La esperanza media de vida de un país es un indicador clave para hacernos una idea tanto de la salud de una población, como de otros factores -tanto económicos como sociales- que hacen posible que hombres y mujeres alcancen una edad determinada.
Sin embargo, este parámetro esconde la inmensa variabilidad que existe en distintas urbes de un mismo país y entre distintas ciudades de un misma región, según revela un estudio publicado en la revista Nature Medicine* que analiza la longevidad y mortalidad de 363 ciudades de nueve países de América Latina.
Brasil, México o Colombia tienen la mayor variabilidad entre sus ciudades -con diferencias de hasta entre 7 y 10 años- mientras que Chile, Costa Rica y Panamá tienen un patrón relativamente uniforme y algunas de sus ciudades tienen la mayor esperanza de vida (81-82 años para las mujeres; 75-77 para los hombres).
“Exploramos los factores que pueden explicar estas diferencias entre las ciudades y encontramos que las condiciones sociales y de vida son muy predictivas de la esperanza de vida”, le dice a BBC Mundo Usama Bilal, investigador de la Universidad Drexel, en Estados Unidos, y coautor de la investigación.
Por ejemplo, las ciudades con niveles más altos de educación, mejor acceso al agua y saneamiento y viviendas más adecuadas muestran una mayor esperanza de vida y menos muertes por enfermedades infecciosas y más por cáncer o enfermedades cardiovasculares.
Los índices de muerte por violencia -una de las variables utilizadas por la investigación del proyecto SALURBAL (Salud Urbana en América Latina)- son los que tienden a marcar la diferencia en la esperanza de vida entre hombres y mujeres.
“Encontramos que la esperanza de vida es más corta para los hombres que viven en las grandes ciudades, pero no hallamos esta asociación para las mujeres”, dice el estudio.
Esto se debe a que, según el estudio, la mortalidad por violencia tiende a ser relativamente más alta en ciudades grandes, en comparación con las más pequeñas.
Aunque la violencia no está en todos los casos asociada a los hombres, como reflejan las estadísticas que muestra este estudio para la de Ciudad Juárez en México, que tiene una larga historia de feminicidios y continúa siendo una de las ciudades más peligrosas para las mujeres.
Esta localidad tiene una esperanza media de vida para las mujeres al nacer de 74,9 años, la menor del país, mientras que Acapulco es la ciudad de México con menor esperanza de vida al nacer para los hombres, situándose en los 63,6 años.
Esta cifra contrasta con Mérida, por ejemplo, una ciudad en el Caribe cuya esperanza de vida media para los hombres al nacer está en los 72,6 años.
“Ambas ciudades son de sol y playa, pero Mérida es una de las ciudades del país con menor proporción de violencia. Allí, un 2% de sus muertes son por violencia mientras que en Acapulco es de un 19%. Eso es una diferencia enorme” señala Bilal.
Las diferencias no se encuentran solo dentro de los países, sino también dentro de la región.
“Aunque algunas ciudades de América Latina, son comparables -en términos de longevidad- a ciudades europeas de países como Alemania, otras lo son con ciudades de países de ingresos medios o bajos”, como Egipto o Bangladés, apunta el experto.
La investigación pone de manifiesto lo diversas que pueden ser las ciudades. El paso siguiente, añade el investigador, es examinar qué factores explican estas enormes diferencias con el fin de elaborar políticas específicas para mejorarlas.
“Los resultados resaltan la considerable heterogeneidad de la esperanza de vida y las causas de muerte en ciudades de América Latina, revelando factores modificables que podrían ser susceptibles de políticas urbanas dirigidas a mejorar la salud urbana en América Latina y, en general, en otros entornos urbanos.”
Dentro de las mismas ciudades, comenta Bilal, la diferencia es aún mucho mayor.
“Santiago de Chile, por ejemplo, tiene muchos Santiagos dentro de ella, y estos son mucho más diferentes entre sí que lo que son las ciudades de Chile entre ellas”.
Lo mismo ocurre con Buenos Aires: “Una cosa es Palermo”, dice el investigador en referencia al barrio de moda visitado tanto por locales como por turistas, “y otra son las villas de Buenos Aires, y el Gran Buenos aires y la pobreza que hay allí”.
Si tomamos en cuenta que el 55% de la población vive actualmente en áreas urbanas, y que para 2050 este porcentaje rondará el 70%, estudiar y entender estas diferencias es crucial.
*El estudio evaluó la esperanza de vida de hombres y mujeres, el porcentaje de muertes por violencia, heridas no intencionales, enfermedades contagiosas, maternales, neonatales y nutricionales, y cáncer, y la asociación de estas causas con el nivel de educación, acceso al agua y condiciones de hacinamiento entre otras variables. Las ciudades seleccionadas de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Colombia, El Salvador, México, Panamá y Perú tienen más de 100.000 habitantes. Los datos fueron recabados entre 2010 y 2016.
Haz clic aquí para ver el estudio (en inglés)