Cuando una persona experimenta la querofobia, suele tener miedo de participar en actividades que muchos calificarían de divertidas o que otorgan sensación de felicidad.
¿Qué es la querofobia?
La querofobia es el miedo irracional a ser feliz. El término proviene de la palabra griega “chero”, que significa “regocijarse”.
Lo cierto es que aún no se ha investigado ni definido con claridad, pues este trastorno aún no está contemplado en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) para diagnosticar las condiciones de salud mental.
Algunos expertos clasifican la querofobia como una forma de trastorno de ansiedad. En este caso, la ansiedad está relacionada con la participación en actividades que nos hacen felices.
¿Una persona con querofobia siempre está triste? De ninguna manera. Únicamente evita las actividades que pueden conducir a la felicidad o la alegría, por ejemplo una fiesta, un concierto o una comida de amigos. La persona con querofobia rechaza todas aquellas oportunidades que podrían conducir a cambios positivos en la vida debido al temor de que algo malo pasará. Si alguno suena divertido, se alejará de ello.
Pero aunque puede llevar tiempo, es posible vencer estos temores.
A veces, la querofobia puede deberse a la creencia de que si algo muy bueno le sucede a una persona, o si su vida está yendo bien, también está destinado a que a continuación le pase algo negativo/malo. Como resultado, pueden temer actividades relacionadas con la felicidad porque creen que así pueden evitar que algo malo suceda. Este suele ser el caso cuando alguien ha experimentado un evento traumático físico o emocional en el pasado.
Una persona introvertida también puede ser más propensa a experimentar esta fobia, pues prefieren actividades a solas o como máximo con dos personas a la vez. Pueden sentirse intimidados o incómodos en entornos grupales, lugares ruidosos y espacios con mucha gente.
Debido a que la querofobia no se ha detallado en gran medida ni se ha estudiado como un trastorno por separado, no existen medicamentos aprobados por la FDA u otros tratamientos definitivos para tratar la afección. Sin embargo, algunos tratamientos sugeridos incluyen la terapia cognitivo-conductual (TCC), estrategias de relajación, como respiración profunda, diario o ejercicio o la exposición a eventos que provocan felicidad como un medio para ayudar a una persona a identificar que la felicidad no tiene por qué tener efectos adversos en nuestra vida.