En junio de 2016, un usuario de Tumblr publicó una foto de la cena que estaba a punto de servirle a su labrador.
“Esta noche, en el menú de Maggie hay puré de batatas (también conocido como camote o patata dulce), puré de arroz integral, tofu orgánico germinado, semillas de chía y enzimas digestivas. ¿Se le ve emocionada? ¡Lo está!”, escribió Sfveganyogi.
En realidad, lo más probable es que Maggie estuviera mucho menos entusiasmada con su comida que la gran cantidad de usuarios que respondieron a la publicación.
Muchos de ellos se mostraron indignados de que el dueño de un perro decidiera alimentar a su mascota con tubérculos triturados y tofu en lugar de los alimentos hechos a base de carne, que generalmente los canes comen con tanto gusto.
La publicación, y especialmente una respuesta que remarcó la aparente apatía de Maggie, se volvió viral.
Y la bloguera vegana, autora de la polémica entrada, finalmente decidió abandonar su cuenta.
A medida que el veganismo aumenta -según una investigación reciente, creció un 600% solo en Estados Unidos entre 2014 y 2017- también lo ha hecho la idea de que alimentar a nuestros animales con productos diferentes a los provenientes de la industria de la carne es una buena idea.
La huella de carbono dejada por los alimentos para mascotas es considerable. Se estima que en 2017 el carbono emitido por la carne consumida por los animales arrojaba al aire el equivalente a alrededor de 64 millones de toneladas de CO2 al año, lo que es lo mismo que conducir 13 millones de automóviles durante el mismo período.
Esa cifra incluye solamente el carbono emitido por animales que terminan siendo alimento para mascotas. Aparte de esto, se debe tomar en cuenta el agua que se utiliza para cultivar los alimentos que ellos consumen, además del agua potable que beben, del bosque despejado para poder crear su tierra de pastoreo, y más y más terrenos y aguas contaminadas por sus residuos.
A medida que aumenta la población de mascotas, la posesión de animales domésticos está en aumento en países como China, por ejemplo, y los dueños recurren a alimentos destinados tanto a la estética humana como a la nutrición animal, por lo que es probable que la huella siga creciendo.
En 2017, la revista científica Plos One publicó un artículo que estimaba que los gatos y perros en EE.UU. comían el equivalente calórico a la dieta de 63 millones de estadounidenses.
Esto ha llevado a muchos a hacerse la siguiente pregunta: ¿pueden nuestros gatos y perros dejar de comer carne y volverse completamente veganos?
Aparte del debate sobre los datos nutricionales, las opiniones personales del dueño de una mascota pueden enfrentarse a legislaciones específicas diseñadas para proteger el bienestar de las criaturas.
“En Reino Unido, según la Ley de Bienestar Animal, el propietario tiene la obligación de alimentar al animal con una dieta adecuada”, explica Daniella Dos Santos, presidenta de la Asociación Británica de Veterinarios (BVA, por sus siglas en inglés).
“Si por tu sistema de creencias personales no quieres consumir ninguna proteína animal, está bien, pero esa dieta no está diseñada para cumplir con los estándares de bienestar de tu mascota”.
“Los gatos son carnívoros obligados. Necesitan ciertas cantidades de aminoácidos para estar saludables y la falta de estos puede ocasionarles problemas de salud”, agrega Dos Santos.
“Por esa razón, no recomendaría una dieta vegetariana, y mucho menos una vegana“.
Los gatos constituyen un desafío particular porque no pueden producir ciertas proteínas, como la taurina, por sí mismos.
En cambio, tienen que absorberlo de sus alimentos, y la carne de res, el pollo y el pescado son fuentes particularmente ricas en proteínas.
Los gatos sin suficiente taurina corren el riesgo de desarrollar un trastorno potencialmente mortal llamado miocardiopatía dilatada, de acuerdo con la Sociedad Estadounidense para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA, por sus siglas en inglés).
En los gatos con miocardiopatía dilatada, el músculo cardíaco se vuelve muy delgado y débil, lo que les impide bombear sangre y suministrarle oxígeno al cuerpo.
Si no se trata desde el comienzo, esta enfermedad puede ser mortal, asegura la ASPCA en un artículo sobre gatos y dietas veganas.
Los gatos necesitan una dieta particularmente rica en proteínas, que es más difícil de encontrar con una alimentación vegana. De hecho, esta podría incluso causarles problemas para procesar carbohidratos. “No les permite digerir bien el material vegetal, y necesitan nutrientes esenciales que solo la carne puede proporcionarles”, sostiene la asociación.
Todo eso no ha impedido que algunas empresas creen comida vegana para gatos.
Una de ellas es Ami, con sede en Italia, que vende comida vegana para gatos enriquecida con taurina y otras proteínas esenciales.
Pero el consenso general de todos los veterinarios, excepto un puñado de ellos, es que es poco probable que los gatos crezcan sanos con una dieta sin carne.
¿Y los perros? Aquí, la ciencia parece matizar un poco.
Parte de la razón por la que los perros pasaron de ser especies salvajes a convertirse en animales de compañía fue por los alimentos que se les ofrecían cuando se acercaban a las fogatas.
Esta comida no siempre fue carne.
En la vida silvestre, los lobos obviamente comen carne, pero también se sabe que comen huevos, bayas e incluso hierba, si les falta vitaminas.
Puede que los perros se hayan adaptado a una dieta con menos carne y más almidón vegetal. Crucialmente, tienen genes de amilasa, esto significa que pueden digerir el almidón de las plantas, una adaptación que puede haberse desarrollado a medida que se comían los restos que les dejaban los humanos en las fogatas prehistóricas.
Debido a esto, los perros tienen una ventaja cuando se trata de llevarlos a una dieta libre de carne. Pero Dos Santos, la presidenta de la Asociación Británica de Veterinarios, advierte que no es tan simple.
“Teóricamente es posible alimentar a un perro con una dieta vegetariana, pero es mucho más fácil equivocarse que hacerlo bien“, dice. “Tendría que hacerse bajo la supervisión de un nutricionista veterinario”.
Pero ciertamente también hay empresas sumándose al desafío de la comida para perros sin carne.
Wild Earth es una de ellas. Su creador, Ryan Bethencourt, es un científico que anteriormente había estado muy involucrado en nuevas firmas de “alimentos del futuro” como Memphis Meats y Gelzen.
Bethencourt sintió la inspiración de crear un alimento libre de productos animales en parte debido a una serie de retiradas, algunas de ellas debido a los altos niveles de contaminantes que producían en EE.UU.
“En 2018, 100 millones de unidades de alimentos para mascotas fueron retiradas, en parte porque algunas tenían niveles muy altos de un fármaco para la eutanasia, el pentobarbital”.
Bethencourt dijo que investigaciones adicionales le mostraron que muchos alimentos para mascotas estaban hechos de subproductos animales que no tenían que cumplir con los mismos estándares que los destinados al consumo humano.
También estaba preocupado por la creciente huella de carbono de los alimentos para mascotas, ya que el número de animales domésticos estaba en aumento, por lo que era necesario criar a más animales para alimentarlos.
“En San Francisco, se cree que hay más perros que niños”, asegura Bethencourt, que vive en California, EE.UU.
Al principio, Bethencourt trató de llamar la atención de otras personas para que actuaran en consecuencia, pero no consiguió hacerlo. “Si no puedes encontrar a alguien que lo haga, terminas por darte cuenta de que tal vez tú tengas que ser esa persona”, dice.
Él y su socio, Ron Shigeta, lanzaron oficialmente Wild Earth en marzo de 2018. Este emprendedor dice que siempre tuvo la intención de que la comida se convirtiera en una dieta completa y no en un suplemento. “La primera crítica de las dietas basadas en plantas es que son bajas en proteínas, por lo que queríamos asegurarnos de que fuera un alimento rico en proteínas”.
La croqueta, que se puede comprar en línea, contiene todo tipo de ingredientes a base de plantas, incluidas las algas marinas (que Bethencourt dice que son ricas en grasas esenciales).
“Un gran ingrediente es la levadura. Cuando observas la biomasa, la levadura es aproximadamente 40% proteína, y un buen filete aproximadamente 30%”, afirma. Luego contiene otros hongos, específicamente el koji, que es uno que crece en el trigo.
Bethencourt dice que las células de hongos “están mucho más relacionadas con las células animales que con las plantas “. El otro beneficio de los hongos es que pueden agregar un sabor umami con un toque de carne, que los perros disfrutan.
Aquellos que dudan en alimentar a sus animales con una dieta completamente basada en plantas, pero al mismo tiempo quieren reducir la huella de carbono, podrían tener otras opciones.
Haley Russell y Laura Colagrande son los creadores de una empresa de alimentos para mascotas llamada Chippin.
La pareja descubrió en la universidad la extraordinaria composición nutricional del ingrediente más notable de sus productos: los grillos.
Estos pequeños animales son un recurso alimenticio al que vale la pena recurrir. Ya millones de personas, principalmente en el este de Asia, comen grillos como parte de su dieta diaria.
Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura, los insectos como los grillos constituyen una buena fuente alternativa de proteína.
Los grillos tienen hasta un 65% de proteína en peso, y también son ricos en grasas no saturadas, fibra dietética, vitaminas y minerales.
Además, estos insectos otorgan beneficios muy reales en cuanto a sostenibilidad.
El ganado vacuno necesita 8 gramos de alimento para producir uno de proteína, mientras que los grillos solo necesitan dos gramos de alimento para crear un gramo de este macronutriente. Igualmente, los grillos gastan mucha menos agua, un recurso que preocupa a los agricultores en muchas regiones del mundo.
“Proporcionan los 10 aminoácidos esenciales que tu perro necesita: son los 10 componentes básicos sin los cuales tu perro no puede desarrollarse”, explica Russell.
“Y a los perros les encanta el sabor de los grillos. Queríamos crear una comida que fuera saludable y deliciosa pero también nutritiva. (Desde un principio) se trató de encontrar ingredientes que cumplieran con las exigencias de salud y de sabor, pero que también contuvieran algo que ayudara con la sostenibilidad”.
Los grillos no emiten metano, un potente gas de efecto invernadero, y producen mucho menos vertidos agrícolas, algo que puede contaminar las aguas y las tierras cultivables. “Desde el punto de vista de los vertidos, los grillos son realmente interesantes porque no generan el mismo problema de gestión del estiércol”, dice Russell.
En una investigación publicada en el Journal of Cleaner Production en 2017, un grupo de investigadores descubrió que los granjeros que trabajan con grillos en Tailandia usaban casi un 25% menos de agua que aquellos que criaban pollos en ese país (cabe destacar que, en otros países, las granjas de pollos pueden utilizar menos agua).
En el futuro, los grillos también podrían ser una fuente alimentaria para los gatos, según Russell.
“Los insectos pueden ayudar con los desafíos de las dietas alimentarias para gatos porque son proteínas completas. Pero estamos enfocados en los perros por ahora”, agrega.
Aunque una es vegana y la otra usa proteína de grillo, Chippin y Wild Earth tienen algo en común: tanto Bethencourt como Russell han probado sus productos.
“Lo como todo el tiempo“, asegura Bethencourt. “No creo que la gente deba vender comida para perros a menos que la coman ellos mismos”.
“¡Desafié a los ejecutivos de Nestlé y Mars a que prueben su propia comida para perros y ¡ninguno de ellos lo ha aceptado todavía!”.