Dos revolucionarios a su manera. Dos amigos. Dos polémicos íconos latinoamericanos que murieron el mismo día.
Diego Maradona falleció este miércoles 25 de noviembre a los 60 años, el mismo día que lo hiciera Fidel Castro cuatro años antes.
Se conocieron poco después de que Maradona -quien llamaba a Fidel su “segundo padre”- ganara el Mundial de México 86 y su relación se afianzó cuando el argentino se estableció en Cuba en 2000 para recuperarse de su adicción a las drogas.
Amados y odiados por partes iguales, mantuvieron desde entonces una amistad personal y también política. Ambos eran abiertamente izquierdistas.
Cuando Castro murió en 2016, Maradona se encontraba en Croacia disfrutando de un torneo de tenis y su primera reacción ante la televisión fue reveladora: “He llorado descontroladamente. Me voy para Cuba a despedir a mi amigo”.
Maradona siempre llevó a Castro en el corazón y también en su pierna izquierda, donde llevaba tatuado el rostro del líder revolucionario.
También tenía un tatuaje del revolucionario argentino Ernesto “Che” Guevara en su brazo derecho.
Los primeros reportes de la relación entre Castro y Maradona se remontan a 1987. Aquel año, el argentino llegó a Cuba apenas meses después de tocar la gloria con Argentina conquistando el Mundial del 86.
De aquel viaje se llevó, además de la simpatía de Castro, una gorra verde olivo autografiada por el mandatario cubano.
Tiempo después, cuando Maradona se mudó a Cuba en 2000, las circunstancias eran distintas.
El futbolista ya se había retirado, su estado físico distaba de sus mejores tiempos y necesitaba resolver su adicción a las drogas.
“Fidel me aconsejó, me abrió las puertas de Cuba cuando en Argentina había clínicas que me las cerraban porque no querían la muerte de Maradona. Y Fidel me las abrió de corazón”, dijo Maradona tras la muerte de Castro.
Por su parte, Castro en una ocasión aseguró: “Diego es un gran amigo y muy noble también. No hay duda de que es un atleta maravilloso y mantiene una amistad con Cuba sin ninguna ganancia material para él”.
El argentino -quien también mostró su apoyo públicamente a otros lideres de izquierda de América Latina como Hugo Chávez o Evo Morales- pasó alrededor de cinco años rehabilitándose en la isla, conocida entonces por sus duras políticas antidrogas y su labor humanitaria en temas de salud.
Maradona contaba que Castro le llamaba con frecuencia por las mañanas para hablar de política y deporte y animarle en su rehabilitación.
“Fidel era como mi segundo padre”, decía Maradona, quien visitó por última vez a Castro tres años antes de que este muriera en 2016.
El astro argentino dedicó su autobiografía a, entre otras personas, Castro.
“A Fidel Castro y, por medio de él, a todo el pueblo cubano”, se leía en el libro.
Maradona también sentía afinidad por el fallecido expresidente de Venezuela Hugo Chávez.
En 2005 viajó a Venezuela y Chávez lo recibió en el Palacio de Miraflores.
Tras el encuentro, Maradona aseguró que había ido a conocer “a un gran hombre” y en vez de eso encontró “un gigante”.
“Creo en Chávez, yo soy chavista. Todo lo que Fidel hace, todo lo que Chávez hace, para mi es lo mejor”, sentenció.