Las grandes invasiones vikingas podrían haber sido facilitadas por una hierba que sumía a sus combatientes de élite en una especie de trance psicótico que los hacía inmunes al miedo.
Los llamados berserkers -que combatían semidesnudos, solo cubiertos con pieles- se hicieron famosos hace un milenio por su violencia y arrojo, y porque no parecían experimentar ningún dolor.
Y todo parece indicar que detrás de ese comportamiento estaba el consumo de una potente planta alucinógena conocida como “beleño negro” o “hierba loca”.
Según Karsten Fatur, un etnobotánico de la Universidad de Lubliana, los “síntomas” exhibidos por los berserkers son consistentes con los producidos por dos alucinógenos presentes en la Hyoscyamus niger, el nombre científico de la planta.
“Su consumo habría reducido su sensación de dolor y los habría vuelto salvajes, impredecibles y altamente agresivos“, explica Fatur en un reciente artículo en la revista Journal of Ethnopharmacology.
“También podría haber producido efectos disociativos, como perder el contacto con la realidad. Esto les podría haber permitido matar indiscriminadamente sin reparos morales “, agrega.
El uso del alucinógeno también ayudaría a entender la tendencia de los berserkers a desnudarse durante el combate.
Y el bajón que por lo general sigue al consumo de este tipo de sustancias daría cuenta del contraste con su comportamiento tranquilo después del combate.
A lo largo de la historia se ha considerado el consumo de varias sustancias para explicar el actuar de los guerreros vikingos.
Grandes cantidades de alcohol, el consumo de belladona y sobre todo el del hongo psicoactivo Amanita muscaria son algunas de las posibilidades.
Pero, según Fatur, los dos alucinógenos contenidos en la H. Níger -hyoscyamina y escoplolamina- la hacen una mejor candidata.
De hecho, los efectos alucinógenos del beleño negro, que se cree llegó al norte de Europa de la mano de los romanos, son bien conocidos desde la antigüedad.
En la antigua Grecia la planta era quemada en el oráculo de Delfos, permitiéndole a sus videntes entrar en trance y recibir sus profecías.
Y en una tumba del año 980 DC en Dinamarca se encontró una bolsa de semillas enterrada junto a una mujer que parece haber sido una sacerdotisa, la que también pudo haberlas usado para producir visiones.
La planta, que puede ser letal si se la ingiere, “ha utilizado como intoxicante en muchas culturas europeas, por lo que es razonable suponer que los vikingos también sabían qué podía hacer y encontraron formas de emplearla“, dijo Fatur.
“Podrían haber hecho té con ella, podrían haberla infundido en alcohol o hacer una pomada con la planta y grasa animal y frotarla en su piel”, dijo el etnobotánico del arma secreta de los berserkers.