Una de sus particularidades de la sandía es que contiene muchos nutrientes, como la vitamina A, B, C. Mientras que entre sus minerales destaca el potasio, el magnesio, el manganeso, el hierro y el fósforo.
En verano, la reina de las frutas es la sandía. Refrescante, sabrosa y dulce, aporta casi un 90% de agua y es la mejor forma de hidratarnos.
Además, la sandía es famosa por albergar licopeno, el pigmento antioxidante que da a la fruta su color rojo. Y esto es bueno para proteger el corazón.
Como hemos adelantado, la sandía, junto al melón es una de las frutas con mayor cantidad de agua. Por tanto, además de ser una de las frutas del verano, se recomienda durante esta época porque es una de las formas más saludables de hidratarse.
Otro de los beneficios de la sandía es que no tiene grasa y es baja en calorías. Aunque lleva algo de azúcar es menor que en otras frutas, por lo que es una fruta buena y muy saludable.
Gracias al licopeno y el agua que contiene, esta fruta es altamente antioxidante. Este hecho es fantástico para mitigar el envejecimiento y reparar algunas arrugas de nuestra piel que surgen por el paso del tiempo.
Si bien lleva menos fibra que otras frutas, su cantidad es importante. La fibra nos regula el aparato digestivo, nos previene del estreñimiento y nos hace sentir mejor por fuera y por dentro.
La sandía también puede ayudar a reducir el dolor que aparece en ciertos músculos cuando hacemos ejercicio.