Lo más probable es que hayas conocido a un narcisista. Alguien que piensa que es mejor que los demás, domina la conversación y ama ser el centro de atención.
Pero los científicos se están dando cuenta cada vez más de que no todos los narcisistas son iguales. De hecho, algunos de ellos son extremadamente inseguros.
En un nuevo artículo publicado en Personality and Social Psychology Bulletin, describimos los distintos tipos y lo que los motiva.
En la mitología griega clásica, el cazador Narciso era el hijo del dios del río Cefiso y la ninfa Liríope. Era conocido por su excepcional belleza y físico.
Un día, cuando Narciso caminaba por el bosque, la hermosa ninfa Eco lo vio y se enamoró de él. Sin embargo, él rechazó sus afectos, dejándola afligida.
Como castigo, Némesis, el dios de la venganza, lo atrajo a un charco de agua donde se encontró con su propio reflejo por primera vez.
Narciso se enamoró de su propio reflejo, y finalmente, dándose cuenta que su amor no podía ser correspondido, fue incapaz de separarse del charco hasta su muerte.
El mito de Narciso nos advierte sobre el peligro del exceso de amor propio, el ensimismamiento y la falta de empatía hacia los demás. Ha tenido una profunda influencia en la cultura occidental, las artes y la literatura.
El narcisismo es además un tema popular en la psicología.
El médico inglés Havelock Ellis fue el primero en identificarlo como un desorden mental a finales del siglo XIX. Mientras que Sigmund Freud consideraba que era una parte normal del desarrollo de los niños, pero argumentó que podía convertirse en un trastorno si persistía después de la pubertad hasta la edad adulta.
En la psicología moderna, el narcisismo es usualmente conceptualizado como un rasgo de personalidad que se encuentra en un espectro: algunas personas son más narcisistas que otras.
Generalmente implica una visión exagerada de uno mismo, con un sentido de superioridad y derecho y una falta de empatía por los demás.
Aunque esta descripción es la que le resulta familiar a muchos, no es la única.
En la investigación, los expertos ahondaron en los dos tipos de narcisismo identificados previamente: ostentoso y vulnerable.
El narcisista grandioso es arrogante, dominante y extrovertido. Suelen tener una alta autoestima, ser audaces y asertivos y sentirse felices y seguros acerca de sus vidas.
Los narcisistas vulnerables, por otro lado, son retraídos, neuróticos e inseguros. Tienden a tener una baja autoestima, ser hipersensibles y sentirse ansiosos y deprimidos.
Sin embargo, estos dos tipos de narcisistas tienen algo en común: ambos son egoístas, se sienten con el derecho a tener un trato especial y privilegios y se relacionan con los demás de forma antagónica.
Es posible reconocer estos dos tipos por cómo se comportan en situaciones sociales.
El narcisista grandioso es socialmente competente. Es probable que sean dominantes y encantadores.
En cambio, los vulnerables tienen menos habilidades sociales y son usualmente tímidos y ansiosos en situaciones sociales.
Es más, mientras los ostentosos son directos y asertivos persiguiendo sus objetivos, buscando maximizar el éxito, los vulnerables son tímidos y están a la defensiva, buscando minimizar sus fracasos.
En la investigación, los científicos examinaron los motivos sociales y percepciones tanto del tipo ostentoso como del vulnerable. En particular, investigaron sus deseos de alcanzar estatus e inclusión social.
También analizaron si sentían que habían tenido éxito en alcanzar dicho estatus e inclusión.
El estatus social se refiere a ser respetado y admirado por otros. Implica destacar y ser visto como una persona importante en la jerarquía social.
En contraste, la inclusión social se refiere a ser querido y aceptado por otros e implica encajar bien con los otros como parte de la comunidad social.
Cualquier persona puede tener o desear tanto el estatus como la inclusión, solo uno de ellos o ninguno.
Por ejemplo, en el programa de televisión Los Simpson, el personaje del señor Burns tiene un alto estatus, pero no es particularmente querido o aceptado. Mientras que el personaje de Homero Simpson es muy querido y aceptado, pero no tiene un alto estatus.
Se realizaron dos estudios, reclutando 676 adultos en Estados Unidos.
Se examinaron sus niveles de narcisismo, tanto del tipo ostentoso como del vulnerable.
También se evaluó hasta qué punto deseaban el estatus y la inclusión social así como hasta qué punto sentían que habían alcanzado sus objetivos.
Encontraron que tanto el ostentoso como el vulnerable deseaban fuertemente el estatus social.
Interesantemente, mientras que el ostentoso sintió que tenía éxito logrando el estatus social, el vulnerable sintió que no había alcanzado el estatus que merecía.
El narcisista ostentoso incluso no sentía que había logrado la inclusión social, pero tampoco la deseaba particularmente.
En contraste, los narcisistas vulnerables tampoco sentían haber alcanzado la inclusión social pero la deseaban fuertemente.
Por lo tanto, los narcisistas ostentosos sintieron que habían alcanzado sus objetivos sociales, pero los vulnerables no.
Ambos tipos de narcisistas anhelaban el respeto y la admiración de los demás.
Pero mientras que los ostentosos pueden ser la estrella en el escenario interpersonal, capturando triunfalmente la atención; su contraparte vulnerable puede ser un pequeño jugador al margen del acecho, buscando con resentimiento, pero sin obtener, el aplauso que anhelan.
*Nikhila Mahadevan es profesora de Psicología en la Universidad de Essex.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Puedes ver la versión original aquí.