El inusual agujero apareció en la capa de ozono del Ártico a una altura de 18 kilómetros, según informó esta semana el Servicio de Vigilancia Atmosférica del Sistema europeo Copérnico (CAMS).
Una buena noticia: la capa de ozono, que nos protege de la luz ultravioleta, parece estar curándose de forma exitosa después de la crisis desatada por los agujeros detectados en la década de 1980.