nuestros valores fundamentales no sean los que inicialmente pensábamos o que las metas que escogimos no sean tan satisfactorias como esperábamos. También es posible que algunas cosas de nuestra situación particular cambien, que hayamos cambiado nosotros mismos o que haya cambiado nuestro ambiente. Nos pudimos haber equivocado al hacer nuestros planes de acción, es posible que hayan metas o acciones a corto plazo que si las hacemos van a tener un impacto mucho mayor en nuestras metas a largo plazo y debamos cambiar nuestro rumbo.
Todas estás cosas sólo las podemos aprender si empezamos a actuar y experimentar cosas nuevas en el mundo real. La acción es la base de todo crecimiento. Entre más actuemos y hagamos lo que creamos que tenemos que hacer, más vamos a crecer y por lo tanto nuestras posibilidades de alcanzar nuestros sueños van a ser mayores.