Una víctima de la "casa de la tortura" desmantelada esta semana por la policía en Nigeria describió su experiencia como "vivir en el fuego del infierno".
“Si rezabas, te golpeban. Si estudiabas, te golpeaban”, le dijo a la BBC Isa Ibrahim, de 29 años.
Cerca de 500 hombres y niños fueron rescatados de este centro en la ciudad de Kaduna, que estaba siendo utilizado como escuela islámica y centro correccional.
La policía lo definió como un lugar de esclavitud humana, donde muchas de las personas encontradas en su interior estaban atadas con cadenas.
Algunas de las víctimas habían sido torturadas y abusadas sexualmente, revelaron las autoridades.
El corresponsal de la BBC en Abuja, Ishaq Khalid, viajó a Kaduna, donde dice que existe la preocupación de que puedan estar ocurriendo abusos similares en otras instituciones.
Muchas familias en esta parte principalmente musulmana de Nigeria no pueden permitirse enviar a sus hijos a la escuela. Aquellos que pueden, a menudo los inscriben en escuelas coránicas mal reguladas como esta, asegura.
Siete personas, entre ellas algunos maestros, fueron arrestadas. El gobierno dice que investigará otras escuelas.
Ibrahim dice que su familia lo había enviado al centro dos semanas antes, al parecer para “corregir su comportamiento”.
Según su relato, trató de escapar de allí justo el día antes de que llegara la policía.
Cuenta cómo lo tenían encadenado a un generador y cómo lo sometían a un castigo particularmente cruel conocido como “Tarkila”, mediante el que le ataban sus manos y lo dejaban colgando del techo.
“Tengo muchas heridas. Casi todas las partes de mi cuerpo tienen heridas”, afirma. “Incluso si estabas durmiendo, usaban [un] palo para despertarte”.
Dice que se estaba muriendo de hambre y que solo le daban arroz para comer. “Perdíamos toda la energía”.
Había niños de apenas 5 años entre los rescatados de la escuela, que se cree que estuvo funcionado durante varios años.
La mayoría de hombres y niños que estaban en el centro eran del norte de Nigeria, aunque dos eran originarios de Burkina Faso.
Por Ishaq Khalid, BBC News, Kaduna
Se suponía que el centro Daru Imam Ahmad Bun Hambal era una escuela islámica, así como un reformatorio para niños y jóvenes con problemas de conducta.
Pero, evidentemente, estaban sucediendo cosas mucho más oscuras tras sus paredes.
La instalación ha sido cerrada por la policía. El edificio rosado de dos pisos es una estructura similar a una prisión rodeada de muros altos y alambre de púas. Tiene una puerta imponente, con más de una docena de habitaciones con pequeñas ventanas.
Cuando visité el complejo, estaba lleno de artículos como colchones, cubos, ropa y libros, aparentemente abandonados tras la redada policial.
El portavoz de la policía del estado de Kaduna, Yakubu Sabo, me dijo que la mayoría de los cautivos habían sido rescatados con grilletes todavía puestos.
Pero durante mi visita aún pude encontrar algunas cadenas abandonadas, así como ruedas de automóviles y generadores de gasolina a los que supuestamente habían sido atadas las víctimas.
Las personas que viven en la zona están desconcertadas; algunas me dijeron que no podían creer lo que se había descubierto.
Los “estudiantes” no salían a mendigar en las calles, como es la práctica habitual en las escuelas coránicas tradicionales de esta región. Tampoco se habían visto obligados a realizar trabajos forzados.
Algunos contaron que no habían visto el mundo más allá de esos muros en años.
La tortura se usó como una forma de disciplina para corregir lo que se consideraba mal comportamiento.
Los familiares se están reuniendo con sus hijos en un campamento en Kaduna donde las víctimas fueron llevadas tras ser rescatadas.
Algunos denunciaron que se les había impedido ver a sus hijos mientras estaban en la escuela.
“Si hubiéramos sabido que esto sucedía, no habríamos enviado a nuestros hijos. Los enviamos para ser buenas personas, pero terminaron siendo maltratados”, dijo Ibrahim, un padre que había logrado reunirse con su hijo.
El gobierno de Kaduna anunció que realizará controles en todas las escuelas coránicas del estado.
“Esto nos abre los ojos”, dijo Hafsat Baba, comisionada estatal de Servicios Humanos y Desarrollo Social de Kaduna.
Reconoció que si este tipo de abusos estaban ocurriendo en la ciudad principal, no sabía qué podría estar sucediendo en las zonas rurales.
“Tenemos que mapear todas las escuelas. Y debemos asegurarnos de que si violan las órdenes del gobierno, deben cerrarse por completo”, le dijo a la BBC.
“Si encontramos alguna instalación que esté torturando a niños o que albergue este tipo de situaciones horribles que acabamos de ver, serán juzgados”.
El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, condenó los impactantes informes de abusos cometidos en la institución.
También instó a los líderes religiosos y tradicionales a trabajar con las autoridades para “exponer y detener todo tipo de abuso que son ampliamente conocidos pero ignorados por nuestras comunidades durante muchos años”.