Solo cuando el humo se disipó fue posible apreciar la escala de la tragedia.
Sri Lanka rendía este martes un emotivo homenaje a los 310 muertos y 500 heridos de los atentados suicidas del Domingo de Pascua, los ataques islamistas más mortíferos en el sudeste asiático, tras los cuales el gobierno decretó el estado de emergencia.
El "califato" del Estado Islámico (EI) cayó el sábado cuando las fuerzas kurdoárabes apoyadas por Estados Unidos conquistaron en Siria el último territorio controlado por esta organización yihadista.
Tres partidarios del autodenominado Estado Islámico que asesinaron a dos excursionistas escandinavas en Marruecos fueron condenados a muerte.
Una mujer que dejó morir de sed a una niña de 5 años que había comprado como esclava en Irak empezó a ser juzgada por asesinato y secuestro en Alemania.
El autodenominado califato que los yihadistas del Estado Islámico (EI) instauraron en Siria e Irak puede haberse hundido, pero los devastadores ataques con bombas en Sri Lanka demuestran que la influencia de la ideología extremista del grupo permanece intacta.