Según los datos oficiales, Nicaragua ha registrado 13 casos de covid-19 y cuatro muertes. Sin embargo, las cifras han sido criticadas por especialistas independientes.
El gobierno de Nicaragua va contra corriente. Es el único en América Latina que ha hecho lo contrario a lo que indican los expertos en salud y organizaciones internacionales para luchar contra la pandemia de covid-19.
La estrategia del gobierno de Daniel Ortega, han advertido Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Human Rights Watch entre otros, pone en riesgo la salud de los nicaragüenses. Sus acciones han sido catalogadas de graves, irresponsables, preocupantes, temerarias y riesgosas.
En el país centroamericano las clases en los colegios públicos no ha sido suspendidas, las fronteras no han sido cerradas y el gobierno promueve actividades masivas.
A inicios de abril, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) mostró inquietud ante la situación en el país.
“Nos preocupa la falta de distanciamiento social, la convocatoria de reuniones masivas. Nos preocupan los exámenes, la trazabilidad de los contactos y la notificación de casos. También nos preocupa lo que vemos como una prevención y control de infecciones inadecuados”, dijo Carissa Etienne, directora de la OPS.
Pese a las recomendaciones, el presidente Daniel Ortega, quien lleva más de 60 días encerrado en su casa y ha comparecido en dos ocasiones en televisión, sigue adelante con su cuestionada estrategia de atender la pandemia.
En su último discurso, este 30 de mayo, Ortega se pronunció en contra de la campaña “Quedate en casa” diciendo que se trata de medidas “radicales” y “extremas”y quienes las promueven, dijo, “son los que quieren que se destruya el país”.
“Los que han estado con ese discurso son los mismos que quisieron hundir el país en abril del año 2018”, aseguró, refiriéndose al estallido social que dejó al menos 328 muertos, según datos de la CIDH.
“Si nosotros le decimos a la gente ‘quédese en casa’ ¿quién va a fumigar?; si le decimos, ‘quédese en casa’ ¿qué enfermera va a trabajar?… ¿qué médico va a trabajar?”.
Que el país no parará ya lo había dicho Ortega en su primer discurso, cuando reapareció en público después de 34 días de ausencia: “Aquí, si se deja de trabajar, el país se muere, el pueblo se muere”.
BBC Mundo solicitó entrevistas al Ministerio de Salud y a la vocera y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, pero hasta el momento de la publicación de este artículo no obtuvo respuesta.
Te contamos cinco cosas que ocurren en este contexto en Nicaragua.
En el último mes, Nicaragua, un país que nunca ha sido noticia a nivel mundial en temas deportivos, ha comenzado a ocupar espacios en medios de comunicación extranjeros.
Y no por su desempeño deportivo, sino por ser un país, que, en medio de la pandemia del covid-19, no ha detenido los eventos. Al contrario, ha decidido promoverlos.
Así, el 25 de abril se realizó una velada de boxeo, y se mantiene activa la Liga Primera de Fútbol, el Campeonato Nacional de Primera División, el Torneo de Baloncesto Carlos Ulloa, entre muchos otros.
“Es una irresponsabilidad lo que sucede aquí”, asegura el cronista deportivo Edgard Rodríguez.
Para finales de mayo se promueven dos veladas boxísticas más en el país. Estos eventos, dice Rodríguez, se siguen haciendo en Nicaragua “por la política del gobierno de querer demostrar que todo está normal”.
El comunicado leído por el Secretario de salud de Nicaragua, Carlos Sáenz, en televisión sobre el avance del coronavirus el pasado 27 de abril dejó a muchos nicaragüenses confundidos.
“Casos activos: tres. Personas/contactos en seguimiento: toda persona que lo amerite. No tenemos transmisión local comunitaria. Seguimos trabajando con respeto, paciencia, prudencia y agradecimiento infinito a Dios nuestro señor”, expresó en una intervención que duró menos de un minuto.
El gobierno de Nicaragua y el Ministerio de Salud se han caracterizado por brindar poca información y claridad sobre el avance del coronavirus en el país. Se desconoce cuántas pruebas se realizan, cuántos casos hay en los hospitales y en qué fase de la propagación del virus se encuentra el país.
“Los reportes diarios del gobierno son muy incompletos, imprecisos y en un lenguaje confuso”, asegura el doctor Carlos Hernández, miembro del Comité Científico Multidisciplinario.
“No es por inexperiencia del Ministerio de Salud, sino por una política definida de ocultar la información. En Nicaragua desde que asumió Daniel Ortega en 2007 se ha implementado la política de no brindar información pública de las instituciones para evitar el arbitraje y auditoría de lo que hacen”, afirma el doctor José Luis Borge, de la Unidad Médica Nicaragüense.
El Ministerio de Salud utiliza términos que los especialistas dicen no lograr descifrar. Hablan de pacientes con covid-19 en “estado delicado, pero estable”, “estable y atendido”, “casos en seguimiento responsable”, “en cuido y monitoreo” y “contacto con otras nacionalidades”.
“Nos preocupa la opacidad de la información entregada por las autoridades, la información contradictoria sobre casos sospechosos y su seguimiento, la falta de claridad sobre los test realizados (…)”, dijo Antonia Urrejola, comisionada de la CIDH, en una entrevista con BBC Mundo el pasado 19 de abril.
La falta de información para la población, dice Hernández, “genera desconfianza, ansiedad y miedo“.
Según los datos oficiales, Nicaragua ha registrado 13 casos de covid-19 y cuatro muertes.
Sin embargo, las cifras han sido criticadas por especialistas independientes. “No podemos fiarnos en las estadísticas del Ministerio de Salud porque tratan de minimizar el problema”, dice Borge.
“Parte fundamental de la responsabilidad gubernamental es la permanente comunicación de la situación de la epidemia hacia la ciudadanía, de forma que siempre pueda comprender su propia situación y riesgo”, afirma Hernández.
Todos los países de la región centroamericana suspendieron clases para prevenir el contagio del covid-19. Nicaragua hasta ahora no lo ha hecho.
Según datos de la Unesco, el país es el único en toda América Latina que mantiene abierta las escuelas y uno de cuatro en todo el mundo. Los otros países son: Bielorrusia, Tayikistán y Turkmenistán.
La decisión de no suspender las clases, dice Melba Castillo A., educadora y miembro del Comité Científico Multidisciplinario, tiene varias repercusiones.
A los alumnos que continúan asistiendo, los centros no les ofrecen las condiciones para mantener la distancia requerida para evitar el contagio, señala por un lado. “Muchas escuelas no cuentan con instalaciones sanitarias suficientes para asegurar el correcto lavado de manos”, porque ni agua tienen.
Y por otro, “aquellos cuyos padres deciden no enviarlos a la escuela están perdiendo clases, porque el maestro sigue avanzando en el programa”, dice.
Es el caso del hijo de Lucía, un estudiante de 13 años. “Es una irresponsabilidad del gobierno. Yo a mi hijo no lo mando porque prefiero que pierda un año y no la vida“., explica ella.
Aunqe el Ministerio de Educación ha autorizado a los centros públicos que brinden clases en línea, ante la poca asistencia presencial ha enviado a los maestros a realizar visitas a las familias de los alumnos que están faltando a clases, reportó el diario local La Prensa.
“En cuanto a la prevención del coronavirus, se estará dando continuidad a las actividades de cara al plan de educación preventiva para el cuido de la salud”, han dicho las autoridades sobre la cuestión.
El asesor presidencial para temas de educación, Salvador Vanegas, afirmó a un medio oficialista que las autoridades mantendrán un encuentro con expertos internacionales para “discutir desde las realidades que afrontan nuestros países y cómo trascender el desafío de la educación no presencial y educación a distancia”.
Sin embargo, hasta la fecha, las clases siguen su curso normal.
En el último mes se han registrado al menos cinco despidos de especialistas de salud sin que las autoridades hayan brindado explicaciones al respecto, mientras médicos independientes se quejan de la falta de medidas de prevención para el personal sanitario.
“Los despidos y renuncias tienen el mismo efecto que la falta de equipo de protección para el personal de salud, todas reducen de manera drástica la capacidad de respuesta del sistema de salud a la epidemia del covid-19”, asegura Carlos Hernández.
Desde abril de 2018, cuando inició la crisis sociopolítica en Nicaragua, más de 400 trabajadores de la salud han sido despedidos, apunta el Comité Científico Multidisciplinario.
“Varias personas del hospital han renunciado. No hay protocolos ni medidas de seguridad para trabajar. Yo estoy pensando en renunciar porque es muy riesgoso. Nos han amenazado, que si renunciamos, no nos darán nuestra liquidación “, asegura una bioanalista de un hospital privado, quien pidió el anonimato.
Para el experto en salud Carlos Hernández toda la tensión emocional y estrés que vive el personal médico por efecto de “un insano ambiente de trabajo por desconfianza, hostigamiento y jornadas agotadoras, contribuyen a restringir las capacidades de atención adecuada y de calidad. Esta reducción de capacidad se traduce efectivamente en mayor riesgo para la población atendida”.
Para este mes el Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur) tiene programadas más de 400 actividades multitudinarias, entre ellas ferias, fiestas, desfiles hípicos… La llamada “cartelera turística” consta de 19 páginas que detalla cuáles son los eventos y dónde se realizan.
Son eventos que desaconsejan los organismos internacionales, ya que en ellos no se puede garantizar el distanciamiento social.
“La respuesta de las autoridades nicaragüenses a la grave amenaza que supone el covid-19 pone en evidencia una vez más que el gobierno del presidente Ortega no asume ninguna responsabilidad sobre los derechos humanos de las y los nicaragüenses, dejándolos en total desprotección”, dijo sobre esto Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional en un comunicado publicado el pasado 16 de abril.
Las críticas hacia el gobierno de Nicaragua comenzaron el 14 de marzo, cuando, a pesar de las recomendaciones de la OMS, convocó a una marcha llamada “Amor en tiempos del covid-19” para “combatir” la pandemia, a la que asistieron trabajadores del estado y seguidores del Frente Sandinista.
En Semana Santa, cuando en el país ya habían sido detectados varios casos de la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus, las autoridades siguieron adelante con el Plan Verano.
Otra de las acciones cuestionadas ha sido las visitas de casa en casa que hacen los trabajadores del Ministerio de Salud para “informar” a la población sobre el coronavirus. “Más de 4 millones de visitas en los tres ciclos y ahí vamos adelante, siempre protegiendo, protegiéndonos”, dijo Rosario Murillo este 30 de abril.
La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) advierte en un informe que, si el gobierno no adopta medidas de prevención, para junio habrá al menos 650 muertes por coronavirus en el país y cerca de 120.000 contagios.