Los eventos causados por el cambio climático afectan los precios de los alimentos y servicios básicos.
El cambio climático puede tener un efecto directo en tu cuenta bancaria.
No solo porque sube el precio de los productos que compras y las cuentas que pagas cada mes, sino porque si vives en una zona expuesta a eventos climáticos extremos, puedes llegar a perder tu casa o tu empleo.
El número de días de calor extremo por año, cuando las temperaturas alcanzan los 50º C, se han duplicado desde 1980, según un estudio de la BBC.
Y de acuerdo al último informe publicado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC), es probable que para 2040 la temperatura exceda los 1,5 °C, aún reduciendo drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ese incremento de la temperatura se suma a una creciente cantidad de desastres naturales como huracanes, sequías, inundaciones y otros fenómenos que ponen en riesgo la vida y la economía local.
Estos eventos, junto al cambio general en los patrones climáticos y la pérdida de cosechas, afectan la disponibilidad de productos y servicios esenciales como los alimentos, el agua o la electricidad. Y hacen subir sus precios.
Como el cambio climático también afecta la salud de las personas, termina provocando un mayor gasto en salud.
Y en sus casas, cada vez más personas están utilizando de manera intensiva y permanente sistemas de climatización para lidiar con las olas de frío y calor extremo, aumentando su consumo energético.
A nivel global, un menor crecimiento económico debido al cambio climático y una mayor inflación, son una mala receta para tus finanzas personales.
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Aquí te explicamos 5 maneras en que el cambio climático está afectando tu bolsillo.
1-Aumento en el precio de los alimentos
Uno de los efectos más severos del cambio climático ha llegado a las cosechas. Desastres naturales como sequías, inundaciones, incendios o huracanes han aumentado en los últimos años y las proyecciones científicas indican que si la temperatura del planeta continúa subiendo al ritmo que lo está haciendo ahora, las cosas serán más complicadas.
“Veremos olas de calor todavía más intensas y frecuentes”, dijo Friederike Otto, investigadora de la Universidad de Oxford, Reino Unido, y parte del equipo que elaboró el último informe del IPCC.
Bien lo saben los habitantes de Centroamérica que, como en muchas otras regiones del planeta, han sido víctimas de estas inclemencias naturales.
Por otro lado, la producción de cereales en América Latina y el Caribe ha disminuido, en medio de las graves sequías que han afectado a la región.
“Cualquier catástrofe incide fuertemente en la actividad económica y, por tanto, en el precio de los productos”, le dice a BBC Mundo Mercedes Pardo-Buendía, catedrática y directora del grupo de investigación Sociología del Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de la Universidad Carlos III, España.
Además, advierte que en la producción y comercialización de alimentos incide el costo de la energía y el agua, que finalmente se traduce en precios más altos de los productos.
Mark Maslin, profesor de Geografía en University College London, Reino Unido, especializado en temas de cambio climático, señala que el aumento de precios es un efecto económico real.
“No hacerse cargo del cambio climático es realmente malo para la billetera de las personas”.
El aumento de las sequías, la temperatura y la humedad, influye en que menos personas puedan realizar labores agrícolas.
Eso hace que se queden sin sustento y también afecta tanto la cadena productiva como la disponibilidad y el precio de los alimentos, explica el experto en diálogo con BBC Mundo.
El aumento en el valor de los recibos de luz no es homogéneo. “Depende de cómo produces la electricidad y de otros factores como los subsidios gubernamentales que existen en varios países”, señala Maslin.
Pero en aquellos países afectados por sequías y cuya fuente de electricidad proviene de la energía hidroeléctrica, existe un impacto en el precio de de la luz.
Ahora bien, hay otro proceso en marcha que si bien tendrá efectos positivos a largo plazo, puede provocar algunas disrupciones a corto plazo.
En todo el mundo, la electricidad se está volviendo más costosa debido a la transición desde las energías producidas con combustibles fósiles a energías alternativas renovables.
“En los hogares, será más cuantioso el recibo de la luz, pero éstos también verán el aumento del precio de los bienes de consumo pues el aumento en el precio de la electricidad termina impactando en el precio final de los productos”, explica Pardo-Buendía.
Otra cosa que vale la pena tener en cuenta es que, para los ancianos, el efecto en el alza de la cuenta de la luz es mayor porque suelen tener menores ingresos que cuando eran trabajadores activos y porque aumentan su gasto energético en el hogar para evitar los exceso de frío o calor.
Respecto al agua, en aquellos lugares con escasez del recurso, las cuentas han comenzado a subir.
Y en la medida que las empresas que venden el agua deban hacer grandes inversiones para procurar el abastecimiento familiar e industrial, es probable que esos costos sean asumidos por los consumidores en aquellos países donde el servicio no está subsidiado.
“El aumento en el precio de los seguros ya se está produciendo“, comenta Pardo-Buendía.
Seguros para el sector agrario, para el hogar y para todo tipo de contingencias. Por un lado ha subido el valor y, por otro, muchas empresas aseguradoras están rechazando a aquellos clientes considerados como demasiado riesgosos.
“Hay hogares que no encuentran compañías que los aseguren por el riesgo del cambio climático”, apunta la investigadora, tal como ocurre en la zona donde impactó el huracán Katrina en Estados Unidos en el año 2005.
En la medida que aumentan los daños provocados por el cambio climático, es probable que, a futuro, los seguros sigan aumentando de precio.
Si vives en una zona proclive a los incendios, por ejemplo, te pueden subir la tasa que debes pagar, dice Sarah Dougherty, representante del Centro de Finanzas Verdes de la organización Natural Resources Defense Council (NRDC), con sede central en Nueva York.
“O si los huracanes ocurren con más frecuencia es probable que las primas suban”, señala Dougherty.
Lo mismo ocurre en aquellas zonas expuestas al aumento del nivel del mar. Pero aún más preocupante, es que el rápido ascenso del nivel del mar ha comenzado a provocar migraciones y desplazados.
Esos movimientos humanos tienen efectos en la economía local de la zona abandonada y en la economía de los países receptores de los migrantes.
4–Mayor gasto en salud
La contaminación del aire, por ejemplo, ha provocado graves efectos en la salud de las personas.
Según la Organización Mundial de la Salud las muertes provocadas por la contaminación atmosférica llegan a cerca de 7 millones al año.
Otros estudios señalan que la cifra es mayor. Por ejemplo, una investigación realizada por científicos de las universidades de Harvard, Birmingham y Leicester, publicada en abril, llegó a la conclusión que más de 10 millones de personas mueren cada año debido al aire contaminado.
Por otro lado, científicos han alertado que el cambio climático está creando condiciones ideales para la transmisión de enfermedades infecciosas.
Según el último informe anual de la revista médica británica The Lancet, llamado “Lancet Countdown”, el peligro de infecciones por malaria está aumentando en áreas más frías, mientras que las costas del norte de Europa y EE.UU. son cada vez más propensas a las bacterias que producen gastroenteritis y sepsis.
Y en las regiones cálidas, es más fácil que se propaguen enfermedades como el cólera o el dengue.
Además, señala la publicación, casi 600 millones de personas viven a menos de 5 metros sobre el nivel del mar, lo que los pone en riesgo de mayores inundaciones y tormentas intensas.
“Es hora de darse cuenta de que nadie está a salvo de los efectos del cambio climático”, dijo Maria Romanello, directora de Investigación y autora principal del informe.
Y las olas de calor extremo que han azotado al mundo recientemente han afectado la salud de las personas en distintos países.
Jeremy Hess, médico y profesor de la Universidad de Washington, otro investigador del nforme de The Lancet, dijo que vio los impactos del cambio climático mientras trabajaba en los hospitales de Seattle, EE.UU.
“Vi a paramédicos que tenían quemaduras en las rodillas por arrodillarse para atender a pacientes con insolación”, dijo. “Y vi morir a demasiados pacientes” por el calor.
El estudio advierte contra una recuperación económica impulsada por combustibles fósiles, que financia con fondos públicos la producción de petróleo, gas y carbón, pero da un apoyo limitado a la energía limpia que permite cuidar la salud.
“El cambio climático representa la mayor amenaza a largo plazo para la economía mundial”, señala una investigación hecha por el Swiss Re Institute, que proyecta una contracción económica global de entre 10% y 18% en los próximos 30 años, si no se toman medidas de mitigación.
El peor escenario (una baja de 18% del PIB) a mediados de siglo, ocurriría si la temperatura aumenta en 3,2 ° C.
Otras estimaciones hablan de una potencial caída del Producto Interno Bruto cercana al 10%, con una proyección a 80 años más.
Según el escenario base que se utilice para hacer las mediciones, los cálculos varían. Pero lo que no cambia, es que el impacto económico crece a una velocidad vertiginosa.
Las consecuencias más duras ocurrirán en los países más pobres, especialmente en aquellos situados en regiones tropicales o bajas, altamente expuestos a sequías o al aumento del nivel del mar.
A nivel individual, el Banco Mundial estima que el cambio climático llevará a la pobreza extrema a 132 millones más de personas para 2030.
Ese desastre humanitario estará impulsado, señala el organismo, por factores tan distintos como la pérdida de ingresos agrícolas, la menor productividad laboral al aire libre, el aumento de los precios de los alimentos, el aumento de las enfermedades y las pérdidas económicas por condiciones meteorológicas extremas.
En paralelo, “si bien la riqueza mundial está aumentando, la desigualdad entre países persiste y los países de bajos ingresos se están quedando más rezagados en términos de su participación en la riqueza mundial”, escribió Juergen Voegele, vicepresidente de Desarrollo Sustentable del Banco Mundial.
“El capital natural renovable es particularmente importante para los países de bajos ingresos, ya que constituye el 23% de su riqueza total. Esto significa que la gestión cuidadosa de los activos naturales renovables es aún más fundamental para ellos”, agregó.
Aunque estas consideraciones puedan sonar muy lejanas, a nivel de finanzas personales, un menor crecimiento económico y una mayor inflación, afectarán tu bolsillo más tarde o más temprano.
“Si el país donde vives apoya las energías renovables, eso tendrá un impacto positivo en tus gastos“, dice Mark Maslin.
El transporte eléctrico sería más eficiente, agrega, y con el paso del tiempo eso puede reducir el costo para los usuarios.
A final de cuentas, explica, vivir en un ambiente con el aire más limpio mejorará la salud de las personas y les ayudará a reducir sus gastos médicos y los de los servicios públicos.