Un antiguo miembro del Estado Islámico confesó su participación en la muerte y decapitación de cuatro estadounidenses.
Según información del capitán del Comando Central de EE. UU., en el ataque contra un vehículo en Kabul no hubo víctimas civiles.
Desde la llegada del Talibán al poder, la comunidad internacional tenía bajo lupa tanto a Estado Islámico como Al Qaeda (La Red), dos grupos debilitados pero que buscan reforzarse tras el colapso del gobierno afgano y la retirada de tropas occidentales.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, reiteró este martes sus amenazas contra el grupo radical islámico durante un desafiante discurso.
Tras los atentados suicidas del autodenominado Estado Islámico (EI) en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul que han dejado al menos 90 muertos, las opciones para los afganos de abandonar su país no sólo se han vuelto más peligrosas, sino que se han reducido.
Tres grupos extremistas cohabitan en un convulso juego de poder en Afganistán: el Talibán, al Qaeda y Estado Islámico.