Con más del 53% de su población con al menos una dosis en el brazo, Estados Unidos se enfrenta ahora a la decisión de qué hacer con su excedente de vacunas.
Este lunes, el gobierno de Joe Biden anunció que compartirá en los próximos meses hasta 60 millones de vacunas de AstraZeneca, cuyo uso no está aprobado en su país.
Pero el presidente no especificó qué países serán los beneficiados ni qué criterios se usarán en el reparto. Diez millones de dosis están listas ya para ser enviadas.
Más allá de la profunda crisis actual en India, país al que Washington ya ha enviado ayuda, América Latina, por su cercanía y por la precaria situación de vacunación, aspira beneficiarse de ese exceso de vacunas en Estados Unidos.
“América Latina es la región que actualmente tiene la mayor necesidad de vacunas. Es la región que debería ser priorizada”, dijo la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne.
“La donación de las vacunas sobrantes en EE.UU. sería una clara muestra del compromiso del gobierno de Biden para apoyar a sus vecinos durante una crisis sanitaria global y reforzar los lazos con América Latina”, dice a BBC Mundo Maureen Meyer, vicepresidenta para programas de la Oficina en Washington para asuntos de América Latina (WOLA), una ONG de defensa de los derechos humanos en las Américas.
Cada vez más ciudadanos de la región con recursos viajan a Estados Unidos para obtener las dosis que no hay en sus países, lo que se ha denominado como “turismo de vacunas”, y algunos gobiernos están pidiendo cooperación a Washington, que ahora ya parece dispuesto a mirar al exterior.
Con más de 550.000 muertes y decenas de millones de infecciones EE.UU. ha sido el país del mundo más golpeado por la pandemia, pero ahora se encuentra en una situación privilegiada en comparación con otras regiones y sobre todo con América Latina.
Las autoridades sanitarias del país aprobaron el uso de tres vacunas (Pfizer, Moderna y Johnson&Johnson), y la liberación de esos 60 millones de dosis de AstraZeneca anunciada este lunes es una clara muestra de que el gobierno considera asegurado el suministro interno.
“No necesitamos usar AstraZeneca en nuestra lucha contra la covid-19 en los próximos meses”, dijo este lunes la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
México, de hecho, ya recibió de Estados Unidos el mes pasado 2,5 millones de dosis de esa marca.
Actualmente, todos los adultos en Estados Unidos son ya pueden optar a recibir la vacuna, cada vez es más fácil lograr una cita y el ritmo de inmunización se mantiene en los tres millones de dosis al día y ha alcanzado máximos de más de cuatro millones.
Pfizer y Moderna, que requieren dos dosis, dicen que entre ambas van a llegar a producir 600 millones de viales para final de julio.
Además, incluso hay estados que están rechazando los envíos del gobierno federal por falta de demanda y Virginia Occidental incluso pagará US$100 a los jóvenes para motivarlos a vacunarse.
En lo interno, el mayor reto que EE.UU. enfrenta ahora es vacunar a la población más reticente.
Esos datos contrastan con las carencias de los vecinos del sur.
América Latina también se ha visto duramente golpeada por la pandemia: con unos 660 millones de habitantes, el 8% de la población mundial, registra 3,2 millones de muertos por covid-19, casi un tercio del goblal.
Y la situación actual sigue siendo crítica en países como Brasil y se agrava en otros como Venezuela.
Además, los planes de vacunación, con la excepción de Chile y Uruguay, avanzan a un ritmo muy lento.
Colombia, por ejemplo, con cerca de 50 millones de habitantes, solo ha distribuido cuatro millones de dosis y únicamente 1,3 millones de personas están completamente vacunadas.
La situación es peor en Honduras, Venezuela y Nicaragua, donde sólo se ha vacunado al 1% de la población, según los datos de la agencia Reuters.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó el mes pasado de que la lenta vacunación es un lastre para la necesaria recuperación económica.
Entre las razones de ese retraso están la falta de recursos para comprar directamente a las farmacéuticas, más dispuestas a negociar con los países más ricos, que han acaparado dosis; la escasa cantidad de vacunas que han suministrado Rusia y China en comparación con la demanda; y el retraso del mecanismo Covax creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para enviar viales a los países más pobres, algunos de ellos en la región.
“Un pequeño grupo de países tienen todas las vacunas y gran cantidad de países no tenemos acceso a la vacuna”, se quejó recientemente el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, que tachó de “fracaso” el mecanismo Covax.
Su homólogo dominicano, Luis Abinader, denunció la pasada semana en la Cumbre Iberoamericana “la política de acaparamiento” de los países más ricos, una actitud que calificó de “lamentable e injusta” y “en contradicción con toda noción de solidaridad humana”.
Y ante esta situación, América Latina mira hacia su vecino del norte ahora que el presidente Biden empieza a dar por terminado el America First (Estados Unidos primero) que ha caracterizado el ambicioso plan de vacunación en sus primeros 100 días de gobierno.
“Estados Unidos, por razones evidentes, es el país con el que tenemos más relación. Ellos van a buen ritmo en su vacunación, nos importa mucho que nos sigan apoyando”, dijo recientemente Marcelo Ebrard, canciller de México, quien emprendió una gira por China y Rusia para conseguir más dosis.
“Definitivamente creo que Estados Unidos puede convertirse en un líder en el Hemisferio para ayudar a los países que no han recibido vacunas”, afirmó el presidente de Colombia, Iván Duque, uno de los grandes aliados de Washington en la región.
Ya en marzo, Abinader había hecho un llamado directo a Biden para que liberara las vacunas de AstraZeneca que no usaba y que ahora podrían llegar a la región.
“Presidente @JoeBiden, países de menor desarrollo y aliados tradicionales de los EE.UU., como República Dominicana, hemos aprobado la vacuna de AstraZeneca y la necesitamos con urgencia. No permita que la espera de nuevos ensayos demore nuestro acceso inmediato a esta vacuna. No sería justo”, escribió el gobernante dominicano en Twitter.
Que EE.UU. suministre “vacunas para salvar vidas en América Latina también ayudaría a la recuperación económica de la región y abordaría la significativa desigualdad que hemos visto en el acceso a las vacunas, que ha beneficiado de forma desproporcionada a los ricos y la elite”, dice a BBC Mundo Maureen Meyer, de WOLA.
El exceso de viales y su reparto permitirán en el futuro próximo a EE.UU. ejercer la llamada “diplomacia de las vacunas”, en la que otras potencias como China y Rusia parecen llevarle ventaja en América Latina.
“Creo que (las vacunas) es un instrumento muy importante de diplomacia blanda que puede ser muy bien utilizado con otros países”, dijo Duque sobre el papel de Estados Unidos.
Rusia cree que la política y EE.UU. están detrás de que el lunes Brasil, epicentro de la pandemia en la región, no aprobara la vacuna Sputnik V, muy extendida en la región.
Paraguay reclama ayuda para no tener que retirar su histórico reconocimiento de Taiwán, que sería condición para acceder a las vacunas de China.
“Quiero aprovechar en este momento para decir a nuestros aliados estratégicos que tienen que respondernos, que tienen que darnos una respuesta satisfactoria, porque, ¿de qué nos sirve a nosotros la fraternidad, o el abrazo que nos lleva al paro respiratorio, si es que no nos dan (una respuesta)?”, pidió recientemente el canciller paraguayo, Euclides Acevedo.
“Tanto EE.UU. como Taiwán tendrían que respondernos”, exigió Acevedo, reflejando la necesidad de viales de su país.
Las vacunas también pueden ser un elemento clave en las negociaciones que la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, mantiene con los países del Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala) para tratar la crisis de migrantes que desde estos países suben hacia la frontera de México y EE.UU.
Entonces, la pregunta ahora es saber qué países van a ser los más beneficiados de la eventual ayuda de Estados Unidos y qué criterios usará Washington.
“Dada la frontera común con México así como su papel como uno de los grandes socios comerciales de EE.UU., sería beneficioso para ambos países que los casos de coronavirus cayeran significativamente gracias a las vacunas”, dice Meyer, que pide al gobierno de Biden trabajar con la OMS y su brazo panamericano, la OPS, para tomar la decisión de a quién enviar dosis.
“Guatemala y Honduras tienen unos de los números de vacunación más bajos y combatir la pandemia de forma efectiva será vital en su desempeño económico. La falta de oportunidades económicas es uno de los factores que impulsan la migración”, apunta Meyer como otra de las posibles prioridades para EE.UU.
Meyer alerta, sin embargo, contra el interés político que Washington puede tener en el reparto de las vacunas que le sobran.
“No debería ser un elemento de negociación para la aplicación de medidas migratorias en México y Centroamérica o para ganar influencia regional a la vista de la distribución de vacunas de China y Rusia en la región”.