En la mayoría de las culturas en Occidente, a los menores se les ha reforzado la idea que los niños hacen pipí de pie y las niñas sentadas.
Esa idea, aparentemente arbitraria, está siendo cuestionada las autoridades de varios países y por organizaciones sanitarias. Algunos esgrimen motivos de salud e higiene, otros, de igualdad de derechos.
Veamos los primeros.
El orinar de pie es un proceso que resulta muy fácil y práctico para los hombres.
Es más notable en lugares públicos, donde el tráfico en los lavabos masculinos es más ágil, en parte el menor tiempo que implica evacuar la vejiga parado y porque caben más orinales que cubículos en el mismo espacio.
Pero varios sitios especializados sugieren que la posición del cuerpo puede influir en el volumen de flujo de orina, lo que llaman parámetros urodinámicos.
Normalmente la vejiga almacena suficiente orina para permitirnos llevar a cabo actividades diarias y dormir de corrido durante la noche.
La capacidad máxima de la vejiga es usualmente entre 300 ml y 600 ml. Generalmente evacuamos cuando la vejiga está dos tercios llena.
Para vaciar completamente la vejiga se necesita tener intacto el sistema de control nervioso que alerta cuándo hay que orinar y que retiene la orina hasta que se pueda llegar a un lugar para evacuar.
Una vez se está en una posición cómoda, se relajan el esfínter de la vejiga y los músculos del suelo pélvico. Simultáneamente, la vejiga se contrae y se vacía.
No es normal tener que forzar la salida de orín.
Sin embargo, los hombres pueden sufrir condiciones que pueden causar dificultades temporales o permanentes al orinar.
El semanario científico Plos One publicó un estudio que sugiere que los hombres con próstatas inflamadas, que obstruyen el paso de la orina, se podría beneficiar de ir al baño sentados.
El estudio comparó los parámetros urodinámicos de hombres saludables y hombres con síntomas de tracto urinario inferior (STUI), conocido también como síndrome prostático.
Encontraron que en los hombres con STUI la posición sentada se registraba un perfil urodimámico más favorable y que el tiempo que duraban orinando era más corto.
Pero en los hombres saludables, los resultados no arrojaron diferencias entre las posiciones parada y sentada, así que el debate no podía concluirse solamente basándose en los argumentos urodinámicos.
No obstante, varias instituciones como el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido recomiendan a los hombres que presenten problemas al orinar buscar un sitio relajado y callado donde puedan sentarse.
También hay teorías que el sentarse para orinar puede prevenir complicaciones como el cáncer de la próstata al tiempo que dota a los hombres de una vida sexual más robusta, aunque nada de eso está comprobado
Esas teorías fueron lanzadas en 2012 por un político de un partido regional de izquierda en Suecia que buscaba obligar a los hombres sentarse al usar los baños del consejo municipal.
Su principal motivación era la higiene y la garantía de que nadie tuviera que pisar charcos o residuos de orín que se salpican al piso cuando los empleados hombres usan los baños de pie.
Ese debate se ha empezado a dar en varios países europeos, particularmente en Alemania, donde existen baños públicos que tienen una luz roja parecida a la de un semáforo que prohíbe la posición parada.
En varias casas privadas, los dueños ponen letreros en los lavabos exhortando a sus huéspedes masculinos a sentarse en el inodoro.
En un caso muy sonado, el dueño de un inmueble demandó a su inquilino por los supuestos daños que había causado en el piso del baño por orinar de pie.
Pero un juez en la ciudad de Dusseldorf desestimó la demanda declarando que el inquilino se había comportado dentro de las normas culturales y que “orinar de pie sigue siendo una práctica común”.