En realidad, no debemos hablar del virus del resfriado, puesto que muchos virus son capaces de producir esta enfermedad, con características inespecíficas (no hay ningún síntoma que sea característico) y autolimitada (la enfermedad se cura por sí sola, incluso sin tratamiento).
En los últimos tiempos, las apelaciones a la responsabilidad individual y colectiva de la ciudadanía se repiten, a modo de estribillo machacón, en la mayoría de los mensajes por parte de políticos y representantes institucionales.
Por suerte, el coronavirus no se transmite por el agua y los sistemas de potabilización actuales son suficientes para reducir el riesgo de contaminación de las aguas por este agente infeccioso.
Desde que se inició la pandemia actual de COVID-19 se ha vuelto la mirada hacia la grave crisis sanitaria de 1918-1919 producida por la gripe, tratando de buscar similitudes entre ambos episodios que ayuden a comprender mejor lo que está sucediendo e iluminen sobre su evolución futura.
Las personas que han estado gravemente enfermas y han sido tratadas en unidades de cuidados intensivos han de contar con unos cuantos meses para recuperarse por completo, independientemente de la dolencia que tengan.