Es un gran misterio evolutivo.
¿Por qué las mujeres experimentan orgasmos si estos no cumplen una función reproductiva?
El orgasmo masculino está conectado a la eyaculación, pero que una mujer sienta placer y alcance el clímax sexual no parece tener un fin específico.
Existen muchas teorías en torno al origen del orgasmo femenino.
Una de ellas, por ejemplo, señala que las contracciones causadas por el orgasmo pueden ayudar a “succionar” el esperma y transportarlo más profundamente, lo que aumentaría la probabilidad de concepción.
Otra plantea que el orgasmo establece un vínculo afectivo más intenso con la pareja.
Un grupo de científicos en Estados Unidos acaba de plantear otra posibilidad, y está relacionada con la fisiología de los conejos.
El orgasmo femenino es un “reflejo neuroendocrinológico demasiado complejo para ser simplemente un accidente evolutivo”, afirma el estudio publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Proceedings of the National Academy of Sciences.
La nueva hipótesis es que el orgasmo es el resultado de un mecanismo evolutivo desarrollado para estimular la ovulación.
Los humanos ovulan en forma espontánea, en cierto período en el ciclo menstrual, tengan o no relaciones sexuales.
Pero en el caso de otras especies, como los conejos y los gatos, es la actividad sexual la que dispara la ovulación.
El mecanismo es denominado “Ovulación inducida por la cópula” o CIO por sus siglas en inglés.
La nueva hipótesis plantea que “los mecanismos neuroendocrinológicos implicados en el orgasmo femenino se derivan evolutivamente de los mecanismos que causan la ovulación en animales con CIO”, afirmó Günter Wagner, investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale y coautor del estudio.
Los científicos señalan que el orgasmo en las mujeres sería un vestigio de mecanismos fisiológicos desarrollados para desencadenar la ovulación durante el coito.
“Sabemos que existe un reflejo en conejos. La pregunta es si podría ser el mismo que ha perdido su función en humanos”, afirmó Mihaela Pavlicev, coautora del estudio.
Wagner y Pavlicev aseguran haber establecido que el mecanismo CIO en conejos y el orgasmo femenino son homólogos; en otras palabras, que tienen un origen evolutivo común.
Y para probarlo, Pavlicev y sus colegas sometieron a conejos hembra a una serie de experimentos. En uno de ellos los científicos dieron a los animales un antidepresivo, fluoxetina, que reduce la frecuencia de orgasmos en mujeres.
Si la fluoxetina tiene ese efecto en los seres humanos, también afectará la ovulación en los conejos debido al origen evolutivo común, plantearon los investigadores.
Y en los conejos tratados con fluoxetina, las ovulaciones cayeron un 30% respecto al grupo de control.
¿Por qué el impacto no fue mayor? Los autores del estudio señalan que los conejos descomponen la fluoxetina en forma más eficiente que las mujeres.
Otros científicos que no participaron en el estudio señalaron que una reducción del 30% en la ovulación de los conejos no es suficiente para probar que CIO y el orgasmo en las mujeres tienen un mismo origen evolutivo.
El próximo paso, de acuerdo a Wagner, es repetir los experimentos con otras especies en las que la cópula desencadena la ovulación.
Para los investigadores, lo importante es que la gran pregunta, ¿cómo evolucionó el orgasmo femenino?, ha dado lugar ahora a otro interrogante más específico: ¿por qué se mantiene el orgasmo en las mujeres cuando su función en la ovulación ya no existe?