La toma de posesión de Trump fue el 20 de enero de 2017.
Con el final de la presidencia de Donald Trump y la llegada al poder de Joe Biden, reunimos una selección de imágenes que ilustran algunos de los momentos más recordados de los cuatro años del republicano en el cargo.
La toma de posesión de Trump fue el 20 de enero de 2017.
Unos días después, el nuevo presidente acusó a los medios de mentir sobre la cantidad de personas que asistieron al evento.
Trump parecía enojado porque las imágenes mostraban que la asistencia había sido menor que la de la primera toma de posesión de Barack Obama en 2009.
El entonces secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo a los medios de comunicación que había sido “la mayor audiencia que jamás se hubiera visto en una inauguración y punto”.
Partidarios de la extrema derecha y nacionalistas blancos participaron en un mitin con antorchas en Charlottesville, Virginia, en agosto de 2017.
Al día siguiente una mujer murió y 19 personas resultaron heridas cuando un coche se estrelló contra una multitud de contra manifestantes en la ciudad.
En respuesta, el presidente Trump condenó la violencia de “ambos bandos”, lo que provocó una ola de críticas.
Unas 48 horas más tarde, denunció a los extremistas de derecha diciendo que “el KKK [Ku Klux Klan], los neonazis y los supremacistas blancos detestan todo lo que apreciamos”.
Joe Biden declaró que fue la respuesta del presidente a esta tragedia lo que le llevó a tomar su propia decisión de presentarse como candidato.
La asistencia de Trump a la cumbre del G7 en Canadá en junio de 2018 no tuvo un buen comienzo. Antes del evento, el presidente había anunciado la imposición de aranceles a la importación de acero y aluminio de la Unión Europea, México y Canadá.
Algunas imágenes de la reunión mostraban relaciones más amistosas entre los líderes mundiales, pero muchos consideraron que esta foto reflejó las tensiones que subyacían en el encuentro.
Trump abandonó la cumbre antes que otros líderes y afirmó que EE.UU. era “como la alcancía con forma de cerdito de la que todo el mundo está robando”.
Durante un viaje a un centro de detención de niños migrantes en junio de 2018, la primera dama, Melania Trump, apareció con una chaqueta en la que se leía: “Realmente no me importa, ¿y a ti?”.
Se especuló mucho sobre el mensaje que pretendía enviar al llevar la chaqueta en ese viaje, que se produjo cuando el presidente recibía duras críticas por su política de separar a los niños de sus padres en la frontera sur de EE.UU.
La primera dama dijo más tarde que había sido un mensaje “para el pueblo y para los medios de comunicación de izquierda que me critican”.
“Quiero mostrarles que no me importa. Pueden criticar lo que quieran. Pero eso no me impedirá hacer lo que creo que es correcto”, dijo.
Trump habló sobre llegar a acuerdos en la política durante su discurso del Estado de la Unión en febrero de 2019, pero el aplauso de Nancy Pelosi, que muchos interpretaron como sarcástico, captó la atención de todo el mundo.
Trump rompió el protocolo al no esperar a la habitual introducción de la presidenta de la Cámara de Representantes antes de comenzar su discurso.
La imagen, llamada “aplauso de Pelosi”, se hizo viral rápidamente y parecía mostrar la rivalidad política entre ambos.
En junio de 2019, Trump caminó hacia el lado norte de la raya de demarcación militar que divide a Corea del Norte y del Sur.
Al hacerlo, se convirtió en el primer presidente de EE.UU. en cruzarla.
Su decisión de reunirse con Kim Jong-un sin condiciones previas sorprendió al mundo.
A pesar de la aparente aproximación en las relaciones entre ambos países, se hicieron pocos progresos concretos en las negociaciones sobre el programa nuclear de Corea del Norte.
En junio de 2019, Kim Kardashian West habló en un evento de la Casa Blanca sobre la reforma penitenciaria.
En 2018, la célebre activista había intercedido ante el gobierno de Trump en nombre de Alice Johnson, una anciana que cumplía cadena perpetua por un delito de drogas no violento.
Posteriormente, Trump indultó a Johnson.
En la imagen, Trump sostiene una Biblia frente a la Iglesia Episcopal de San Juan, al otro lado de la calle donde está la Casa Blanca, en junio de 2020.
Unos manifestantes pacíficos que protestaban contra el racismo habían sido retirados de la cercana Plaza Lafayette con gas pimienta para que el presidente y su séquito pudieran caminar hasta la iglesia.
Sus acciones provocaron la conmoción y la ira de muchos líderes religiosos, quienes lo acusaron de usar la religión con fines políticos.
Los familiares de Donald Trump, excepto Melania Trump, rompieron la regla del primer debate presidencial, en septiembre de 2020, de que todos los espectadores usaran mascarillas. Su decisión les ganó las mismas críticas que solía recibir su padre por adoptar una actitud arrogante ante el virus.
Unos días después del evento, celebrado en Cleveland, Ohio, el propio presidente dio positivo por covid-19.
El mandatario pasó tres noches en un hospital recibiendo tratamiento antes de regresar a la Casa Blanca y declarar que se sentía “realmente bien” e instar a la gente a no tener miedo del virus.
Multitudes de partidarios de Trump se dirigieron al Capitolio de EE.UU. en Washington D.C. el 6 de enero luego de que participaran en la manifestación “Stop the Steal” (“Detengan el robo”).
El asalto ocurrió luego de un discurso de 70 minutos del presidente en el que los exhortó a marchar hacia el Congreso, donde los políticos estaban reunidos para certificar la victoria del demócrata Joe Biden. La turba saqueó el edificio del Capitolio e intentó ingresar a las cámaras donde se escondían los legisladores.
Murieron cinco personas, incluido un agente de policía.
Días después, la Cámara baja del Congreso aprobó un “impeachment” contra Trump, lo que lo convirtió en el primer presidente estadounidense en enfrentar este proceso dos veces.
Ahora deberá someterse a un juicio político en el Senado. Pero él rechaza las acusaciones de que incitó a sus seguidores a atacar el Capitolio.