Respirar es la función primordial de la vida humana. Ocurre en dos fases: la inhalación y la exhalación. Al inhalar, el oxígeno entra a los pulmones a través de la tráquea. En este proceso se emplea el diafragma y se expande el tórax.
Respirar oxigena las células y expulsa toxinas. Ayuda a liberar el estrés y a conectarnos con nuestra energía vital.
En los pulmones se produce un intercambio de gases y luego ocurre la exhalación, que es el mecanismo de expulsión del aire, liberando dióxido de carbono y contrayendo el diafragma.
Un adulto promedio respira aproximadamente 15 veces por minuto en estado de relajación, pero aumenta al hacer ejercicio o durante un ataque de ansiedad. Los pulmones masculinos pueden alojar 6 litros de aire y los de las mujeres cuatro y medio.
A pesar de que lo hacemos de forma mecánica, la respiración con conciencia ayuda a relajar el cuerpo, oxigenarlo mejor, desintoxicar y producir bienestar.
Aprende a respirar correctamente y aplica algunas técnicas sencillas que te ayudarán a sacar provecho de la ventilación de los pulmones.
Extiende los brazos hacia los lados en forma de cruz. Luego estíralos, inclinándote hacia un lado con ambos brazos hacia arriba. Comience a respirar, inhalando en el movimiento que conlleva el esfuerzo. Luego exhala al descansar.
Con los brazos relajados o en posición de loto. Comienza a respirar lentamente. Inhala por la nariz, llevando el aire a la parte inferior del estómago, el pecho y los pulmones. Luego exhala por la nariz, poniendo atención a cada movimiento.
Esto ayudará a relajar los músculos del cuerpo y a distensionar el cuello y los hombros.
La mano izquierda sobre el pecho y la derecha debajo de la primera.
Estos ejercicios, durante varias veces al día, ayudan a calmar la angustia, a relajar y tranquilizar la mente.
La hora de dormir es un buen momento para hacer ejercicios respiratorios.
Con información de: Revista Cromos