La universidad de Harvard da algunos consejos más económicos y sencillos para eliminar el cansancio a largo plazo.
¿Has probado energizantes para tener más energía física y mental?
Si eres de esas personas que se exigen demasiado, probablemente quieras seguir y seguir andando, con el resultado de sobrecargarte demasiado a veces. Esta sobrecarga puede incluir obligaciones profesionales, familiares y sociales. Trata de priorizar tus actividades y ordenarlas en una lista de pocos ítems. Considera pedir ayuda si es posible.
Otro consejo útil es extender las tareas a lo largo del día. No necesitas completar todo en la mañana y quemar toda tu energía en ese momento. Puedes hacer algunas tareas en la mañana, otras en la tarde y otras en la noche. En el proceso, descansa y come bien.
Las emociones asociadas al estrés consumen grandes cantidades de energía. Hablar con un amigo o familiar, unirte a un grupo de terapia o ver a un psicoterapeuta son algunas de las recomendaciones de Harvard para analizar estas emociones y disipar el estrés.
Adicionalmente, las terapias de relajación, como meditación, yoga, autohipnosis y taichí también son herramientas avaladas por la universidad para reducir el estrés.
Hacer ejercicio garantiza que, al final del día, tengas el cansancio físico suficiente como para dormirte enseguida. Además, dormirás mejor: el cansancio corporal, sumado a la disminución de la ansiedad que trae el ejercicio, permitirá que duermas más profundamente y no te despiertes durante la noche.
La actividad física provoca que tu cuerpo produzca epinefrina y norepinefrina, dos hormonas del estrés que, en cantidades moderadas, dan un impulso de energía. Tan solo salir a caminar puede darte estos beneficios.
Es más recomendable consumir varias comidas más pequeñas cada pocas horas que tres comidas grandes por día. Este enfoque reduce tu percepción de la fatiga, porque el cerebro requiere un suministro regular de nutrientes. Para no estar tan cansada, no debes saltarte comidas ni reducir las calorías drásticamente.
Lo que comas importa también. Las comidas cargadas de azúcares aportan muchas calorías, pero el cuerpo las metaboliza rápido, lo que hace que el azúcar en sangre baje rápidamente y te dé más hambre y la típica fatiga de media tarde. Mantendrás un nivel de energía más estable si consumes proteínas magras o carbohidratos integrales y reduces los alimentos procesados.
Son numerosos los estudios que demuestran la efectividad de tomar una siesta corta en la mitad del día para retomar la jornada con más energía. De todas maneras, si tienes problemas para conciliar el sueño en la noche, cambia esta siesta de media hora por el mismo tiempo de caminata. Las siestas durante el día pueden empeorar el insomnio.
La cafeína ayuda a mantener un estado de alerta, pero, si se consume en grandes cantidades o después del mediodía, puede darte problemas para dormir. Evita tomar alcohol, por ejemplo, en el almuerzo, o en la tarde, si te gustaría tener energía en la noche: el alcohol tiene un efecto sedativo especialmente fuerte. Si un domingo tienes que hacer varias tareas, trata de beber en moderación el sábado por la noche.
De la misma manera, otras drogas, como el cigarrillo o las drogas recreativas, pueden disminuir tu energía durante y después del uso, ya sea por el efecto relajante que tienen o porque sus componentes pueden provocar insomnio.