Dólares estadounidenses, pesos colombianos, reales brasileños, oro…y ahora también euros.
En la distorsionada economía de Venezuela la moneda europea se ha hecho también un hueco.
Debido a la imparable hiperinflación, la constante pérdida de valor del bolívar, la moneda nacional, y a que esta es cada vez más escasa, el pago en divisas se ha generalizado en el país.
Según la consultora Datanálisis, las transacciones en moneda extranjera superan ya el 50% del valor total.
Aunque el dólar es la más utilizada, en zonas fronterizas con Colombia y con Brasil se aceptan también las monedas de estos países.
Y en el extenso cinturón minero del Estado Bolívar, adonde llega poco efectivo, se paga incluso en oro.
El euro es el último invitado al rompecabezas monetario venezolano.
Los expertos coinciden en que la fuente de los euros que han aparecido es el gobierno y su aparición, consecuencia de las sanciones impuestas por Estados Unidos contra el gobierno de Nicolás Maduro para forzar su salida del poder.
Con su capacidad para captar dólares restringida por las sanciones que pesan sobre sus exportaciones petroleras, tradicional fuente de ingresos para el estado venezolano, el gobierno ha hecho una apuesta por las exportaciones de oro y otros minerales como alternativa.
Se cree que países como Rusia o Turquía, con los que la Venezuela chavista mantiene buenas relaciones están pagando en euros en efectivo por los cargamentos de oro, una fuente vital de liquidez en medio de la grave crisis económica y la presión de Estados Unidos y sus aliados.
La agencia Bloomberg publicó recientemente que entre abril de 2018 y mayo de 2019 se enviaron a Venezuela desde Moscú dólares y euros en efectivo por valor US$315 millones.
Aunque “determinar con exactitud el origen último de los euros que han empezado a circular es casi imposible”, señala Henkel García, economista de Econométrica. “Puede haber sido el pago a exportaciones de oro o quizá reservas que estaban en el Banco Central de Venezuela”.
Luis Vicente León, director de Datanálisis, indica en conversación con BBC Mundo que “la mayoría de los euros proviene de las transacciones que h llevado a cabo el Banco Central de Venezuela”.
García señala que “la banca ha tenido que introducir los euros en el mercado casi a la fuerza, porque si no se les imponía una penalización”.
En 2018, el vicepresidente para el Área Económica, Tareck El Aissami, anunció un plan para vender euros y yuanes, la moneda china, a través del mecanismo cambiario oficial, el famoso Dicom.
El Aissami dijo que serían más de 2.000 millones de euros los que se colocarían por esta vía.
El Ministerio de Comunicación venezolano no respondió a una solicitud de información de BBC Mundo.
El uso del euro es un fenómeno reciente y minoritario.
Se admite en muchos bodegones, las tiendas de artículos importados que han proliferado últimamente, y también en intercambios de cierto valor, como la compra de generadores eléctricos, demandados en un país que sufre frecuentes apagones.
A veces, el euro se utiliza para completar el monto total de bienes o servicios que han sido parcialmente abonados en dólares o bolívares.
“Se suele dar entre agentes más formales, gente que puede depositar los euros en cuentas bancarias en el extranjero o que puede salir de Venezuela con ellos”, indica León.
El consumidor medio no se maneja en euros.
“La gente prefiere usar el dólar porque la dificultad de enviar el dinero fuera de Venezuela es todavía mayor con el euro”, apunta García.
Muchos particulares y empresas venezolanas tienen cuentas en dólares en el exterior que utilizan para recibir y realizar pagos. Es la única manera de depositar en el banco los dólares que reciben, algo imposible en Venezuela por las restricciones legales. Ese uso no es tan frecuente con los euros.
En consecuencia, “al ser más difícil de intercambiar, el euro no es tan popular como el dólar”, dice García.
Eso se traduce en que la mayoría de negocios fijan el mismo precio en dólares y en euros, ignorando que la moneda de la Unión Europea cotiza a veces hasta un 10% más en los mercados internacionales.
León advierte de que el uso creciente de divisas en efectivo para transacciones de cierta entidad, como las que actualmente realizan las empresas venezolanas que están acumulando gran cantidad de efectivo en dólares que no pueden ingresar en los bancos locales, puede alentar comportamientos delictivos.
“Un país que renuncia a su moneda, como Venezuela está haciendo con el bolívar, abre la puerta a que se hagan grandes pagos en efectivo en divisas que en otros lugares se rechazarían por sospechosos “.
“Ese es el entorno ideal para un narcotraficante que puede ingresar en el sistema sin llamar la atención”, alerta el experto.
Aunque no lo ha admitido públicamente, los expertos creen que el gobierno ha reducido drásticamente la emisión de bolívares para frenar su devaluación frente al dólar y combatir la hiperinflación, verdadero flagelo en un país que ha perdido más de la mitad de su Prodiucto Interno Bruto desde que Maduro llegó al poder y del que se han marchado más de 4 millones de personas en los últimos años, según las cifras de Naciones Unidas.
Sin embargo, dado que no parece que ni la devaluación del bolívar ni las sanciones de Estados Unidos vayan a revertirse pronto, es previsible que el efectivo en divisas siga aumentando.
No está claro que vaya a ser en euros.
“Es el gobierno el que ha introducido los euros, así que todo dependerá de su capacidad para seguir generándolos”, concluye León.