Un alimento que lleva años causando polémica y que los mismos nutricionistas señalan como una de las que más opiniones divididas genera es la leche de vaca.
¿Debe ser parte de la dieta de los seres humanos? ¿Qué tan saludable es para nosotros?
La leche y sus derivados han hecho parte de nuestra dieta desde que se domesticó la vaca, varios milenios atrás (algunos académicos lo sitúan hace unos 10.000 años).
Pero cada vez más son las voces que llaman la atención sobre los potenciales efectos adversos que puede tener que seamos el único animal que toma leche a lo largo de toda la vida.
Así es que ahora su consumo está disminuyendo de manera sostenida… y drástica.
De acuerdo al departamento de Agricultura de EE.UU., solo en ese país el consumo de leche vacuna se ha reducido en un 40% desde 1970.
Y aunque muchos señalan que eso se debe a que existen cada vez más alternativas, como la leche de soya o la de almendras, también es cierto que ha crecido el reparo a ingerir leche de vaca por motivos de salud y hasta ecológicos.
Eso sin contar la expansión del veganismo (que promueve el consumo de productos que no sean de origen animal).
Además de que casi el 65% de la población mundial tiene una limitada capacidad de digerir la lactosa (un tipo de azúcar presente en la leche), lo que también ha afectado seriamente su consumo.
En medio de la polémica, en BBC Mundo nos preguntamos si la leche es saludable o, por el contrario, se debe controlar el consumo en la dieta por los efectos que puede tener en el cuerpo.
De acuerdo al Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) la leche de vaca y sus derivados como el queso, el yogur y la mantequilla proporcionan, dentro de una dieta balanceada, una gran cantidad de nutrientes, calcio y proteínas.
Además, como explica el nutricionista Donald Hensrud, de la clínica Mayo, en EE.UU., provee una gran cantidad de vitaminas, entre las que se destacan la A y la D.
“Hay que dejar algo claro: la leche de vaca es nutritiva y beneficiosa para la salud, pero tal vez no es tan necesaria como se ha dicho a lo largo de estos años”, explicó Hensrud.
De acuerdo a la Fundación Británica de Nutrición, los adultos y los jóvenes no llegan a cubrir con sus alimentos las dosis de hierro, calcio, vitaminas, zinc y yodo que necesitan. Y todas estas las contiene la leche.
“El problema con leches alternativas es que no contienen esos nutrientes de forma natural, entonces son adheridos artificialmente. Así que tal vez no se obtienen de ellas los efectos nutritivos que esperas”, le dijo a la BBC la nutricionista Charlotte Stirling-Reed.
La leche vacuna incluso puede ser beneficiosa para personas que hacen ejercicio.
“Es un perfecto alimento que contiene la proporción perfecta de carbohidratos y proteínas, útil para estimular la recuperación de los músculos“, le explicó a la BBC la experta en nutrición Renee McGregor.
También es una buena fuente de calcio para los niños. Una recomendación directa es para las mujeres en embarazo, ya que ayuda al buen desarrollo de los huesos del feto.
Un vaso de 300 ml de leche entera provee unos 350 mg de calcio, que es la mitad de la cantidad diaria recomendada para un niño de entre 1 y 3 años.
El NHS recomienda no darle leche de vaca a niños menores de 1 año.
El exceso de grasa, un problema
Uno de los grandes problemas de la leche de vaca es su contenido graso.
La primera advertencia del NHS frente a este tema es que, para adolescentes y personas adultas, es conveniente ingerir leches descremadas y con contenido graso reducido.
O sea, evitar la llamada leche entera.
“La leche es una gran fuente de vitaminas y hierro para los adultos, pero debe ser descremada”, explicó Hensrud.
“Y hay que tener mucho cuidado con el queso, la mantequilla y los yogures“, agregó.
Por ejemplo, señalan varios nutricionistas, los quesos tradicionales contienen entre 20% y 40% de grasa.
En varios países, las agencias médicas establecen que una medida mayor a los 17,5 g de grasa por 100 g constituyen un alimento con alto contenido graso.
En el caso de la mantequilla, el problema no solo es la grasa normal, sino que ésta se une a una gran cantidad de grasa saturada y sal.
“Estos alimentos aportan una cantidad enorme de calorías al cuerpo, que ya no necesita tanto como cuando estaba en crecimiento, lo que representa una de las causas del sobrepeso en muchas personas”, indicó el nutricionista
Pero además de las consecuencias de la grasa en la leche existe otro tema: la intolerancia a la lactosa, que cada día crece más en el mundo.
Uno de los problemas de salud más obvios con la leche de vaca es que puede provocar una reacción alérgica, incluso severa.
El NHS señaló que uno de cada 50 niños sufre de esta alergia en Reino Unido.
La Organización Mundial de Alergias (WAO, en inglés), una organización internacional de sociedades de alergia e inmunología de todo el mundo, califica a esta alergia como “un oneroso problema de salud pública mundial”.
Afecta, de acuerdo a los países, a entre el 0,25% y el 4,9% de la población y las estadísticas muestran que su prevalencia está en crecimiento.
Por otro lado, está el hecho de que ninguna otra especie animal bebe leche en su etapa adulta.
Y es que digerir la lactosa requiere la enzima intestinal de la lactasa de la que solo disponen las crías para procesar la leche materna.
Eso también era cierto en los humanos hasta que unas mutaciones genéticas hicieron que los adultos siguieran segregando esa enzima y así pudieran digerir la leche.
Aunque lo cierto es que gran parte de la población mundial tiene deficiencias de lactasa, especialmente en Asia, y la leche le provoca mala digestión y otros problemas de salud asociados.
Es por eso, y a pesar de los beneficios que muchos nutricionistas apuntan, que la leche ha ganado mala fama y se ha pasado de ser una fuente de calcio y vitaminas a una fuente de polémica.