El Gobierno de España ha impuesto nuevas restricciones a más de tres millones de personas en Madrid para frenar el avance de la peor segunda ola de coronavirus de Europa.
Desde este fin de semana, los residentes de la capital española solo pueden abandonar sus casas para desplazamientos esenciales.
Bares y restaurantes no podrán dar servicio más allá de las 10:00 pm y solo se permiten reuniones de un máximo de seis personas.
Las medidas fueron demandadas por el Gobierno central español tras semanas de negociaciones y en medio de profundas diferencias de opinión con el Gobierno autonómico de la Comunidad de Madrid, la región que incluye la capital.
Las nuevas restricciones también afectarán a nueve localidades en las inmediaciones de la capital.
Las limitaciones fueron cuestionadas por las autoridades de Madrid, que intentaron bloquear su imposición a recurriendo a las cortes.
Desde Madrid se calcula que el nuevo paquete de medidas le costará a la capital 8.000 millones de euros (US$9.400 millones) si se mantienen durante un mes.
En el Boletín Oficial del Estado, sin embargo, están recogidas con una duración de 14 días.
La evidencia de la segunda ola de infecciones por covid-19 que ahora sacude España puede verse en la entrada de la unidad de emergencias del hospital 12 de Octubre, uno de los más grandes de Madrid.
Cada hora llegan ambulancias con nuevos pacientes.
Algunos de los enfermos llegan en sillas de ruedas, otros ya vienen con oxígeno asistido. Los médicos les introducen en el hospital vistiendo un equipo de protección completo.
Las unidades de cuidados intensivos de muchos de los hospitales de Madrid ya están llenas, una vez más, de pacientes con covid-19. Una señal de alarma de la gravedad de la situación sanitaria que atraviesa España.
Para soportar el flujo de pacientes, los hospitales están usando las unidades reservadas para pacientes con quemaduras o en proceso de recuperación postquirúrgica, como ya sucedió durante el pico de la pandemia.
En el hospital de La Paz, otro de los más grandes de la ciudad, las 30 camas de pacientes críticos están ocupadas.
“Hay más pacientes de los que podemos atender en las unidades de cuidado intensivo”, dice Juan José Ríos, director médico de La Paz.
“Psicológicamente, es lo peor. Todo el personal aquí teme que el tsunami vuelva otra vez“.
España identifica alrededor de 10.000 nuevos casos de coronavirus diariamente. Este viernes, se comunicaron 11.325 infecciones y 113 muertes.
Y cerca de uno de cada cuatro tests que se realizan dan positivo, otra señal de alarma sobre la prevalencia actual del virus.
Miguel Hernán, epidemiólogo de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, opina que puede que el país haya levantado el confinamiento demasiado rápido y que luego reaccionara muy despacio para frenar la nueva curva de infecciones.
Ahora mismo, el sistema sanitario de España podría estar acerándose a la saturación.
“Las camas de cuidados intensivos es nuestra última línea de defensa“, dice Hernán. “Una vez se llenan, a los países no les quedan muchas más opciones que imponer confinamientos, aunque no sean totales”.
Es probable que la segunda ola tenga un menor impacto que la primera, dice el epidemiólogo, siempre y cuando las personas sigan usando mascarillas y respeten el distanciamiento social.
A comienzos de verano, un estudio indicó que al menos un 11% de los residentes de Madrid ya habían sido infectados por el nuevo coronavirus.
Esto podría ofrecer cierta inmunidad que ayude a mitigar la nueva oleada.
Madrid tiene una incidencia acumulada de 700 personas contagiadas por cada 100.000 en las últimas dos semanas.
España ha tratado de combatir los puntos de infección a través de restricciones localizadas, pero no está claro si estas medidas han sido efectivas.
En las últimas dos semanas, 200.000 personas del distrito de Fuenlabrada, al sur de la capital, han estado viviendo bajo estas restricciones que ahora se han expandido a Madrid y otras partes de España.
Sentado fuera de un bar de Fuenlabrada y disfrutando de una última cerveza antes del cierre a las 10:00 pm, Paulino culpa a los políticos.
“Todos regresamos al trabajo, abarrotando trenes, metros y autobuses. Las infecciones están de vuelta porque ellos no lo controlaron”, dice.
Miguel, su compañero de cervezas, coincide.
“Intentar parar el virus cerrando solo unos barrios no funciona. Pero poner a todo Madrid dentro de otro confinamiento es bastante difícil. ¿Cómo vamos a arreglárnosla si todos estamos desempleados? No sé qué es peor“, dice.