Sudán se ha convertido por segundo día consecutivo en escenario de violentos enfrentamientos entre miembros del ejército y de las milicias paramilitares conocidas como Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés).
Los combates en la capital Jartum y en otros puntos del país, que son el resultado directo de una encarnizada lucha de poder dentro del país gobernado por los militares, ha dejado hasta el momento un saldo de más de 50 muertos y cerca de 600 heridos.
Residentes de la capital se vieron inmersos en medio de las balaceras cuando las fuerzas rivales luchaban por obtener el control del palacio presidencial, la televisión estatal y la sede del ejército.
¿Pero por qué estalló la violencia en Sudán y cuáles son los motivos detrás del conflicto?
En esta guía te damos las claves para entender qué está ocurriendo en el páis africano.
Desde que tuvo lugar un golpe de Estado en octubre de 2021, Sudán ha está gobernado por un consejo de generales y hay dos militares en el centro de la disputa.
Por un lado está el general Abdel Fattah al-Burhan, que es el jefe de las fuerzas armadas y, de hecho, el presidente del país.
Por el otro, su segundo y líder de las RSF, el general Mohamed Hamdan Dagalo, más conocido como Hemedti.
Ellos están en desacuerdo sobre la dirección que está tomando el país y sobre la propuesta hacia una transición hacia un gobierno civil.
Uno de los puntos más conflictivos se refiere a los planes para incluir en el ejército a las RSF conformadas por 100.000 efectivos y a quién sería el encargado de liderar la nueva fuerza.
La violencia se desató después de días de tensión, luego de que miembros de las RSF fueran redistribuidos por todo el país en una medida que el ejército interpretó como una amenaza.
Se esperaba que la situación pudiese resolverse a través de un diálogo pero este nunca se materializó.
No está claro quien hizo el primer disparo el sábado por la mañana, pero se teme que las hostilidades contribuyan a empeorar una situación que de por sí ya es inestable.
Diplomáticos han urgido a ambos bandos a un alto el fuego.
Las RSF se formaron en 2013 y tienen su origen en la notoria milicia Janjaweed que combatió brutalmente a los rebeldes en Darfur.
Desde entonces, el general Dagalo ha construido una fuerza poderosa que ha intervenido en conflictos en Yemen y Libia, y que controla algunas de las minas de oro de Sudán.
Estas fuerzas también han sido acusadas de abusos a los derechos humanos, incluida la masacre de más de 120 manifestantes en junio de 2019.
Una fuerza tan poderosa por fuera del ejército es vista como una fuente de inestabilidad en el país.
Los combates del fin de semana son el más reciente episodio de la tensión que siguió al derrocamiento del presidente Omar al-Bashir en 2019.
Hubo grandes protestas callejeras que pedían el fin de su gobierno de casi tres décadas y el ejército organizó un golpe de Estado para sacarlo del poder.
Pero los civiles continuaron exigiendo un papel en el plan para avanzar hacia un gobierno democrático.
Luego se estableció un gobierno conjunto militar-civil, pero este fue derrocado por otro golpe en octubre de 2021.
Y, desde entonces, la rivalidad entre el general Burhan y el general Dagalo se ha intensificado.
En diciembre del año pasado se llegó un acuerdo marco para devolver el poder a los civiles, pero las conversaciones para ultimar los detalles han fracasado.
Si continúan los enfrentamientos, esta situación podría fragmentar aún más el país y empeorar la turbulencia política.
Los diplomáticos, que han jugado un papel crucial para tratar de instar al regreso de un gobierno civil, estarán desesperados por encontrar una manera de lograr que los dos generales establezcan un diálogo.
Entretanto, serán los sudaneses comunes y corrientes los que tendrán que vivir otro período de incertidumbre.
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